Los 144,4 millones de electores están convocados de forma obligatoria para unas votaciones que se celebran en todo el territorio brasileño, con las únicas excepciones de Brasilia, que por su condición de distrito federal no tiene alcalde sino gobernador, y de la isla de Fernando de Noronha, que depende administrativamente de la ciudad de Recife.
En los estados de la Amazonía y en los del oeste, que tienen un huso horario diferente, las votaciones comienzan una hora más tarde con respecto a los estados del litoral, donde se concentra la mayor parte de la población del país.
Los electores tendrán que optar entre 16.565 candidatos a alcalde para renovar sus gobernantes locales y entre 463.376 aspirantes a concejal para ocupar las 310.062 plazas en juego para legislador municipal.
La legislación electoral prevé una segunda vuelta, el 30 de octubre, en las 93 ciudades del país con más de 200.000 electores y en que ninguno de los candidatos obtenga hoy la mitad más uno de los votos.
Las elecciones de este domingo renovarán el mapa político municipal del país tras la decisión del Congreso de destituir el pasado 31 de agosto a Dilma Rousseff como presidenta de Brasil, tras juzgarla por irregularidades fiscales, y de sustituirla por Michel Temer, que era su vicepresidente.
El Tribunal Superior Electoral (TSE) calcula que bastarán cerca de 40 segundos para que cada elector complete el proceso de votación en las urnas electrónicas y prevé que los resultados comiencen a ser transmitidos en tiempo real a partir de las 17.00 hora local (20.00 GMT), hora del cierre de los colegios.
Las elecciones de este año han estado empañadas por la violencia política, con numerosos atentados cometidos contra candidatos en todo el país y que han dejado 21 muertos en los últimos meses.
Para reforzar la seguridad en las ciudades que pidieron ayuda, el Ministerio de Defensa movilizó 25.000 militares, que protegerán las mesas electorales y ayudarán en tareas logísticas en 420 municipios.