Entre enero y junio de este año, 11.769 haitianos fueron contratados y 7.874 fueron despedidos, lo que da un saldo de 3.895 haitianos empleados formalmente en Brasil, según los datos oficiales reunidos en el Observatorio de las Migraciones Internacionales (OBMigra).
En el mismo período, 2.315 venezolanos fueron admitidos y 1.028 perdieron su empleo en Brasil, dejando un saldo positivo de 1.287 venezolanos empleados en el primer semestre de 2018.
Ambas nacionalidades constituyen flujos recientes de inmigración a Brasil. Los haitianos llegaron masivamente desde 2010 tras el terremoto que arrasó la isla y los venezolanos empezaron a acudir en masa desde el año pasado, en medio de la crisis económica y política en su país.
«Los números indican una tendencia de recuperación en la contratación de mano de obra inmigrante en el mercado formal» en 2017 y 2018 en relación a los dos años anteriores, dijo Leonardo Cavalcanti, coordinador científico de OBMigra.
Cavalcanti consideró que el aumento de esa demanda se dio principalmente en el último eslabón de la cadena productiva del agronegocio, para trabajos en establecimientos como frigoríficos y mataderos.
Este sector se concentra en cuatro estados del sur y sudeste de Brasil: Sao Paulo, Santa Catarina, Paraná y Rio Grande do Sul.
Técnicos del OBMigra dijeron que no es posible estimar cuántos inmigrantes trabajan en Brasil en el mercado informal.
El aumento del flujo de venezolanos hacia Brasil por la frontera terrestre con el estado de Roraima (norte) dejó los servicios públicos de ese pequeño estado al borde del colapso y generó tensiones con la población local.
En los últimos tres años, más de 100.000 venezolanos han entrado al país, y sólo Roraima ha totalizado 75.500 solicitudes de regularización desde 2015.
Los inmigrantes constituyen menos del 1% de la población brasileña, estimada actualmente en 209 millones de habitantes, de acuerdo con el Instituto Brasileño de Geografía y Estadísticas.]]>