Internacionales

Democracia en América Latina, un constante cortocircuito, ¿y Venezuela?

El mundo sin duda alguna se ha hecho más democrático, en comparación con otros tiempos.

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I

Hace pocos días la Corporación Latinobarometro, ONG sin fines de lucro con sede en Santiago de Chile, publicó su último reporte con una cifra que espanta. Por cuarto año consecutivo el apoyo a la democracia no mejora, al registrar una baja de dos puntos porcentuales desde 2015, llegando al 54% en 2016. Es decir, solo 54% de los latinoamericanos apoya la democracia, a 23% le es indiferente, 15% prefiere un  régimen  autoritario y  8%, no sabe. Solo 34% de los latinoamericanos están satisfechos con la democracia. La semilla para que crezca cualquier cosa está sembrada en todos y cada uno de los países latinoamericanos.

La medición de 2016 aplicó 20.204 entrevistas, entre el 15 de mayo y el 15 de junio, con muestras representativas del 100% de la población de cada uno de los 18 países, representando a la población de América Latina que alcanza 597 millones de habitantes.

II

Desde Platón que no consideraba a la Democracia como el mejor sistema político, después de Aristóteles que lo consideraba el menos desviado de los sistemas políticos (aunque consideraba que mientras más democrática se vuelve una democracia haciendo gobernar a la plebe más deviene en tiranía), pasando por la afirmación de Sir Winston Churchill en su discurso de 1947 ante la Cámara de los Comunes, en donde dijo que: “la democracia es el menos malo de los sistemas políticos.» ésta ha estado sometida históricamente a detractores y defensores, sin embargo, en los últimos años, mas son sus defensores.

El mundo sin duda alguna se ha hecho más democrático, en comparación con otros tiempos. América Latina tampoco escapa a esa tendencia. Han sido ya varias las olas democratizadoras que han tenido lugar en los últimos dos siglos. Autores como Huntington hablaban de tres olas democratizadoras, de la cual AL se insertó en la tercera, y otros han agregado, con todo y sus reveses, una cuarta ola, en referencia a los sucesos de la llamada “Primavera Árabe” en 2011.

La mayoría de los líderes mundiales siempre tienen en sus labios las palabras mágicas de democracia, globalización, inserción, participación, libertad, igualdad, etc, aun cuando del dicho al hecho, haya un infinito trecho. Según el reporte “Índice de Democracia” de la revista The Economist, de 167 países medidos, solo 20 países tienen una democracia plena, 59 con defectos o imperfecciones, 37 son regímenes híbridos y 51 son regímenes autoritarios. Casi todos los mandatarios mundiales expresan que gobiernan en democracias (expresión ésta, políticamente correcta), aun cuando varios de ellos contribuyan con sus acciones al deterioro de  varios de sus principios fundamentales.

Estos resultados en términos poblaciones, determinan dos porciones en el mundo en la cual, en una vive casi la mitad de la población en democracias perfectas y perfectibles y en la otra, un poco más de la mitad de la población, vive en regímenes híbridos y autoritarios.

III

En este punto mucho se preguntarán ¿Qué es la democracia?, ya que muchos entienden una cosa totalmente distinta, es decir, la democracia es un concepto polisémico. Definiciones hay muchas, libros mucho más. Por ejemplo, una que me gusta es la del profesor Juan Linz, “La democracia es un sistema político para gobernar basado en la libertad legal para formular y proclamar alternativas políticas en una sociedad con las libertades de asociación, de expresión y otras básicas de la persona que hagan posible una competencia libre y no violenta entre líderes, con una revalidación periódica del derecho para gobernar, con la inclusión de todos los cargos políticos efectivos en el proceso democrático y que permita la participación de todos los miembros de la comunidad política, cualquiera que fuesen sus preferencias políticas, siempre que se expresen pacíficamente”

Por ser tan difícil acordar una definición sobre la democracia, y sobre todo determinar cuándo está presente, es que autores como el Prof. Fernando Mires, nos dicen que es más sencillo determinar cuando no existe. Cuando se visualiza la cristalización de alguno o varios de los 10 peligros que el profesor Mires explica en  este artículo http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=40306102 no estaríamos en frente de un régimen muy democrático que digamos.

IV

Volviendo de nuevo al informe de Latinobarometro, éste señala que en América Latina no son las variantes ideológicas (derecha vs izquierda) la que motivan a los ciudadanos, sino más bien la demanda de mayores grados de igualdad, libertad cívica, política y sobre todo garantías sociales. Es decir, que lo relevante no es si se vive mejor con y en la izquierda, la derecha o el centro, sino todo lo contrario. Lo fundamental es si la igualdad, la libertad y las garantías sociales están presentes.

Sin embargo, una paradoja muy propia de nuestra estructura mental latinoamericana, que se deja llevar muy fácilmente por los cantos de sirena del desmedido populismo y en ocasiones del autoritarismo, es que ante la pregunta de: “No me importa un gobierno no democrático (Autoritarismo) si resuelve los problemas”, 47% de los encuestados afirman no importarles.

En el caso específico de Venezuela, los resultados arrojaron que 77% de la población apoya a la democracia como el mejor sistema, el nivel más alto en América Latina. Sin embargo, tenemos la confianza interpersonal más baja, 14%. 56% de los venezolanos desea vivir en una sociedad donde se respeten los derechos, el nivel de deseo más alto en AL.

Según el reporte de Latinobarometro, la satisfacción con la vida más baja en AL es la de los venezolanos, 58%, es decir, que no se está concretando ese lema oficial del “vivir viviendo”, especialmente, si solo 6% de la población considera que el país está progresando y 7% está satisfecho con la economía.

En la mayoría de los países latinoamericanos, el problema más acuciante es el de la delincuencia. En nuestro caso, teniendo una de las tasas criminales más altas del mundo, el problema principal es el desabastecimiento. Solo al 15% de la población le alcanza el ingreso para comer y 72% no tiene suficiente comida, en un entorno en el cual el 79% percibe la situación económica como mala.

V

La democracia se construye bajo el entendimiento que es el mejor sistema posible para edificar una sociedad, pero también bajo la convicción que un solo día sin poner un bloque, puede hacer que el edificio se derrumbe. La democracia no es un cheque en blanco, ni se auto gestiona. Requiere de las contribuciones de los convencidos en que es el mejor sistema.

“La democracia debe guardarse de dos excesos: el espíritu de desigualdad, que la conduce a la aristocracia, y el espíritu de igualdad extrema, que la conduce al despotismo” Montesquieu.

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