Opinión

¿Cómo se explica la gran popularidad de Trump en Estados Unidos?

¿Por qué este hombre más interesado en su ego y su propio dinero ha logrado desplazar a los barones del partido Republicano y se perfila como candidato a otra elección, pese a los casos judiciales en su contra?

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Donald Trump

La posible victoria de Donald Trump en las elecciones presidenciales de EEUU, que tendrán lugar en noviembre de 2024, es un asunto sobre el cual los especialistas no terminan de ponerse de acuerdo. Eso se debe en buena parte a la incertidumbre jurídica de que Trump pueda o no competir como candidato del partido Republicano vistos los numerosos juicios que enfrenta en los tribunales de ese país.

Lo que sí no está en disputa es el ascenso del Trumpismo como fuerza política que ha sido capaz de echar a un lado a los barones del partido Republicano y cuya relevancia dentro de la organización depende cada vez más de la voluntad del expresidente.

¿A qué se debe el fenómeno de la popularidad de Trump? ¿Es un asunto que se extinguirá con Trump o lo trascenderá? De esto trata este breve artículo.

  • Trump ha sido muy exitoso en proyectar la imagen de víctima de una conspiración que le arrebató su supuesto triunfo electoral en 2020, y luego al sembrar en las mentes de sus seguidores la idea de que todos esos juicios contra él no son sino una cacería de brujas que buscan apartarlo de la elección de noviembre como candidato presidencial del partido Republicano.
  • Los demócratas han caído en la trampa de enfocarse en disputas culturales “woke” que chocan con la idiosincrasia de 30% a 40% de la sociedad estadounidense que siempre ha sido conservadora pero que ahora es militante activa de los valores del neoconservadurismo gringo. Una militancia, por cierto, que no ocurre entre los demócratas, o por lo menos no con el mismo entusiasmo, que parecen más divididos en materia de los valores del progresismo.
  • Trump ha sabido conectarse con ese amplio segmento de la población alimentando el miedo de que el triunfo de los demócratas en las próximas elecciones amenaza la vigencia de valores fundamentales como la cristiandad, el matrimonio entre hombres y mujeres, la familia, y el derecho a poseer armas. Sus adversarios, eso pregonan los maga-republicanos, solo están interesados en promover el aborto, el adoctrinamiento sexual de los niños, la inmigración ilegal, y la subordinación del país a los mandatos de instituciones mundiales dirigidas por burócratas e intelectuales que no los representan. Esos son los temas que estimulan a los sectores más retardatarios en EEUU y los hace soñar con el regreso a un país que jamás ha existido, pero al que aspiran (y se parece un poco a los EEUU de la década de los 50’s del siglo 20).
  • Los medios de comunicación son también corresponsables del ascenso del trumpismo. El caso es que ellos siguen imantados con el atractivo mediático de Trump, sea para apoyar sus locuras, sea para adversarlo, pero en ambos casos se han encargado de mantener su vigencia mediática y lo han ayudado a definir la agenda noticiosa de todo el país. Y a partir de allí le han dado una visibilidad enorme a los movimientos que apoyan a Trump, que más que republicanos son trumpistas.
  • Por último, y eso es una novedad, que las cuestiones económicas, ocupan un segundo plano como «drivers» del neoconservadurismo estadounidense en las próximas elecciones. Y de esa responsabilidad no escapa la propia administración del presidente Biden que no ha sabido promover adecuadamente en la ciudadanía sus triunfos en esa área:pleno empleo, crecimiento ininterrumpido de la economía, de los índices bursátiles, y de la productividad. Esos mismos norteamericanos que apoyan a Trump, si bien les preocupan asuntos como la inflación, los déficits fiscales y la deuda de Estados Unidos, no quieren que nadie les quite los beneficios del Seguro Social y el Medicare (en concreto, no apoyan el desmantelamiento del Obamacare), y tampoco se oponen a que los ricos paguen más impuestos.
  • Sus preocupaciones actuales en materia de empleo son bajas o inexistentes. Podría afirmarse entonces que los maga-republicanos son «progresistas» en materia de gastos, y se alegran cuando el gobierno les construye o repara un puente, una carretera, y una autopista. Su odio hacia el gasto del gobierno demócrata se dirige casi exclusivamente a los programas de inclusión social de las minorías en EEUU, y a los trabajadores del sector público, pues ignoran que su país tiene una de las burocracias federales más pequeñas y eficientes del mundo.
  • ¿Se extinguirá el trumpismo cuando Trump salga de la escena o lo trascenderá? Nadie lo sabe. Lo cierto es que Trump – que carece de todo tipo de ideología que no sea la de enriquecerse a sí mismo e inflar su desmedido ego- no sacó de la chistera esas taras sociales tan profundas que se observan entre sus seguidores, sino que más bien las identificó, las legitimó, y se sirvió de ellas como un trampolín para a llegar al poder en 2016 y regresar a la Casa Blanca en 2024. Lo deseable es que el trumpismo sea un fenómeno pasajero y que el pueblo de Estados Unidos vuelva al centro político, alejándose de los extremos que amenazan la convivencia entre sus ciudadanos.
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