El camionero hacía una ruta común. Todo cambió porque lanzaron piedras contra su vehículo y se bajó a reclamar. Lo atacaron y cayó al vacío desde un puente. La policía afirma que ese modus operandi lo han denunciado otros desde hace meses en la región
La xenofobia contra los venezolanos se agudiza en Chile y se suma una nueva razón: tres migrantes mataron a un camionero luego de apedrear su camión el jueves 9 de febrero. El hecho ocurrió en Antofagasta y tras hacer las investigaciones, el cuerpo de carabineros los detuvo y confirmó que se trataba de personas que entraron al país de forma irregular.
La policía detalló que el camionero de 22 años de edad, cuyo nombre era Byron Castillo, se dirigía desde Mejillones hasta Antofagasta cuando lo sorprendieron tres sujetos que comenzaron a lanzar piedras contra el camión. De acuerdo con las autoridades, esa práctica se ha vuelto común en los últimos meses en la ciudad para que los conductores se paren y lleven al grupo o la persona.
Ante la acción, el joven se bajó del camión y comenzó a intercambiar palabras. De ahí se generó una pelea y uno de los sujetos lo golpea en la espalda con un objeto contundente y cayó desde un puente cercano al aeropuerto, lo que ocasionó su muerte inmediata.
Así reseñó el medio BioBioChile la explicación de Gonzalo Castro, jefe de la II Zona de Carabineros: «“Según la información preliminar, un grupo de estos transportistas habría tenido una confrontación con un grupo de peatones que circulaban en el lugar, aparentemente se trataría de un grupo de migrantes. A raíz de esta confrontación se habría producido la caída de este joven camionero, desde el paso bajo nivel”.
La reconstrucción de los hechos se logró a través de testigos, quienes afirmaron que los implicados eran dos ciudadanos extranjeros. Horas después, cuando los apresaron, se conoció que eran venezolanos indocumentados de 38 y 16 años de edad.
Si bien en un inicio se habló de dos migrantes, luego la policía chileno detuvo a otro hombre de 22 años que presuntamente huyó de Antofagasta a Mejillones luego de que muriera el camionero.
Las protestas en Antofagasta, Mejillones e Iquique llevan semanas, pero después del asesinato del camionero se han vuelto más fuertes. Se trataría del segundo viernes consecutivo en el que se cierra las carreteras y el acceso al aeropuerto de Iquique.
La mayoría no solo denuncian la muerte de Castillo, sino la inseguridad que sufre toda la región. Con el paso de las horas, se convocaron marchas en diversos puntos desde Iquique hasta una de las rutas de entrada a Santiago.
La Confederación Nacional de Dueños de Camiones de Chile (CNDC) y la Federación de la Zona Norte se declararon «en alerta» mientras que, en paralelo, se anunció la suspensión temporal de los vuelos comerciales en el aeropuerto Diego Aracena, en la región de Tarapacá.
El gobernador de la región de Antofagasta, el opositor Ricardo Díaz, también aseguró que los paros «van a afectar gravemente a la economía del país, porque van a impactar a faenas mineras», la principal industria de Chile.
«No podemos seguir perdiendo vidas por este desgobierno que no da garantías de un proceso regularizado de migración. Si es necesario un estado de emergencia, hágalo», espetó Díaz al Gobierno.
Todas las protestas las señalan como parte de la última gran crisis del gobierno saliente de Sebastián Piñera. Los especialistas reafirman que su política migratoria fue errada y se convertirá en un desafío para el presidente electo, Gabriel Boric, quien asumirá el mando el próximo 11 de marzo.
Este viernes, desde la oficina presidencial informaron que Piñera, que ha sido duramente criticado junto a su gobierno por estar de vacaciones en plena transición, encabezó una «reunión de emergencia» para reforzar el trabajo policial en la zona norte.
«Empatizamos con el dolor de la familia y compañeros de Byron Castillo. Pero para poder seguir adelante con las conversaciones necesitamos el despeje de las rutas», advirtió el ministro del Interior, Rodrigo Delgado.
Junto con la escalada de violencia de La Araucanía (sur), una región en la que existe una disputa entre la comunidad indígena mapuche y grandes empresas forestales, la tensión en el norte del país es la gran piedra en el zapato del final del mandato del derechista Piñera.
En el último año, esta zona ha experimentado una crisis migratoria con olas masivas de ingresos clandestinos de migrantes, en su mayoría venezolanos, y el colapso de pequeñas localidades fronterizas.
En paralelo, han ido en aumento desde el pasado septiembre las huelgas contra la entrada irregular de extranjeros y ataques xenófobos.
Pese a la pandemia y la crisis social de 2019, Chile sigue siendo uno de los países más atractivos para migrar dentro de América Latina por su estabilidad política y económica.
Los inclementes pasos altiplánicos del norte siguen formando la principal ruta de ingreso irregular, un paso en el que han perdido la vida al menos dos personas en lo que va de año y una veintena desde que se inició el flujo masivo en febrero de 2021.
En Chile hay 1,4 millones de migrantes, lo que equivale a más del 7 % de la población, y los venezolanos son los más numerosos, seguidos de peruanos, haitianos y colombianos.
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