Opinión

¿El que calla otorga?

El juego de poderes en una conversación viene principalmente fundamentado en el popular dicho “el que calla otorga”. Aunque en infinidades de veces un silencio incómodo puede dar la sensación de culpabilidad, el coach Ricardo Adrianza no comulga con la unanimidad que podemos percibir de esta afirmación

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Nos pasa a menudo que, en medio de una discusión, intentamos imponer nuestras ideas sin dar oportunidad a nuestro interlocutor de expresar, con suficiente espacio, las suyas.

Nos anticipamos a las preguntas y maquinamos nuestras respuestas ignorando de plano el mensaje que recibimos del otro, con el cual muchas veces coincidimos.

Es el juego del poder y la falta de empatía, o como se dice en el argot coloquial, es una actitud “mata conversaciones”. Y esto, querido lectores, atenta de manera siniestra nuestras relaciones y en general, todos los ámbitos de la vida, pues, aunque no lo hagamos conscientemente, la mayoría del tiempo estamos negociando.

Este juego de poderes –quien menos calla o más habla – viene principalmente fundamentado en el popular dicho “el que calla otorga”. Y en mi opinión, aunque en infinidades de veces un silencio incómodo puede dar la sensación de culpabilidad, no comulgo con la unanimidad que podemos percibir de esta afirmación.

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Foto Vera Arsic / Pexels

Por ejemplo, en medio de una acalorada discusión, callar tiene un efecto tranquilizador impresionante que no es equivalente a otorgar, sí a equilibrar las emociones que se disparan a granel en medio del caos.

De manera tal que mi primera conclusión es que no necesariamente el que calla otorga. De hecho, hay una frase trepidante que suelo recordar de la lectura de un libro que expresa: “el silencio es sagrado”. Y yo comparto en su conjunto este enunciado y, subrayo, que practicarlo enaltece la sabiduría de los que somos y nos enrumba por el camino de la empatía, tan necesaria en la construcción de buenas relaciones.

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Foto mentatdgt / Pexels

Así como constantemente queremos imponer nuestras ideas, resulta imprescindible obrar para entender las de los demás.

Lógicamente, no pretendo que calles siempre, pero si que le des un espacio al silencio en cada proceso y esperes el momento adecuado para plantear, con respeto y mesura, tus argumentos. Practicar este “recreo “en plena conversación es harto difícil, pero al mismo tiempo necesario, pues haciéndolo evitarás muchos malentendidos.

Ahora bien, cuando menciono callar, a lo que intento referirme no es al silencio absoluto, sí a acompañarlo de lo que denominamos la escucha activa.

¿Cómo sintonizar con esta postura?

Aquí te dejo algunos consejos que te colocarán en un lugar privilegiado como negociador o vendedor de ideas, utilizando no solo tus dotes de comunicación sino el poder que otorga el saber escuchar de forma activa:

– Durante la conversación, mantener una actitud de interés respecto a lo que transmite tu interlocutor.

– Desarrollar la capacidad de entender el lenguaje no verbal –corporal– utilizado por la otra parte durante el diálogo. Las señales no verbales generalmente nos dan pistas certeras de la intención del otro.

– Recibe el mensaje de tu interlocutor no solo considerando el contenido de este, sino también los sentimientos o emociones que lo acompañan.

– Presta especial atención a las ideas y propuestas novedosas.

Foto Monstera / Pexels

– No interrumpas mientas la otra parte desarrolle sus argumentos. Espera pacientemente y toma nota de aquellos aspectos que consideres debes refutar o ampliar.

Estos consejos son algunos que se destacan para desarrollar tus dotes de negociador.

Sin embargo, lo que no debe faltar es que, a la hora de romper el silencio y presentar tus argumentos, lo hagamos teniendo en consideración el aspecto emocional de la otra parte.

Si lo miras bien y estás de acuerdo con lo que expreso, callar no es otorgar. Pero callar inteligentemente, incorporando los elementos de escucha activa mencionados, tiene una acción demoledora para buscar intereses en común y evitar distracciones que conlleven a alejarnos del objetivo deseado: ¡lograr consensos y vender nuestras ideas!

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