Migración

Elmis Sierra es un venezolano que vive en Noruega pero que come arepas cuando le provoca

Hasta 2020, cuando hemos ubicado el último dato oficial, unos 2.000 venezolanos estaban registrados legalmente en Noruega, en su mayoría afincados en Oslo. Elmis es uno de ellos

Elmis Noruega
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Para la serie de entrevistas que venimos realizando en Radio Migrante, conversé con el antropólogo venezolano Elmis Sierra e mediados del mes de abril de este año. Ya había comenzado la primavera y para entonces, en Oslo, la temperatura promedio era de 8 grados.

Si bien el frío extremo en Noruega comienza justamente en noviembre y se extiende por unos cuatro meses, con una temperatura promedio de tres grados bajo cero en ese cuatrimestre (entre mitad de noviembre y mitad de marzo), para Elmis su principal desafío en términos climáticos ha sido convivir con días que tienen sol por pocas horas mientras que la oscuridad se extiende más allá de lo habitual, para alguien que proviene del Caribe.

Reinventado con la migración, Elmis Sierra emigró de Venezuela hace seis años siendo antropólogo con una maestría en gerencia deportiva. Estuvo una temporada en Colombia y ya por un lustro reside en la capital de Noruega. Allí trabaja en el campo del marketing digital.

Durante estos años en Oslo, Elmis con su mirada de antropólogo que no le abandona, dedicado a observar al ser humano en sus múltiples dimensiones, ha constatado un aumento en el flujo migratorio de venezolanos en ese país escandinavo.

Noruega, nos confirma él, combina su desarrollo petrolero con una pujante industria tecnológica. Históricamente, por lo general los venezolanos que buscaban radicarse allí provenían de la industria petrolera. Sin embargo, ahora, “hay venezolanos más jóvenes en el área tecnológica, hay una buena cantidad de venezolanos”.

Hasta 2020, cuando hemos ubicado el último dato oficial, unos 2.000 venezolanos estaban registrados legalmente en Noruega, en su mayoría afincados en Oslo.

Aunque no existen, como en otros lugares del mundo, un local dedicado específicamente a la comida venezolana, Elmis ha constatado y disfrutado de que en los últimos 4-5 años ha crecido en presencia y alcance la venta de tequeños.

En la Venezuela que dejó atrás Elmis Sierra, en casa de sus padres en Caracas, tenían por costumbre cenar con arepas asadas, a veces fritas, con jamón y queso: “Eso ha sido parte de mi historia de vida como persona, de nuestra tradición como familia”.

En Oslo nuestro entrevistado come arepas con frecuencia: “Si es posible comer arepas cotidianamente. En Oslo es factible conseguir paquetes de harina para arepas en un supermercado y me puedo preparar arepas cuando me provoque”.

Aunque parezca una contradicción, la mirada del antropólogo nos muestra esta paradoja. Noruega, como nación, está abierta a la migración, pero los noruegos como personas no son socialmente abiertos. Elmis los define como tímidos o incluso retraídos.

Interactuar con los escandinavos, según Sierra, ha sido uno de los mayores retos que ha enfrentado como venezolano y latino. “Nosotros tenemos la capacidad de socializar, de conectar con las otras personas muy fácilmente”.

Su ojo analítico, sin embargo, observa cambios en su entorno: “Vivo en una zona residencial en donde viven muchos noruegos. He visto el cambio, con la migración de muchos países a Noruega, percibo una inserción multicultural especialmente en Oslo”.

La comunicación de Elmis con los noruegos se produce en inglés. Él reconoce la importancia que le otorgan en esa sociedad a las lenguas extranjeras. “La gente habla inglés fluido. En las escuelas todas las personas deben ser capaces de dominar el inglés y el noruego, incluso en algunas escuelas exigen tres idiomas para poder graduarse de bachiller”. Todo esto, y ha sido su experiencia, facilita las cosas a la hora de interactuar en esa sociedad.

¿Qué es lo que más extrañas de Venezuela además de tu familia?, le pregunto cuando estamos terminando la conversación. De inmediato responde el calor, hace una breve pausa y luego se corrige, para el frío te puedes poner la ropa adecuada. “Una de las cosas que más pega cuando te mudas a países tan al norte del planeta es el acceso a la luz solar. Es muy difícil transitar los meses de otoño, los días son muy cortos y las noches muy largas”.

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