Internacionales

Coronavirus, ¿es este el fin del mundo que conocemos?

La irrupción de Covid-19 muestra las falencias y la falta de preparación de la comunidad internacional ante el surgimiento de un virus. ¿Alterará de forma determinante la pandemia el curso del mundo? ¿Qué implica para la sociedad global? ¿Acaso se abrirá una nueva etapa sin globalización, con autoritarismos, y un sistema mundial con China como principal referente?

La icónica Plaza de San Pedro se queda sin fieles a causa del Covid-19. Foto: AFP
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La pandemia del coronavirus Covid-19 plantea un nuevo escenario de crisis global que deja expuesta a la comunidad internacional.

Pocos eventos globales marcaron a toda la humanidad de forma tan determinante. Enfermedades como la plaga de Justiniano durante el Imperio Romano; la peste negra en la Edad Media; los brotes de cólera en la Edad Moderna; y la gripe española del siglo XX mermaron a muchas sociedades en distintos continentes, pero no paralizaron a la humanidad en sus procesos.

Estas enfermedades dejaron indefensos y expuestos a numerosos grupos poblacionales, pero nunca una pandemia afectó tan globalmente la producción manufacturera, los servicios, las comunicaciones como el Covid-19.

Por otra parte, pocos hitos impactaron tanto a la población en casi todo el planeta: el surgimiento del cristianismo; el descubrimiento de América; la Ilustración; la Revolución Industrial; y más recientemente las guerras mundiales; la caída del Muro de Berlín; y el 11 de septiembre.

Covid-19 muestra las falencias y la falta de preparación de la comunidad internacional ante el surgimiento de un virus.

Globalización y libertad

Una víctima colateral de la pandemia es la globalización. Los viajes coadyuvaron a la propagación de la enfermedad, pero no hubo una verdadera articulación internacional en la respuesta. China, lugar de origen de la enfermedad, guardó silencio hasta que no pudo ocultar más el brote. Posteriormente las naciones occidentales no entendieron la gravedad de la situación y pasaron a un debate de libertad, lejos de atender la crisis. Mucho menos se articuló una respuesta.

Hoy las voces críticas ven la pandemia de coronavirus como producto de una globalización desmedida y apoyan las medidas de confinamiento empleadas mejor en los países con regímenes autoritarios que en las democracias liberales. Celebran las medidas chinas pese a que se tardaron en llegar, tal como los soviéticos hicieron en Chernóbil. Sin embargo, la sociedad occidental acosada por populismo y nacionalismos cayó en el dilema post 11 de septiembre. ¿Libertad o seguridad?

España cerrará fronteras terrestres por coronavirus Covid-19. Foto: AFP

La sociedad global no comprendió que la discusión no era realmente esa. El tema era si se comprendía la gravedad de la situación. Si los científicos trabajaban de manera mancomunada en la búsqueda de la cura o si se implementaban medidas de prevención, entre ellas la cuarentena.

Sopesaron intereses, economías y la “normalidad” de la vida. Algunos expertos dieron sus consideraciones sobre el mundo que viene a la revista especializada en geopolítica Foreign Policy. Las consecuencias apenas comienzan:

Nuevo orden mundial

Una de las primeras ideas en la que coinciden expertos en geopolítica es en el inicio de un nuevo orden mundial.

Reino Unido cedió su cetro durante la II Guerra Mundial y Estados Unidos surgió como potencia militar y económica. Hoy China parece dirigido a tomar la posición, aunque no como referente moral y democrático.

Stephen Walt, profesor de relaciones internacionales en la Universidad de Harvard, considera que sin duda se acelera el cambio de poder e influencia de Occidente a Oriente.

“Corea del Sur y Singapur respondieron mejor, y China reaccionó bien después de sus primeros errores. La respuesta en Europa y América es lenta y aleatoria en comparación, empañando aún más el aura de la ‘marca’ occidental”, declaró a Foreign Policy.

Por su parte,  Kishore Mahbubani, miembro distinguido del Instituto de Investigación de Asia de la Universidad Nacional de Singapur, también cree que es el inicio de una nueva era. “La pandemia de Covid-19 no alterará fundamentalmente la dirección de la economía mundial. Solo acelerará un cambio que ya había comenzado: el paso de una globalización centrada en los Estados Unidos a una globalización más centrada en China”.

