John Sullivan, subsecretario de Estado, será quien represente a Estados Unidos en esa reunión cuya agenda incluye el análisis de la crisis de Venezuela.
Tillerson «continuará sus esfuerzos para disminuir tensiones en la región del Medio Oriente mediante reuniones personales y comunicaciones telefónicas con líderes de nuestra región y de la zona del Golfo», informó el Departamento de Estado.
La OEA realizará del lunes al miércoles su Asamblea General anual la ciudad mexicana de Cancún, y la presencia de Tillerson había sido confirmada por la cancillería estadounidense.
Sin embargo, las atenciones de esa reunión se centran en la discusión que los cancilleres deberán tener el lunes sobre Venezuela, como seguimiento de una fracasada reunión que se realizó en Washington el 1 de junio.
En esa reunión en la sede de la OEA, las profundas divisiones en el seno de la entidad quedaron expuestas de manera brutal al punto que el encuentro tuvo que ser suspendido ante la imposibilidad de hacer aprobar uno de los dos textos de declaración que estaban sobre la mesa.
Al cierre de esa jornada, el canciller de México, Luis Videgaray, había tornado explícita la presión sobre la entidad: «el plazo que tenemos es muy claro: que lleguemos a un consenso antes de la Asamblea General», dijo.
En tanto, Tillerson se concentrará en la crisis diplomática de alcances imprevisibles en Catar.
Arabia Saudita, los Emiratos Árabes Unidos, Baréin y Egipto rompieron relaciones diplomáticas y económicas con Catar hace dos semanas, alegando el apoyo a grupos extremistas en toda la región. El gobierno de Doha niega con vehemencia esa acusación.
La semana pasada, el presidente Donald Trump dijo que Catar «ha sido históricamente un financista de terrorismo a muy alto nivel».
Sin embargo, el jueves Washington aprobó la venta de aeronaves militares a Catar por nada menos que 12.000 millones de dólares.
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