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Críticas a Netanyahu por intención de anexar parte de Cisjordania a Israel

La propuesta del primer ministro israelí Benjamin Netanyahu de anexionar gran parte de Cisjordania si gana las elecciones de la próxima semana fue alabada por la derecha pero considerada retórica o peligrosa por sus adversarios políticos.

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Netanyahu anunció que si sigue al frente del gobierno pondrá en marcha un plan para anexar la colonias judías –pero no los pueblos y ciudades árabes– situadas en el vallo del Jordán.

El martes Netanyahu tuvo que interrumpir un mitin en la ciudad de Ashdod, entre Tel Aviv y la Franja de Gaza, por disparos de cohetes del movimiento islamista Hamás que activaron las sirenas de alarma. Los cohetes fueron interceptados por el sistema antimisiles «Cúpula de Hierro» y no provocaron daños.

Su plan de anexión, tan solo una semana antes de las elecciones, recibió el apoyo de los partidos de derecha cercanos a su partido, el Likud, pero sus adversarios políticos lo criticaron.

«¿Por qué hablar de anexión a una semana de las elecciones cuando el gobierno puede decidirla cuando quiera y aplicarla hoy mismo?», dijo Betzalel Smotrich, el actual ministro de Transportes y una de las figuras de la lista Yamina, a la derecha del Likud.

«Netanyahu quiere anexar votos, no el valle del Jordán (…) Fue primer ministro durante 13 años ¿por qué no lo hizo ya?» reaccionó Yair Lapid, del partido centrista Azul-Blanco, favorable a la anexión y empatado en los sondeos con el Likud.

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Para desmarcarse de sus adversarios, el primer ministro quiere movilizar el voto de la derecha nacionalista y de los cerca de 400.000 colonos que viven en la Cisjordania ocupada, apuntan los analistas.

En los últimos meses e incluso antes de las elecciones de abril –que no lograron desembocar en un gobierno de unión, de ahí las nuevas elecciones de septiembre– Netanyahu ya prometió la anexión de las colonias en Cisjordania.

Críticas internacionales

Sin embargo el martes fue la primera vez que presentó un plan concreto de anexión, criticado de inmediato por los palestinos y los dirigentes del mundo musulmán.

Jordania, guardiana de los lugares santos musulmanes situados en Jerusalén Este, advirtió que esta decisión «arrastrará hacia la violencia toda la región». Turquía habló por su parte de una promesa «racista».

Arabia Saudita, que está llevando a cabo un acercamiento hacia Israel, habló de una «escalada peligrosa» y pidió una reunión de urgencia de los ministros de Relaciones Exteriores de los 57 miembros de la Organización de la Cooperación Islámica (OCI)

«Este anuncio constituye un desarrollo peligrosos y una nueva agresión israelí que declara su intención de violar el derecho internacional», declararon los ministros de Relaciones Exteriores de la Liga Arabe.

Por su parte la Unión Europea dijo que la anexión «mina la perspectiva de una paz sostenible». «La política de construcción y expansión de las colonias, incluso en Jerusalén Este, es ilegal según el derecho internacional», declaró este miércoles a la AFP un portavoz de la Unión Europea.

El anuncio de Netanyahu también fue mal acogido por la prensa israelí.

«Las declaraciones arrogantes sobre la anexión de los territorios (…) y la decisión de confiar completamente a un presidente estadounidense en el que ningún líder responsable debería confiar, nada de todos eso permitirá arreglar los auténticos problemas de Israel», escribió el Yediot Aharonoth, el principal periódico de la prensa israelí.

Netanyahu dijo que quiere proceder a la anexión «inmediatamente» después de su posible reelección para aprovechar el «plan de paz» para Oriente Medio que la Casa Blanca quiere presentar después de las legislativas israelíes.

Pero poco después del anuncio, Donald Trump indicó en Twitter el despido de su asesor de seguridad nacional, John Bolton, considerado como un aliado de Israel y partidario de la línea dura con Irán, igual que Netanyahu.

«Trump dejó de cooperar con Netanyahu en el momento más crítico para Netanyahu», apunta el comentarista político Ben Caspit en las páginas del periódico Maariv.

La anexión del valle del Jordán tendría «implicaciones para la seguridad, políticas y económicas enormes a largo plazo (…) y afectaría a las relaciones de Israel con el mundo árabe en general y los países del Golfo en particular», advirtió.

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