Opinión

Freddy (no libre) Guevara

El dirigente opositor ya no está en un calabozo, incomunicado, pero como lo ha señalado él muy claramente, no está libre. Por lo pronto deberá presentarse de forma periódica ante un tribunal por un delito que ni siquiera cometió. Es Freddy (no libre) Guevara

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Tras estar poco más de un mes detenido e incomunicado Freddy Guevara ha dicho una gran verdad: él, como todos los venezolanos, está en libertad condicional.

Mientras que en Venezuela no haya una democracia y libertades plenas, todos los que vivimos aquí, incluido los líderes políticos pro-democracia, podemos ser objeto de represión, encarcelamiento o exilio.

La detención de Guevara, quien fue diputado y vicepresidente de la Asamblea Nacional electa en 2015, y principal dirigente dentro de Venezuela del partido Voluntad Popular, simboliza varias cosas en el marco de violaciones generalizadas a los derechos humanos en el país.

En primer término, desde el ámbito estrictamente de los derechos humanos, a Freddy le aplicaron el mismo procedimiento que al resto, una suerte de rutina perversa que tiene el régimen de Nicolás Maduro para sancionar a los opositores y a las voces críticas (sociedad civil, prensa independiente, etc.). Guevara estuvo en situación de desaparición forzosa.

El hecho de que la fiscalía haya confirmado su detención, pero que trascurrieran un par de días hasta confirmar el sitio de reclusión, y que sólo entonces se le permitiera a familiares y abogados tener contacto con él, no es otra cosa que una práctica abiertamente violatoria del estado de Derecho, de las normas básicas que están establecidas en la constitución de 1999, a la que ahora sí debemos llamar la moribunda.

El chavismo, en el poder, ha dejado en letra muerta la carta magna que aprobó Hugo Chávez.

Además de su desaparición, Freddy Guevara fue detenido sin pruebas. Lo acusaron de terrorismo, lo vincularon vilmente con los grupos delincuenciales de la Cota 905 y también le montaron un expediente de forma express, como suele hacerse en estos casos.

La maquinaria de propaganda oficial le endilgó armas, dinero, llamadas telefónicas con malhechores, entre otras acusaciones sin sustento.

Al salir excarcelado, el propio dirigente político ha confirmado que estuvo incomunicado y que desconocía el proceso político que desembocó en la primera de lo que se esperan sean varias reuniones en México.

Este hilo de violaciones a los derechos humanos de Guevara forma una suerte de rosario, ya que existen decenas de casos que han sido documentados por la Misión de Verificación de los Hechos de la ONU.

En este informe, por cierto, se ha basado la Corte Penal Internacional para sostener que en Venezuela se han cometido crímenes de lesa humanidad.

Si el primer asunto de fondo, en este caso, es que Freddy Guevara padeció una cadena de violaciones a los derechos humanos, y eso ocurre cuando justamente el sistema judicial y policial está en la mirilla de la CPI, pues con el exdiputado se confirma que -por encima de todo- hay un patrón de conducta represiva en Venezuela.

Un segundo aspecto, que también deja en evidencia un patrón, es la suerte de puerta giratoria que se tiene con los presos políticos en Venezuela. El chavismo usa a los presos políticos como monedas de canje, según sea el caso. Freddy Guevara simboliza este abuso por parte de la dictadura.

Si Guevara terminó siendo excarcelado fruto de las negociaciones políticas en México, entre el régimen de Maduro y los factores democráticos, pues lo celebro. Pero no podemos olvidar que justamente Freddy, como lo confirmó el propio Maduro, estuvo participando de los primeros acercamientos para llegar a las reuniones en México.

Freddy es detenido, según entendí, para subirle el costo político a los factores democráticos. No pocos sostuvieron en Twitter escandalizados que cómo se iba a negociar si el régimen de Maduro estaba deteniendo a dirigentes opositores. Pues, precisamente, eso era lo que deseaba el chavismo que aflorara en aquel momento.

Freddy fue excarcelado. El régimen nuevamente lo usa para mostrar su buena disposición, una suerte de gesto de buena voluntad. Pero en el fondo es una decisión táctica. Si Guevara está libre podrá sumarse a las negociaciones representando a Voluntad Popular, que la semana pasada en México estuvo representada por Carlos Vecchio.

Vecchio es reconocido como representante diplomático de Venezuela, en nombre del gobierno “interino” de Juan Guaidó, por parte de Estados Unidos. A mi juicio, su presencia en la negociación es un bocado muy duro de tragar para el chavismo.

Como lo manifesté cada día que estuvo detenido, a través de una campaña en Twitter, a Freddy lo conozco desde 2007. Año que marcó a la generación estudiantil de entonces, cuando se produjo el cierre del canal RCTV. Surgido de aquel movimiento universitario que levantó las banderas de la democracia y la libertad de expresión, se vinculó luego a Voluntad Popular.

He tenido infinidad de diferencias, y distancia en los últimos tiempos, pero todo eso es secundario. Condené de forma tajante su detención arbitraria, una más del régimen de Nicolás Maduro.

A regañadientes, no cabe decirlo de otra manera, Voluntad Popular asumió el sendero de una negociación con el chavismo. Freddy salió de su obligado encierro en la embajada de Chile, donde permaneció tres años por las amenazas que le lanzó el régimen de Maduro en 2017, y aceptó el desafío de ser el interlocutor de su partido, hablando incluso con representantes del gobierno como el propio gobernante reconoció.

El dirigente opositor ya no está en un calabozo, incomunicado, pero como lo ha señalado él muy claramente, no está libre. Por lo pronto deberá presentarse de forma periódica ante un tribunal por un delito que ni siquiera cometió. Es Freddy (no libre) Guevara.

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