Un total de 31 migrantes fueron secuestrados la tarde del sábado 30 de diciembre en el norte de México cuando viajaban en un autobús rumbo a una ciudad fronteriza con Estados Unidos, informó este martes 2 de enero el vocero de Seguridad regional de ese país.
«Recibimos el reporte del conductor de un autobús del Grupo Senda en donde nos señalaba que había sido interceptado por cinco vehículos» manejados por hombres armados y se llevaron a «31 de los 36» pasajeros, dijo a Milenio TV Jorge Cuéllar, añadiendo que los secuestrados «son extranjeros».
De acuerdo con información que maneja la DW, «los migrantes interceptados son en su mayoría venezolanos que habrían salido de la norteña ciudad de Monterrey a Matamoros, fronteriza con Brownsville (Texas), para asistir a su cita de asilo humanitario en Estados Unidos».
El autobús salió de Monterrey, en el vecino estado de Nuevo León, y tenía como destino final la ciudad fronteriza de Matamoros, Tamaulipas, de donde los migrantes intentan pasar a Estados Unidos. Fueron interceptados cuando estaban a la altura del municipio de Reynosa, otra ciudad fronteriza.
Los cinco viajeros que no se llevaron son de nacionalidad mexicana, y junto con los chóferes fueron escoltados hasta Matamoros, prosiguió el funcionario.
Cinco venezolanos libres
Tras activarse la búsqueda, cinco migrantes venezolanos fueron liberados este martes, informaron las autoridades mexicanas.
Cuestionado al respecto por periodistas, el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, dijo que la búsqueda de los migrantes se inició el mismo sábado. «Ya se está haciendo la investigación», afirmó.
Cuéllar dijo que «ya hay avances» en la averiguación. «No podemos adelantar información parcial porque podríamos afectar la investigación», añadió.
La ruta migratoria más peligrosa
La frontera de Estados Unidos y México fue la «ruta migratoria terrestre más peligrosa del mundo» en 2022, con 686 muertos o desparecidos, según un informe de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) publicado en septiembre.
Las migraciones hacia Estados Unidos alcanzaron una cifra récord el año pasado. Según la patrulla fronteriza estadounidense, entre octubre de 2022 y septiembre de 2023 fueron registrados 2,4 millones de ingresos de migrantes por la frontera sur de Estados Unidos, un récord.
El miércoles pasado, el secretario de Estado de Estados Unidos, Antony Blinken, realizó una visita a la Ciudad de México para sostener un encuentro con el presidente mexicano sobre la migración.
López Obrador escribió en X tras la reunión que «se lograron importantes acuerdos», subrayando que «ahora más que nunca es indispensable la política de buena vecindad», sin dar más detalles.
Con más de 3.000 km de frontera con Estados Unidos, México es un país de tránsito y de retención para migrantes extranjeros indocumentados que chocan con las políticas migratorias restrictivas de Estados Unidos.
Los migrantes extranjeros que cruzan México de sur a norte vienen principalmente de los tres países de América central azotados por la violencia o la pobreza (Honduras, Guatemala, El Salvador), del Caribe (Haití, Cuba) o de Venezuela.
Miles de ellos quedan varados en la frontera con Estados Unidos, en ciudades como Tijuana, Ciudad Juárez o Matamoros.
Unos 40 migrantes, venezolanos en su mayoría, murieron en un incendio que se desató en un centro de detención del Instituto Nacional de Migración (INM) en Ciudad Juárez en marzo pasado.
Los migrantes que atraviesan México también son víctimas de accidentes viales, lo que ocurrió en diciembre de 2021 en Chiapas, donde 55 de ellos murieron al estrellarse el tráiler en el que viajaban hacinados.
Asimismo, sufren la violencia de los «coyotes» (traficantes de personas) y de las propias autoridades.
En agosto de 2010, 72 migrantes de distintos países fueron masacrados por el extinto cártel de Los Zeta en San Fernando (estado de Tamaulipas); otros 17 centroamericanos fueron baleados y calcinados en Camargo, del mismo estado, el 21 de enero de 2021, en un hecho por el fueron declarados culpables 12 policías.