Sobre la base de estas conclusiones, el informe de la Unesco recomienda una acción urgente para afrontar el problema de la violencia en línea contra las periodistas de manera más eficaz.
Entre el 73 % de las mujeres periodistas que informaron violencia en línea en su trabajo, el 25 % recibió amenazas de violencia física; 18 % amenazas de violencia sexual; 20% fueron atacadas sin estar conectadas, es decir, la agresión se extendió al mundo físico, fuera del entorno de redes.
Entre los hallazgos más importantes del estudio destaca además que los agentes políticos son la segunda fuente más señalada (37%) de agresiones y abusos, después de los agresores anónimos o desconocidos (57%), según las mujeres encuestadas.
Redes peligrosas
Facebook es la menos segura de las cinco plataformas/aplicaciones principales utilizadas por las participantes; casi el doble de encuestadas dijo que era “muy insegura” respecto a Twitter. También tuvo tasas desproporcionadamente más altas de notificación de incidentes de las encuestadas (39% frente al 26% de Twitter).
Solo el 25% de las encuestadas denunció los incidentes de violencia en línea a sus empleadores, y las principales respuestas que recibieron fueron: ninguna respuesta (10%) o consejos como “no te ofendas tan fácilmente” o “tienes que ser más dura” (9%), mientras que el 2% dijo que le habían preguntado qué había hecho para provocar el ataque.
La respuesta más frecuente (30%) entre las periodistas encuestadas a la violencia en línea fue la autocensura en los medios sociales.
Impacto en el trabajo
El 20% afirmó que había dejado de interactuar en línea y el 18%impidió la participación del público específicamente. Las repercusiones en el empleo y la productividad (con implicaciones para la diversidad de género en los medios de información y a través de ellos) señaladas por las encuestadas incluían mantener un perfil más bajo (38%), faltar al trabajo (11%), dejar su trabajo (4%) e incluso abandonar del todo el periodismo (2%).
Esta investigación en 15 países tiene el objetivo final de encontrar los métodos más eficaces «para contrarrestar esta insidiosa amenaza a la libertad de prensa», y mejorar la seguridad de los periodistas y la participación activa de las mujeres en el periodismo.
En resumen
La violencia en línea contra las mujeres periodistas «oscila entre ataques a gran escala o amenazas extremas en un momento dado» y agresiones «constantes de un nivel inferior», en las redes sociales, según la Organización de la ONU para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO).
«Diversos estudios han demostrado que las mujeres periodistas son objeto de mucho más ataques en línea que sus colegas masculinos, y que las amenazas que enfrentan son altamente sexualizadas, centradas en sus características físicas, su origen étnico o cultural, más que en el contenido de su trabajo», concluye el informe.
Voces en silencio
«En consecuencia, esas amenazas tienden a acallar las voces de las mujeres periodistas y a socavar la libertad de expresión al interrumpir su valiosa labor de investigación periodística. También distorsionan el panorama de los medios de comunicación al amenazar la diversidad y perpetuar las desigualdades tanto en las salas de redacción como en las sociedades», agrega.
El vasto estudio abarcó a 901 periodistas de 125 países y constó de entrevistas, estudios de casos por país y el análisis de más de 2,5 millones de mensajes de Facebook y Twitter que citan a dos periodistas de investigación: la británica Carole Cadwalladr y la estadounidense-filipina Maria Ressa, laureada este año con el Premio Mundial de la Libertad de Prensa UNESCO/Guillermo Cano.
«La misoginia se suma a otras formas de discriminación: las mujeres periodistas negras, lesbianas o de algunas religiones, por ejemplo, sufren muchas más discriminaciones», afirma a la AFP Saorla McCabe, consejera principal para el desarrollo de la comunicación, la información y los medios de la UNESCO.
Por el color de la piel
Mientras que 64% de las periodistas blancas declaran haber sido atacadas en línea, esta tasa se dispara a 81% entre las periodistas negras. En el caso de las heterosexuales, el porcentaje es de 72% frente a 88% entre las homosexuales.
Estos ataques se centran habitualmente «en las características personales como su físico, su origen étnico o cultural, mucho más que sobre el contenido de su trabajo», según McCabe.
Esta ciberviolencia se extiende a la vida real: 20% de las periodistas interrogadas afirman haber sufrido agresiones, insultos y acoso en relación con los ciberataques. En el caso de las mujeres árabes, se trata de 53%, según la UNESCO.
El 26% de las interrogadas afirman que esta violencia afecta su salud psíquica y un 30% mencionó el riesgo de la autocensura en las redes sociales.
Las redes sociales son los «principales vectores» de esta ciberviolencia, especialmente los más utilizados por las periodistas Facebook y Twitter, indica el informe.
Es «necesaria» una «mayor transparencia» sobre la manera en que se gestionan los «procesos de moderación» de estos ataques en las plataformas donde se producen, concluye McCabe.
(Con Información de AFP)