Internacionales

Marchas en Perú aceleran fin del equivocado gobierno de Merino |CLAVES

Cinco días de marchas y protestas dieron al traste con el débil gobierno interino de Manuel Merino en Perú. El Congreso deberá designar en las próximas horas a un nuevo presidente que pacifique las calles. Será el tercero en menos de una semana, en una nación muy golpeada por la pandemia del coronavirus y la recesión económica, que se sumió en una crisis política tras la destitución de Martín Vizcarra.

Publicidad

El conservador Manuel Merino tuvo que abandonar el poder en Perú, expulsado por el masivo rechazo ciudadano en las calles. Las marchas fueron reprimidas despiadadamente y dejaron al menos dos muertos y más de 90 heridos. El presidente interino terminó cediendo a las presiones y a la falta de apoyo para una designación que nació equivocada.

«Ha salido un dictadorzuelo de Palacio (de Gobierno), no se trata de cambiar por otro que tenga más estudios, mayor empatía o simpatía, de eso no se trata», dijo el ex presidente Martín Vizcarra a Radio Programas del Perú (RPP).

La destitución de Vizcarra el lunes pasado desató la ola de protestas callejeras que fueron reprimidas por el solitario Merino.

Martín Vizcarra destacó que la juventud peruana, la «generación que los políticos tradicionales siempre menospreciaban», se puso delante de las protestas y con su fuerza defendieron la democracia, agrega RPP.

«Hoy creo que se ha dado un paso en el largo camino para reestablecer la democracia en nuestro país. La renuncia del señor Merino es un paso, no soluciona el problema porque el reclamo que ha hecho todo el Perú no es porque el señor Merino dé un paso al costado, es por recuperar la democracia e institucionalidad», dijo.

Las calles celebran y marchan

Apenas Merino hizo el anuncio, las calles de Lima se llenaron de manifestantes que golpearon cacerolas y gritaron consignas en una bulliciosa celebración, reportó la agencia AFP. Una marcha se dirigió hasta la sede del Congreso la tarde del domingo y levó flores en honor a los dos jóvenes asesinados el sábado por la represión durante las protestas.

«Lo logramos. ¿Se dan cuenta de lo que somos capaces de hacer?», escribió en las redes sociales el seleccionado peruano de fútbol Renato Tapia.

El pleno del Parlamento fue convocado para las 16h00 locales (21h00 GMT) para escoger al nuevo gobernante, que podría salir del centrista Partido Morado, el único que se opuso en bloque a la destitución de Vizcarra.

Las manifestaciones del sábado han dejado dos muertos y 94 heridos, según responsables del Ministerio de Salud. Pero la Coordinadora Nacional de Derechos Humanos afirmó que los lesionados son 112 y alertó que además hay 41 manifestantes desaparecidos tras las marchas en Lima y otras ciudades del país.

La represión de esas protestas le costó el poco apoyo político que tenía a Merino. El presidente del Congreso, Luis Valdez, exigió su «renuncia inmediata», sumándose a la demanda que miles de manifestantes hacían desde el martes.

«El Congreso debe pedir perdón al país por una decisión tan irresponsable (de destituir a Vizcarra)», dijo la legisladora izquierdista Mirtha Vásquez, del Frente Amplio, una de las 19 integrantes del Parlamento que votó contra la destitución de Vizcarra.

Salido de la propia crisis

Merino había sustituido el martes al popular mandatario Martín Vizcarra, un día después de que éste fuera destituido por el Congreso por un caso de presunta corrupción.

El Congreso deberá ahora designar a un nuevo presidente que pacifique el país. Será el tercero en menos de una semana, en una nación muy golpeada por la pandemia del coronavirus y la recesión económica, que se sumió en una crisis política tras la destitución de Vizcarra.

Merino, un centroderechista de 59 años, dijo que para que no haya «vacío de poder», los 18 ministros que él juramentó el jueves seguirán en sus puestos temporalmente, aunque prácticamente todos habían renunciado tras la represión a los manifestantes el sábado.

El ahora ex presidente interino Manuel Merino al anunciar por TV su renuncia al cargo que había asumido menos de una semana antes. (Foto: Luka GONZALES/AFP)

Tras la dimisión de Merino, Perú estará este domingo unas horas sin presidente, hasta que el Congreso designe a uno nuevo entre sus miembros, posiblemente alguno de los 19 parlamentarios que no votaron a favor de destituir a Vizcarra.

Tan solo tenía el respaldo de un grupúsculo de extrema derecha, Confluencia Republicana, que alcanzó un poder nunca pensado bajo su fugaz gobierno.

Los acontecimientos ayudan a explicar el trasfondo de la más reciente crisis en Perú, cuya estable economía atrajo inmigrantes de toda la región, especialmente de Venezuela.

De la noche a la mañana, este pequeño colectivo, que apareció en 2019 como respuesta a la «infiltración marxista» en los poderes del Estado peruano, se aupó a una posición de poder de la mano del primer ministro Ántero Flores-Aráoz, uno de sus más conspicuos miembros, que nutrió su Ejecutivo con habituales colaboradores de la asociación.

