Opinión

Final FUTVE: una derrota a los odiadores

La organización de la final del fútbol venezolano cumplió. Hubo espectáculo en la cancha y fuera de ella. Hay muchas cosas por mejorar en nuestro balompié, pero el triunfo de Metropolitanos se debe celebrar

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Futve

Creo que he agotado las líneas expresando mis ideas, mis impresiones sobre lo que ha sido Metropolitanos en 2022, el año púrpura. El flamante campeón del fútbol venezolano tiene pocas cosas por analizar, ya que al ser tan regular a lo largo de la campaña, hemos agotado los recursos literarios para alabar a un equipo que ha hecho las cosas tan bien y que demostró que la regularidad también puede triunfar en un formato de competencia como el de la LIGAFUTVE.

Yo quiero dedicar estas líneas al espectáculo futbolístico que significó la gran final del campeonato. Les confieso: en el seno de la LIGAFUTVE como organización no había temores, sino ánimos de encarar el reto de que una final entre un equipo con escasa o nula afición como Metropolitanos y un cuadro que no estila arrastrar numerosos aficionados por las carreteras venezolanas como Monagas, fuera atractiva. Y lo lograron.

El Olímpico no se llenó. No recuerdo la última vez que se colmó hasta la bandera, pero meter 23 mil personas ahí solo es capaz de hacerlo la visita de una Argentina con Messi o una Portugal con Cristiano Ronaldo, o un Caracas – Táchira. Por eso, era un reto enorme lograr que la gente se enganchara con la final inédita entre un equipo novel y uno no tan tradicional. Y lo lograron.

Casi 12 mil personas se acercaron al Olímpico. Casi 12 mil almas en algún momento gritaron casi todas “¡Vamos, Metro!”. Sí, la convocatoria se extendió a la Caracas futbolera, a las escuelas menores de Distrito, a sus padres y representantes. Los vi en la tribuna popular, desde donde improvisamos una cabina de transmisión para presentar en televisión el ángulo inverso, teniendo como toma central la tribuna principal del Olímpico. No obstante, también vi mucha gente futbolera que estoy seguro fácilmente podían ir a la principal y tuvieron que comprar en la popular porque se habían agotado las entradas del otro lado el sábado. Había mucha gente.

Sin embargo, lo mejor estuvo en el campo. Metropolitanos y Monagas regalaron el partido más emocionante de toda la temporada. Quizá no el mejor, quizá no el que tuvo más ocasiones, pero sí fue un partido vibrante, que se jugó en cada arco, con velocidad, juego limpio, vertiginoso, al ritmo que le espera a ambos en la fase de grupos de la Libertadores del año que viene. El público, ese que en gran número quizá nunca había ido al estadio a ver un partido de FUTVE, se fue enamorado con lo que vio, contagiado de la emoción que imprimieron dos equipos a lo largo de casi 140 minutos.

Golazos, jugadas, definición desde el punto penal, Desorden Público en el entretiempo, fuegos artificiales, premiación digna de una gran final, pantalla gigante ofreciendo las formaciones de ambos equipos, acceso controlado, venta de bebidas y comidas en todo el estadio. Si la final del año pasado entre Caracas y Táchira fue un rotundo éxito, esta la alcanza, no tanto en asistencia de público, sino en organización y puesta en escena.

Hay que seguir creciendo. Hay muchas cosas qué mejorar en nuestro fútbol, como el eterno mentado problema de las deudas y los impagos, pero que un equipo como Metropolitanos que está al día sea el paradigma para el resto, también es un aspecto importante a tomar en cuenta. Que sirva eso para mostrarle al resto cómo se llega al éxito.

Aún estoy ronco. Fueron poco más de cinco horas de transmisión en vivo abarcando esta gran final, como una instancia así debe ser abordada. Fue alucinante narrar ese partido porque tuvo emociones siempre y la gente colaboró para que fuera tan emocionante. La logística funcionó a la perfección y hoy no hay ningún detalle que pueda sacarse para decir “esto estuvo mal” o “aquí se equivocaron”.

No es jalar bolas. Es reconocer el trabajo bien hecho. Así debe ser todo en el fútbol venezolano. Se terminó la campaña y desde lo competitivo habrá tiempo de evaluar muchas cosas, pero lo cierto es que aquellos que auguraban una final aburrida y sin público, se quedaron con los crespos hechos.

Este es mi fútbol. El fútbol venezolano.

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