Las víctimas fueron dos jóvenes que recibieron disparos certeros en la cabeza mientras se manifestaban en Masaya, donde la población mantuvo una batalla campal de al menos 14 horas contra la Policía Nacional, la oficialista Juventud Sandinista y las fuerzas de choque afines al Gobierno, conocidas como «turbas».
El gobierno de Daniel Ortega enfrentó el sábado cortes de carreteras y fuertes protestas, mientras el ejército y el episcopado presionan por un diálogo que ponga fin a la crisis.
A la espera de que se concreten las conversaciones, el Ejército tomó distancia del mandatario al anunciar que sus efectivos no reprimirán a los manifestantes antigubernamentales.
«No tenemos porque reprimir (..) creemos que el diálogo es la solución» para resolver la actual crisis, dijo a la AFP el portavoz del Ejército, el coronel Manuel Guevara.
Luego, las fuerzas armadas emitieron un comunicado en el que llamaron a «detener la violencia», al tiempo que se solidarizaron con las familias de las personas fallecidas en las protestas.
«Nos duelen profundamente los hechos de violencia y confrontación que se están dando en diversos lugares del país, particularmente en Masaya, causando heridos y muerte. Pedimos que cese todo tipo de violencia», señaló la CEN en un comunicado.
Ortega también había llamado a «poner fin a la muerte y la destrucción», en un mensaje inusualmente corto y preciso, que no tuvo efecto en la Policía Nacional, de la que es su máximo jefe, ni en la población.
Nicaragua cumplió este sábado 25 días de una crisis reflejada en multitudinarias manifestaciones a favor y en contra de Ortega, que se originaron con protestas en rechazo de unas reformas a la seguridad social y que continuaron debido a las víctimas mortales de los actos de represión.
El pasado viernes la CEN le dio a Ortega tres días para demostrar «signos creíbles de su voluntad» para participar en un diálogo nacional que resuelva la crisis, antes de anunciar si continúa siendo mediadora en eventuales acuerdos.]]>