Comunicadores y analistas de derechas, figuras del mundo económico de más rancio abolengo, personajes de la «gente bien» y expolíticos conservadores de mayor o menor relevancia alimentan este grupo, donde también se destacan «abogados y exmilitares», todos «hermanados por una visión ultraconservadora».

Manifestantes a favor del ex presidente Martín Vizcarra protestaban en la noche del sábado en Lima contra el gobierno interino de Manuel Merino, el portavoz del Congreso que había asumido el martes como el tercer presidente del Perú en cuatro años. (Foto: ERNESTO BENAVIDES/AFP).

Amigos conservadores

Así lo explicó a Efe el politólogo Mauricio Zavaleta, experto en partidos políticos peruanos, quien definió a este movimiento, que de hecho se limita solamente a emitir comunicados, como algo más próximo a «un grupo de amigos que a un partido político», pues carecen de base social y «sólo se representan a sí mismos» en un afán con poco asidero en la realidad para combatir «la toma del Estado por la izquierda».

En los últimos días, con el país inflamado contra el gobierno, considerado ilegítimo por la inmensa mayoría de los peruanos y que dirigió una despiadada represión a las protestas en su contra que han causado al menos dos muertos, decenas de heridos y desaparecidos, sólo colaboradores habituales de ese grupo han surgido en defensa de Merino.

«Yo no he visto a nadie activamente defenderlo, está solo y siempre estuvo solo. Se dejó abrazar por la Coordinadora Republicana, que no está siquiera en el Congreso. La falta de legitimidad es tremenda. Ellos, con Merino, están en una burbuja, y no saben salir», indicó a Efe el analista e investigador social Hugo Ñopo (antes de la renuncia).

Ancha base

La soledad de Merino se hizo evidente incluso desde las primeras horas de su designación como presidente de transición, después de que las mismas fuerzas políticas parlamentarias que vacaron a Martín Vizcarra renunciaran, con el afán de distanciarse de un paso claramente antipopular y controvertido legalmente, a formar parte del Ejecutivo.

Eso incluyó al propio partido de Merino, Acción Popular (AP) y Alianza para el Progreso (APP), liderado por el empresario de la educación César Acuña, que votó por la destitución pese a haber prometido apenas horas antes que sostendría a Vizcarra en el poder para mantener «la estabilidad».

Ante el evidente cruce de intereses entre los partidos del Congreso y su deseo por destituir a Vizcarra, se dijo que Merino montaría un Ejecutivo «de ancha base», ajeno a estos grupos pero con su supuesto apoyo implícito.

La «ancha base» nunca se dio. No hubo ni políticos ni técnicos de prestigio dispuestos a servir a Merino, y allí entró la figura de Flores-Aráoz, un ex ministro de Defensa del fallecido expresidente Alan García de 78 años, sin nada que perder y, según sus declaraciones de las últimas horas, completamente superado por las circunstancias.

Flores-Aráoz, y el también ex ministro y exdiputado Juan Sheput, cooptaron voluntarios para el Gobierno rascando del entorno de Coordinadora Republicana, y ambos se mantenían como portavoces oficiosos Merino, ante la evidente ausencia pública del acorralado mandatario.

Congreso lo abandonó

El teórico apoyo parlamentario a Merino se deshizo en cuanto la movilización popular hizo evidente el error político cometido, si bien hasta la fecha solo desde APP se han dado mensajes de contrición y arrepentimiento por lo sucedido.
Nunca estuvo claro si será suficiente para un partido que tenía claras aspiraciones en las elecciones previstas para abril de 2021 en la figura de Acuña.

AP, el Frente Amplio de izquierdas, visto por muchos como «el tonto útil» en la vacancia; Somos Perú, los religiosos del Frepap e incluso el partido fujimorista Fuerza Popular de Keiko Fujimori, le bajaron el dedo y pidieron la dimisión o destitución de Merino este fin de semana.

Sólo mantuvo un tenue apoyo al gobierno el ultranacionalista Unión por el Perú (UPP), el grupo que instigó la vacancia de Vizcarra y Podemos Perú, liderado por José Luna, dueño de universidades privadas, investigado por corrupción y con serios intereses en derrocar Vizcarra por la defensa que este hizo en impulsar la reforma universitaria.

Supervivencia

«¿Tuvo respaldo alguna vez? Sólo dos países enviaron notas de saludo, la OEA mandó dos comunicados y pidió la restitución del orden y la Constitución. Siempre estuvo solo. El único que no lo ve es el propio Merino. No es hábil para verlo», indicó Ñopo.

El entorno que apoya y que parece que sostiene la posición de Merino no es más que «un círculo de jubilados de la política, y de una política de hace 30 años» con un único argumento que se sostiene en la legalidad constitucional del proceso que lo llevó al poder.

«Sí, es legal la ruta que dio para llegar a ser presidente, pero no estamos para leguleyadas. No hay legitimidad, y eso no importa ya. El camino ya está trazado y lo dejará sin piso. La pregunta es qué hará el Congreso para elegir a su sustituto», añadió.

(Con información de AFP, EFE y RPP)

Publicidad
Publicidad