Mike Pence visita a refugiados venezolanos en Manaos, Brasil
El vicepresidente de Estados Unidos, Mike Pence, visitó este miércoles un centro de acogida para emigrantes venezolanos en Manaos, Brasil, y oró por ellos junto a su esposa Karen.
El vicepresidente de Estados Unidos, Mike Pence, visitó este miércoles un centro de acogida para emigrantes venezolanos en Manaos, Brasil, y oró por ellos junto a su esposa Karen.
En la Casa de Acogida Santa Catarina, el ejecutivo de Washington alabó la «fuerza» de los refugiados ante el «devastador impacto de la dictadura en su país».
Según estimaciones de varias consultoras, de dos a cuatro millones de venezolanos han abandonado su país ante la crisis política y económica, con una hiperinflación de 13.800% (FMI), aguda escasez de efectivo, medicinas, alimentos y otros productos, así como elevados índices de violencia.
El vicepresidente, que conversó con algunas familias refugiadas, se dijo conmovido por «lo que han atravesado» para huir del «régimen de (Nicolás) Maduro» y «aún así, la fuerza que muestran».
«Cada una de estas familias quiere regresar a casa, pero como nos dijo un estudiante, ‘queremos que haya libertad para regresar'», agregó Pence, quien afirmó que la «libertad y la democracia prevalecerán» en Venezuela.
El pasado martes, 26 de junio, Pence se reunió con el presidente Michel Temer en Brasilia, y reiteró el anuncio de otros 10 millones de dólares de ayuda para los refugiados.
Por otro lado, el representante de la Casa Blanca elogió tanto a Brasil como a Colombia y otros países de la región por recibir emigrantes del país caribeño. Más de un millón de venezolanos migraron a Colombia en los últimos 16 meses, y la mayoría pretende quedarse, según un balance oficial actualizado.
Luego, su esposa Karen declamó una plegaria. «Dios, te alabamos por esta hermosa gente» y pidió por la «libertad» del «pueblo venezolano».
El Centro de Acogida Santa Catarina, administrado por Cáritas de la Arquidiócesis de Manaos, capital de Amazonas, con el apoyo del Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados (ACNUR), alberga a 86 emigrantes venezolanos, en su mayoría familias con niños.
Estos refugiados llegaron en mayo desde Boa Vista, la capital de Roraima, estado fronterizo con Venezuela y principal punto de ingreso, en el marco de un programa del gobierno brasileño de relocalización voluntaria de los emigrantes, dijo ACNUR.
Además de refugio, el centro ofrece comida, clases de portugués, apoyo psicológico, asesoría legal, vacunación, tramitación de documentos y permisos de trabajo, así como apoyo para que los refugiados consigan trabajo.
Miles de venezolanos comenzaron a llegar desde diciembre de 2016 a la capital amazónica, donde la situación es menos precaria que en Roraima, según ACNUR.
Desde enero de 2017, la Policía Federal de Manaos ha registrado 7.080 solicitudes de asilo por parte de venezolanos.
Las autoridades de Manaos «respondieron rápidamente, de manera muy rápida y coordinada, a las necesidades de los venezolanos», elogió el portavoz de esa agencia de la ONU en Brasil, Luiz Fernando Godinho.
Según cálculos de las autoridades fronterizas brasileñas, a diario ingresan unos 500 emigrantes, aunque no todos se quedan. Algunos pasan una temporada y vuelven a Venezuela con dinero y comida, en tanto que otros siguen hacia otros países.
Más de 32.000 venezolanos han pedido refugio en Brasil y otros miles residencia temporal en los últimos tres años, aunque los números aumentan a medida que se intensifica la crisis en el país vecino.
En Boa Vista se estima que hay entre 20.000 y 30.000 venezolanos, mientras que en Pacaraima, ciudad limítrofe con Venezuela, se habla de unos 4.000, muchos de ellos durmiendo en las calles.