Opinión

Revisar los modelos de gestión: la urgencia del FUTVE

Estudiantes de Mérida es solo un ejemplo más de una realidad: el modelo de gestión de los equipos de fútbol en Venezuela necesita una transformación. Opciones parece haber y en esta nota Carlos Domingues analiza cada una con sus ventajas y desventajas

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Lo que sucede con Estudiantes de Mérida en la actualidad es la viva demostración de que el modelo de gestión de los equipos de fútbol en Venezuela necesita un cambio, una revisión, un vuelco total.

Son cinco los meses que tienen sin cobrar los miembros de la institución rojiblanca. La lamentable muerte de su propietario, Christian Toni, agravó una situación que ya traía cola de antes. El hecho que sea Estudiantes, un histórico del balompié local, el que esté atravesando por esta dura situación, aumenta lo sonoro del asunto. En Mérida se han prendido las alarmas y hasta la afición está convocando una asistencia masiva al Metropolitano el próximo domingo para de manera, quizá desesperada pero sí muy sentida, tratar de colaborar para la salvación del equipo.

Hace veinte años aproximadamente, el fútbol rentado dependía prácticamente de las instituciones gubernamentales. En cada cambio de gestión, naturaleza propia de un país con cargos de gobierno elegidos por votación popular, el drama sobrevenía porque quizá la nueva gestión no tenía interés en financiar un equipo de fútbol. Por aquel entonces, demandábamos la necesidad de que los equipos cambiaran su figura propietaria hacia lo privado.

Desde hace unos diez años aproximadamente, una nueva clase económica en Venezuela devino en el interés de diversos mecenas en hacerse cargo de los equipos de fútbol en el país. Una estabilidad perdurable parecía arribar al fútbol nacional. Las deudas, eterno dolor de cabeza, prácticamente desaparecieron y los problemas pasaron a ser de otro tipo.

Sin embargo, la situación de la pandemia afectó el patrimonio individual de cada uno de estos propietarios. Sus empresas resultaron afectadas, por lo tanto la liquidez dejó de fluir al fútbol. Volvimos a las penurias.

En Estudiantes el caso es muy particular y grave. Con la muerte de su propietario, no solo el equipo sino sus empresas hoy dependen de quien heredó. Tal situación, tan lamentable como imprevista, ha retrasado todo en el equipo académico, pero lo que más preocupa es que no parece haber ni interés ni capacidad de gestión de quien hereda para resolver todo lo que significa la cancelación de los salarios pendientes en la nómina de Estudiantes.

La crítica situación ha desesperado a los involucrados. Incluso la afición trata, por distintos medios organizados, de encontrar una salvación. La búsqueda de un inversor que asuma la deuda y que sea el nuevo propietario del club sería el paño caliente inmediato, pero la aparente única solución.

Todo lo que ha ocurrido en 2022 en el fútbol criollo, donde algunos equipos han entrado en crisis por impagos, hace necesario revisar el modelo de gestión del fútbol como empresa.

¿Debe el aficionado pasar a ser accionista? Esa cultura no existe en Venezuela, no hay un arraigo tal que permita asegurar que el seguidor, el hincha, sostenga la institución con su bolsillo. Y ahora, cuando el perfil del hincha común es de quien emigró, la tarea es más difícil porque hay que captar a la gente que está a que aprecie las instituciones, el espectáculo como tal y decida sacar dinero de su bolsillo.

Otra solución inmediata, pero que no me parece beneficiosa, es que el Estado asuma el financiamiento de una parte del fútbol. Es el balompié el único que no recibe recursos del Estado para su desarrollo, cosa distinta a los que pasa con la Liga de Beisbol Profesional y la Súper Liga de Baloncesto. Sería una forma de paliar las deudas, pero que sea el Estado el que sostenga el fútbol en un país con otras prioridades, pudiera ser cuando menos contradictorio.

Lo cierto es que el modelo de gestión requiere una revisión inmediata. Sincerar costos, revisar torneos, sistema de competencia. No solo es exigir solvencias financieras, sino revisar los funcionamientos presupuestarios de los equipos: si no tiene como demostrar que va a cumplir, mejor que no intervenga en el torneo.

Es tan urgente que se pueda rescatar la situación de Estudiantes, de Aragua, de todos los equipos que no están solventes, como revisar el funcionamiento económico de cada equipo. Urge sincerarse y entender qué se puede y que no.

No solo es hora que aparezca la plata: es el momento de las ideas.

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