Cierran 13 ciudades en Año Nuevo chino para combatir coronavirus
Autoridades en China han informado de 830 personas contaminadas, de las cuales 26 fallecieron
Autoridades en China han informado de 830 personas contaminadas, de las cuales 26 fallecieron
El gobierno chino amplió este viernes la gigantesca cuarentena para luchar contra el coronavirus a 13 ciudades donde viven unos 41 millones de personas, para contener la propagación de una epidemia que ya ha matado a 26 personas, y que obligó a cancelar numerosas festividades del Año Nuevo chino.
El saldo oficial se agravó, aunque por el momento la Organización Mundial de la Salud (OMS) evita la declaración de emergencia mundial. China ha informado de 830 personas contaminadas, de las cuales 26 fallecieron. De ese total de casos, 117 son considerados de gravedad. Un total de 34 pacientes se han «curado» y han abandonado el hospital, y un millar de casos sospechosos están siendo examinados.
El gobierno ordenó la construcción en 10 días de un hospital exclusivamente destinado a recibir a las víctimas en el foco de la epidemia, la ciudad de Wuhan (centro), de 11 millones de habitantes. Los obreros trabajan ininterrumpidamente para tenerlo listo el 3 de febrero.
Docenas de excavadoras y camiones se afanaban este viernes para allanar el terreno, según imágenes de la televisión.
Con las medidas de cuarentena implementadas, el número de chinos afectados por la emergencia equivale casi a la población de Argentina.
A partir del sábado cerrarán al público lugares como la Ciudad Prohibida de Pekín, el parque de atracciones de Disneyland en Shanghái y una sección de la Gran Muralla.
Las similitudes de la nueva cepa con el Síndrome Respiratorio Severo Agudo (SRAS), que mató a más de 650 personas en China y Hong Kong entre 2002 y 2003, han causado la alarma entre autoridades y población.
Dos de las muertes que fueron confirmadas este viernes por las autoridades sucedieron en Hebei, una región que rodea Pekín, y Heilongjiang, fronteriza con Rusia.
Nepal anunció un caso confirmado, el primero en el sur de Asia. Estados Unidos confirmó dos casos, y 50 sospechosos.
La OMS dijo que China hace frente a una emergencia nacional pero evitó hacer una declaración a nivel internacional que hubiera tenido mayor cooperación mundial pero que, al mismo tiempo, hubiera entrañado eventuales restricciones comerciales y de viajes.
La propagación del virus ha sorprendido al gigante asiático en medio de una época festiva en la que decenas de millones de ciudadanos regresan a sus lugares de origen para pasar las fiestas en familia y de multitud de celebraciones públicas.
El viernes, Wuhan era una ciudad fantasma, con las calles desiertas y los comercios cerrados.
«Este año nuestro Año Nuevo da mucho miedo» comentó un chófer de taxi. «No nos atrevemos a salir a causa del virus».
Gao Fu, responsable del Centro Chino para Control y Prevención de Enfermedades, pidió al pueblo chino que renuncie a las actividades masivas del Año Nuevo chino y permanezca en casa hasta nuevo aviso.
«Si trabajamos todos al unísono, podemos contener el virus en Wuhan y evitar que se exporten nuevos casos», dijo Gao a la televisión pública.
Los hospitales visitados por periodistas estaban llenos de pacientes preocupados que estaban siendo examinados por personal cubierto con trajes especiales, mascarillas y lentes protectores.
En Pekín personal del servicio de metro con mascarilla tomaba la temperatura de los pasajeros a la entrada de una estación.
Cámaras térmicas escaneaban a los pasajeros que llegaban a la estación de tren Occidental de la capital.
El gobierno ha suspendido todos los viajes desde Wuhan y ha pedido a la población que permanezca en sus casas. Apenas había vuelos que llegaban a la ciudad, profundizando el aislamiento.
Además de Wuhan, otras 12 ciudades vecinas decretaron medidas para prevenir el contagio: suspendieron los transportes públicos y actividades de ocio y pidieron a los ciudadanos que no abandonen las ciudades.
El patógeno, un nuevo coronavirus –conocido como (2019-nCoV)– ha provocado el fin de existencias de máscaras en Shanghái, Pekín y otras ciudades.
La rápida respuesta de Pekín con el coronavirus contrasta con la que dio en el caso del SRAS, donde mantuvo la opacidad durante mucho tiempo y denegó inicialmente el acceso a los expertos de la OMS.