En estos términos se expresó este jueves en Madrid el representante especial de EEUU para Venezuela, Elliott Abrams, quien se reunió el miércoles con altos cargos del Gobierno español y con el expresidente Felipe González, a quien Washington considera un buen interlocutor para hablar sobre esta crisis.
«Hay opciones militares, pero lo que estamos teniendo ahora es una posición pacífica a base de presiones políticas, diplomáticas y financieras», dijo Abrams en rueda de prensa.
EEUU, que cuenta con el apoyo de la UE, el Grupo de Lima y otros países latinoamericanos,; dio, según Abrams, mucha importancia al hecho de que la Organización de Estados Americanos(OEA) que haya aceptado las cartas credenciales del representante designado por el presidente interino, Juan Guaidó.
El enviado especial estadounidense opinó que «la Unión Europea debería considerar más restricciones de visitas a funcionarios venezolanos y más sanciones contra aquellos individuos que están utilizando el dinero robado en Venezuela».
Abrams sostuvo que «el tiempo no juega a favor de Maduro, porque la situación interna en Venezuela es increíble; está cayendo en un grave estado de hambre, de falta de luz, de falta de agua…».
El gobierno de Washington cree que «España es un líder natural en la Unión Europea debido a sus vínculos históricos con Venezuela».
«Tenemos, junto con la UE el mismo objetivo, cual es la restauración de la democracia y las elecciones libres», si bien Abrams apreció como única diferencia el hecho de que Estados Unidos considera que «la única negociación con Maduro es su salida (del poder)».
También mencionó, con cierta ironía, a Cuba y Rusia como países de destino de Maduro y su círculo más cercano en caso de que se vea obligado a abandonar el país.
Por su parte, el ministerio español de Asuntos Exteriores difundió el miércoles una nota en la que destaca la «urgencia» de encontrar una solución que respete los derechos del pueblo venezolano.
Según el Palacio de Santa Cruz, tanto Estados Unidos como España comparten «su preocupación por el deterioro de la situación» en el país, así como «la necesidad de una salida democrática a la gravísima crisis que sufre».
El comunicado de Exteriores deja claro que para España «la crisis que afecta a Venezuela requiere una solución política, pacífica y democrática que excluya categóricamente el uso de la fuerza».