Internacionales

Latinoamérica: diez años paseándose de izquierda a derecha

La segunda década del siglo XXI llegó para Latinoamérica con promesas socialistas, y la terminará con el continente acercándose cada vez más a la derecha

Protestas chilenas (Latinoamérica). 2019. Foto: Martin Bernetti / AFP
Martin Bernetti / AFP |EFE
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Las calles de muchos países de Latinoamérica convulsionan. Relegada durante años por el socialismo del siglo XXI, que naufragó en parte por la corrupción, la derecha despierta de su letargo.

En algunos casos, con la Biblia y las armas como banderas.

Las protestas registradas este año en Chile, Ecuador, Bolivia y Colombia se unieron a las que desde hace años ocurren en Nicaragua o Venezuela y hasta a las que en 2013 sacudieron a Brasil.

Aún con orígenes distintos, en todos los casos reflejaron el malestar de las sociedades con sus políticos y con abismos sociales que mantienen a Latinoamérica como una de las regiones con mayores desigualdades en el mundo, bien sea con Gobiernos conservadores, de centro o del amplio espectro ideológico de la izquierda.

El ocaso del socialismo del siglo XXI

Izquierda Latinoamérica - Socialismo s XX1

Tras unos años 90 signados por el Consenso de Washington, muchos países de Latinoamérica cambiaron de signo político y volcaron sus experiencias en proyectos progresistas o más radicales, como los que encabezaron Hugo Chávez, Luiz Inácio Lula da Silva, Nestor Kirchner, Rafael Correa o Evo Morales, algunos de sus principales exponentes.

Si bien en principio ese modelo pareció resultar, las ambiciones de sus líderes, el clientelismo, las promesas sociales no cumplidas, el fin del «boom» de las materias primas, la crisis global de 2008 y, sobre todo la corrupción, acabaron con las esperanzas y sembraron el malestar que aún se percibe en casi toda la región.

Del «Aló presidente» al populismo digital 

La comunicación directa en la política, que prescinde en parte de la prensa tradicional para apostar en las redes sociales, ha calado en los últimos años con la masificación de esas herramientas, sobre todo entre las clases más acomodadas y conservadoras.

Sin embargo, no es nueva en la política latinoamericana y quien más se valió de ello fue el fallecido Hugo Chávez, con su programa «Aló Presidente», que podía durar horas y era transmitido en cadenas nacionales obligatorias, como lo hace aún en Venezuela el presidente Nicolás Maduro.

La comunicación directa con los ciudadanos a través de las redes sociales ha dado lugar a la expresión «populismo digital», que entre sus adeptos, aunque con matices, tiene a los actuales presidentes de El Salvador, Nayib Bukele; y Guatemala, Jimmy Morales, o líderes más progresistas, como el mexicano Antonio Manuel López Obrador.

Vía redes, algunos gobernantes nombran o destituyen ministros o anuncian medidas de importancia nacional, así como presionan a los partidos políticos al agitar a sus seguidores.

Con la biblia y los militares

Derecha Latinoamérica - Bolsonaro

En el último lustro, Latinoamérica cambió de color político y el rojo de las revoluciones y los movimientos populares se tornó azul -más o menos intenso- en gran parte de la región.

La derecha sigue ganando terreno y avanzando con su cara más radical en algunos casos, como el de Brasil, con Bolsonaro al frente del Gobierno.

El mandatario brasileño, quizás el ejemplo más representativo del radicalismo en la derecha latinoamericana, apuesta todo al militarismo, palpable en su Ejecutivo, en el que un tercio de sus miembros tienen orígenes militares y más de 100 funcionarios de su Gobierno pertenecen o tienen vínculos con las Fuerzas Armadas.

Con la pistola en una mano y la Biblia en la otra, el líder de la ultraderecha brasileña se escuda en la religión para justificar decisiones que escandalizan a otros países con ideas menos conservadoras, como la firma de un decreto que respalda la tenencia de armas en viviendas o lugares de trabajo para que los «ciudadanos de bien tengan paz en su casa».

El también militar retirado respalda sus iniciativas con el libro al que se agarra como si fuera su talismán, más allá del significado real del texto sagrado, y asegura que las armas son «inherentes» al ser humano y a su defensa, expresión que -asegura- está recogida «en la Biblia».

Y así, entre religión y pólvora, avanza la derecha latinoamericana a un ritmo vertiginoso ganando terreno a la izquierda, con hegemonía en la región hace menos de una década.

Por la izquierda o por la derecha, la protesta va a la calle 

Protestas en Colombia (Latinoamérica) 2019. Foto: AFP

El descontento político en Latinoamérica es palpable, tal y como demuestran las reivindicaciones, las protestas y los disturbios violentos en diversos países, tanto por la izquierda como por la derecha.

Las calles de Colombia, Honduras, Chile o Ecuador se llenaron de manifestaciones contra la gestión de los respectivos Gobiernos de derecha o centro derecha, mientras que Bolivia, Venezuela o Nicaragua alzan la voz y las armas para derrotar a unas izquierdas dictatoriales.

Por diestra y por siniestra, los latinoamericanos quieren cambio, especialmente aquellos países cuyos gobernantes parecen haberse anclado al sillón presidencial al que no están dispuestos a renunciar por más que el pueblo levante la voz y haga de sus reclamos consignas que se repiten insistentemente.

Como si de un virus se tratase, los latinoamericanos se contagian del afán reivindicativo de países vecinos y los reclamos se extienden como la pólvora por la región, en la mayoría de los casos con daños colaterales dramáticos.

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