Miles de indígenas brasileños que reclamaban frente al Congreso por sus tierras ancestrales se enfrentaron este martes a la policía con arcos y flechas, tras intentar ingresar al edificio llevando réplicas de ataúdes en homenaje a sus compañeros muertos.
La policía reprimió la invasión lanzando bombas de gas, en una escena que mezcló estelas de humo blanco con flechas y féretros falsos que flotaban en los estanques que anteceden al ingreso del parlamento de Brasilia.
Ataviados con ropas típicas, con los cuerpos pintados y blandiendo arcos y flechas avanzaron contra un cordón policial que clausuraba la entrada del predio. La acción policial hizo que se alejaran para reagruparse a decenas de metros de la entrada principal, lo que permitió que la policía recogiera algunas flechas de más de un metro de largo que yacían sobre el césped.
«Los cajones representan todos los indígenas de las 305 etnias que han muerto a lo largo de los años (…) las bancadas ruralista, evangélica quieren destruir nuestros derechos, transformar a Brasil en el granero del mundo y acabar con la biodiversidad del país», dijo a la AFP Marize de Oliveira, una profesora de historia de la comunidad guaraní, de 58 años.
Las protestas indígenas no son extrañas en la capital brasileña. Los grupos reclaman al Estado que les ceda formalmente tierras que pertenecieron a sus ancestros, lo que genera un conflicto con los productores agropecuarios que frecuentemente termina en sangre.
El negocio agroganadero es una fuerza de gran escala en Brasil, a su vez uno de los mayores productores de alimentos del mundo y responsable de una buena parte de los ingresos externos del país. El sector está fuertemente representado en el Congreso.