América Latina y el Caribe viven una «de las mayores y más complejas crisis» de migración infantil del planeta, con cantidades récord de niños que cruzan por sus principales puntos de tránsito, alerta este jueves Unicef.
Un 25% de migrantes de la región son menores de edad, frente a un 15% a nivel mundial, según un informe del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia, que apunta a la pobreza, la violencia y la degradación del medio ambiente como causas del éxodo masivo.
Los menores de 11 años constituyen el 91% de niños, niñas y adolescentes, a menudo no acompañados, que cruzan por los tres puntos álgidos de tránsito migratorio: la peligrosa e inhóspita selva del Darién entre Colombia y Panamá, el norte de América Central, y México, según el informe «El rostro cambiante de la niñez migrante en América Latina y el Caribe».
Aunque la mayor parte migran con sus familias «vemos también un incremento de niños, niñas y adolescentes viajando solos en algunos puntos de tránsito de la región», explica Laurent Duvillier, jefe regional de comunicación de Unicef para América Latina y el Caribe.
«Están cruzando dos, tres o más países en búsqueda de mejores oportunidades de vida, protección, o reunirse con sus familias», dice a la a AFP por correo electrónico.
Se trata, explica, de una «combinación de factores» que lleva a estos menores a dejar sus hogares y emprender el viaje migratorio, como «la pobreza o las consecuencias socioeconómicas de la pandemia por Covid-19, las amenazas de violencia de las bandas, los embates de los desastres naturales, exacerbados por el cambio climático, hasta el reunirse con sus familias», explica.
Los menores no acompañados corren más riesgo de ser presa de traficantes, delincuentes, bandas organizadas y otras personas que desean explotarlos, herirlos si se desplazan solos o en grupos pequeños, según el informe.
En los primeros seis meses de 2023, más de 40.000 menores y adolescentes cruzaron la selva del Darién. Por su parte, el Servicio de Aduanas y Protección de Fronteras de Estados Unidos, registró en el primer semestre de este año 83.000, frente a los 149.000 menores de 2021, 155.000 al año siguiente.
Rostro cambiante
Por el Darién han pasado más de 70 nacionalidades, muchos de lugares tan distantes como África y Asia. Tras un descenso en 2022 por la pandemia, los flujos se están recuperando este año, con la intención, en la mayoría de los casos, de llegar a México, Estados Unidos y Canadá, según el informe.
Entre 2020 y 2021 el número de venezolanos que cruzaron el Darién superaba los 150.000, 50 veces más que antes, con destino, en su mayoría a Estados Unidos.
Los haitianos han protagonizado otro de los grandes focos migratorios de la última década. En 2020, había más de 870.000 migrantes y refugiados en otros países de la región. A ellos se suman salvadoreños, hondureños, guatemaltecos y mexicanos.
Según el informe, se estima que entre 2014 y 2022 más de 2 millones de personas emigraron de El Salvador, Guatemala y Honduras, tanto dentro como fuera de la región.
De los 541.000 nacionales de estos países que llegaron a la frontera sur de Estados Unidos en 2022, 140.000 eran menores y de estos, 114.585 no estaban acompañados, según datos oficiales.
Devoluciones
De los 808.000 migrantes y refugiados mexicanos que intentaron llegar en 2022 a Estados Unidos, había casi 40.000 menores acompañados y otros 28.000 no acompañados.
Según la Iniciativa de Información sobre la Migración en el Triángulo Norte (NTMI por sus siglas en inglés) de la Organización Internacional de la Migración (OIM), a lo largo de 2022, más de 197.000 migrantes y refugiados fueron devueltos a sus países de origen en el norte de Centroamérica desde Estados Unidos y México.
De ellos, casi 36.000 eran menores y más de 41.000, mujeres. En 2022, las autoridades migratorias mexicanas devolvieron a sus países de origen a 9.192 niños, niñas y adolescentes, de los cuales el 71% no estaban acompañados y el 85% % tenían nacionalidad hondureña o guatemalteca.