Sin embargo, John Ikenberry, profesor de política y asuntos internacionales en la Universidad de Princeton, considera que estamos más cerca de un periodo como lo fue 1930 y 1940. “Al igual que en esas décadas podría darse una contracorriente de evolución más lenta, una especie de internacionalismo obstinado similar al que Franklin D. Roosevelt y otros estadistas comenzaron a articular antes y durante la guerra”.

El experto señaló a Foreign Policy que: “La respuesta podría ser más nacionalista al principio, pero a más largo plazo, las democracias saldrán de sus cascarones para encontrar un nuevo tipo de internacionalismo pragmático y protector”.

Giro al interior

Shivshankar Menon, miembro distinguido de Brookings India y ex asesor de seguridad nacional del Primer Ministro indio Manmohan Singh, afirmó a Foreign Policy que la pandemia de coronavirus cambiará la política, tanto dentro de Estados como entre ellos.

“Es al poder del gobierno al que las sociedades, incluso las libertarias, se han vuelto. El relativo éxito del gobierno en la superación de la pandemia y sus efectos económicos exacerbarán o disminuirán los problemas de seguridad y la reciente polarización dentro de las sociedades. En cualquier caso, el gobierno –como poder- ha vuelto”.

Trump

Sin embargo, matizó: “La experiencia hasta ahora demuestra que los autoritarios o los populistas no son mejores para manejar la pandemia. De hecho, los países que respondieron pronto, con éxito y coherencia, como Corea y Taiwán, han sido democracias, no las dirigidas por líderes populistas o autoritarios”.

El analista aseguró que no es el fin del mundo interconectado. “La pandemia de coronavirus en sí misma es una prueba de nuestra interdependencia”.

Por su parte, Richard Haass, presidente del Consejo de Relaciones Exteriores y autor de El Mundo: Una breve presentación, afirma que la crisis del coronavirus llevará a la mayoría de los gobiernos, al menos durante unos años, a volverse hacia el interior, centrándose en lo que ocurre dentro de sus fronteras en vez de en lo que ocurre más allá de ellas.

“Es de esperar que muchos países tengan dificultades para recuperarse de la crisis, y que la debilidad estatal y los Estados fallidos se conviertan en una característica aún más frecuente del mundo”, dijo a Foreign Policy.

Incluso cree que es posible el debilitamiento de la integración europea y añadió que una crisis arraigada en la globalización debilitará, en lugar de aumentar, la voluntad y la capacidad del mundo para trabajar conjuntamente.

Democracia plena o autoritarismo

John Allen, presidente de la Institución Brookings, un general retirado de cuatro estrellas del Cuerpo de Marines de los Estados Unidos y ex comandante de la Fuerza de Asistencia a la Seguridad Internacional de la OTAN y de las fuerzas estadounidenses en Afganistán, manifestó que la historia siempre es escrita por los «vencedores».

“Las naciones que perseveren -tanto en virtud de sus sistemas políticos y económicos únicos como desde una perspectiva de salud pública- reclamarán el éxito sobre aquellos que experimenten un resultado diferente y más devastador”, consideró.

Para algunos, aduce, esto aparecerá como un gran y definitivo triunfo para la democracia, el multilateralismo y la atención sanitaria universal. Para otros, continúa, mostrará los claros «beneficios» de un gobierno decisivo y autoritario.

Ecuador Coronavirus Covid-19

De cualquier manera, esta crisis reorganizará la estructura de poder internacional de manera que solo podemos empezar a imaginar. El coronavirus Covid-19 seguirá deprimiendo la actividad económica y aumentando la tensión entre los países.

A largo plazo, es probable que la pandemia reduzca significativamente la capacidad productiva de la economía mundial, sobre todo si las empresas cierran y los individuos se separan de la fuerza de trabajo.

Este riesgo de dislocación es especialmente grande para las naciones en desarrollo y otras con una gran proporción de trabajadores económicamente vulnerables. El sistema internacional, a su vez, se verá sometido a una gran presión, lo que provocará inestabilidad y conflictos generalizados dentro de los países y entre ellos.

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