Las precipitaciones récord registradas desde el jueves en regiones del sur, el centro y el oeste del archipiélago nipón han causado graves daños en miles de viviendas e infraestructuras, la evacuación de decenas de miles de personas y han dejado aisladas a poblaciones enteras.
Por el momento hay 126 víctimas mortales y 58 desaparecidos, la mayoría de ellos en las prefecturas de Hiroshima (oeste) y Okayama y Ehime (sudoeste), según los últimos datos ofrecidos por las autoridades locales y recopilados por la cadena estatal japonesa, NHK.
El primer ministro japonés, Shinzo Abe, canceló su gira a Europa y Oriente Medio prevista para esta semana para coordinar personalmente las tareas de asistencia a las víctimas y visitar las zonas afectadas, dijo su portavoz.
Unos 73.000 efectivos de las Fuerzas de Autodefensa (Ejército), la policía y los bomberos continúan este 9 de julio con las operaciones de búsqueda de desaparecidos y de rescate de personas que se refugiaron en techos de edificios inundados, tareas en las que participan también 73 helicópteros y decenas de embarcaciones.
La mayoría de los muertos y desaparecidos resultaron arrastrados por las crecidas de ríos o desbordes de diques, o atrapados en corrimientos de tierra y derrumbes de edificios provocados por las precipitaciones, que alcanzaron los 1.600 milímetros acumulados en algunos puntos, el mayor nivel registrado desde 1976.
Las autoridades niponas llegaron a recomendar la evacuación de 5,9 millones de ciudadanos de 19 prefecturas durante el fin de semana, y el domingo más de 30.000 personas pasaron la noche en refugios, según datos del Gobierno.
En la localidad de Mabicho (Okayama), una de las más castigadas, unas 1.200 hectáreas o dos tercios de su superficie quedaron totalmente inundadas en cuestión de horas, y un millar de personas tuvo que refugiarse en los techos o azoteas de las 4.600 viviendas que fueron engullidas por el agua y el barro.
La Agencia Meteorológica de Japón (JMA) ya ha retirado el nivel máximo de alerta en las zonas afectadas, aunque mantiene los avisos por inundaciones y corrimientos de tierra en varias prefecturas.
El Ministerio de Territorio, Infraestructura, Transporte y Turismo está empleando camiones de drenaje para extraer el agua de las zonas anegadas, tarea que podría tardar dos semanas en completarse.
Las lluvias también provocaron la suspensión de decenas de líneas ferroviarias y el cierre de numerosas carreteras, interrupciones que continúan durante la jornada de este lunes.
Asimismo, la catástrofe ha afectado a empresas como las automovilísticas Mazda, Toyota y Mitsubishi o la tecnológica Panasonic, que se vieron obligadas a suspender la producción en varias de sus plantas, y ha alterado la red logística del gigante del comercio digital Amazon y de otras compañías niponas de transporte.
Estas lluvias son una de las más devastadores que se recuerdan en Japón, un país donde las condiciones meteorológicas extremas son habituales, sobre todo en la época estival de lluvias y tifones.
Más de 70 personas murieron en los corrimientos de tierra causados por lluvias torrenciales en Hiroshima en 2014, mientras que el paso de los tifones Haikui (2012) y Ewiniar (2006) por el archipiélago de Okinawa dejaron 105 y 141 muertos, respectivamente.
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