El día que el Twitter chavista murió como el pez
La lengua es el castigo del cuerpo es, quizás, el refrán que más se puede utilizar en esta era de libertad plena de expresión gracias a las redes sociales.
La lengua es el castigo del cuerpo es, quizás, el refrán que más se puede utilizar en esta era de libertad plena de expresión gracias a las redes sociales.
En Febrero y marzo de este año, los medios de comunicación oficialistas se regodeaban de los pecados que cometieron algunos simpatizantes de las protestas en redes sociales. Fotos viejas, de otros lados del mundo, inundaban las cuentas de Twitter, denunciando violaciones a los Derechos Humanos en Venezuela. Entretanto, medios como Alba Ciudad le dedicaban páginas al asunto; RT le publicaba noticias en internet al asunto (aunque denunciaba que habían sido usadas por medios pero sólo encontraba a tuiteros con nombres como VENEZUELADESPIERTA y cosas ultra-sospechosas). ¿Fue un error? Sí. Pero en esta era de la infoxicación, va a pasar acá y en Hong Kong (donde usaron imágenes de las protestas en Venezuela como propias). En estos tiempos una foto no es una prueba contundente a menos que esté totalmente identificada (fecha, hora y metadata de origen).
Con estos episodios el gobierno comenzó su cacería de brujas 2.0. Hay tuiteros presos. Fue el argumento para tratar de anular a la red social como fuente de información… que les sirvió hasta ayer.
Gracias a una increible falta de sentido común, la cuenta OFICIAL de la Superintendencia de Precios Justos realizó este tuit:
El problema no es la redacción del mensaje, que per se es un contenido ideologizante y excluyente al llamar a un tipo de madre «revolucionaria». El análisis del discurso lo podemos dejar para otro día. El problema es que, luego de semanas de regodeo sobre «el terrorismo mediático» en cuanto a fotos, se utilice una foto de archivo, tomada en Estados Unidos, para ilustrar una realidad como la venezolana. ¿Su origen? Yo la encontré en un PDF con tareas del año 2011 del gobierno de Malta.
Si tuitear fotos de protestas de otros países es terrorismo mediático, ¿usar fotos de archivo de un supermercado gringo lleno de mercancía puede calificar como estafa? Quizás, pero seguro es cobardía que, en vez de explicar que la imagen era referencial (bandera de rayas y estrellas atrás y todo), la Sundde optó por borrar el tuit. ¿Alguna declaración de la flamante viceministra de redes sociales? ¡Oh, es cierto! No tiene Twitter. Y así la comunicación oficial tuitera, como el pez, murió por la boca.