Tarek, Neomar Lander también es tu hijo. Es mío también, siendo cónsonos con el poema de Andrés Eloy. Su muerte me conmovió de forma particular. Y más me removió ver la diligente versión oficial para, rápidamente, endosarle políticamente este fallecido a la oposición. Podría pensar que alguien como el ministro Reverol tiene apuro en deslindarse de una eventual responsabilidad, ya que cualquier muerto por el uso indiscriminado e indebido del armamento finalmente le perseguirá a él, particularmente.
Cualquiera sea la circunstancia en la que murió Neomar me duele igual. Un día después de su muerte me vestí de luto y recé por su descanso.
He vuelto a leer tus mensajes en Twitter de ese día aciago, poeta, en el que ese chamo –tu hijo y mi hijo- perdió la vida. No encuentro ninguno en el que acompañes a la familia, no pude hallar un mensaje en el que siendo tú el defensor del pueblo, manifiestes tu estupor y desazón por la muerte de Neomar.
Tú mejor que nadie lo sabes, ahora que te codeas con tantos militares, que la palabra tiene un enorme poder, incluso más que las armas. Tenía la esperanza de que tu alma de poeta se impondría sobre la del operador político, para darle una palabra de consuelo a la familia de Neomar, que en definitiva sería una palabra de consuelo al país.
Al contrario, poeta, tus mensajes de ese día sencillamente buscan validar la versión oficial. Rápidamente, sin que sea tu responsabilidad, incluso ofreciste un parte forense. ¿Por qué tanta velocidad Tarek?
Hace varias semanas como miles de venezolanos quedé en shock al ver el vídeo de tu hijo. Un chamo que como Neomar también salió a la calle a manifestarse. Podrás decirme que hay notables diferencias entre uno y otro, y seguramente las hay. Para mí, sin embargo, son chamos que sin haber vivido una cosa diferente en toda su vida sencillamente asumen que llegó la hora para manifestarse en la calle. Nacieron, crecieron y ahora quieren un cambio.
Son chamos, Tarek. Son los niños a los que se refiere Andrés Eloy. Y desde tu posición de defensor del pueblo se podrían hacer tantas cosas para efectivamente defenderlos, incluso de ellos mismos, de su ímpetu, de su a veces suicida valentía.
Supongo que aún te resuena, poeta, la frase que escogió tu hijo en el vídeo para apelar a tu corazón: “Pude haber sido yo”. No ha sido él, han sido otros. Igualmente jóvenes, muchos como Neomar sin haber alcanzado la mayoría de edad.
No ha sido tu hijo, pero en el fondo sí es tu hijo, también es mi hijo.
Hace 25 años, Tarek, siendo tú un joven poeta y defensor de derechos humanos recibí personalmente tu apoyo y solidaridad. No lo olvido. Ojalá tampoco te olvides.]]>