Opinión

Recuperar y monitorear: la FVF y los estadios

Cuando José Pékerman fue anunciado como nuevo seleccionador nacional, aseguró que de nada servía su nombramiento si no existían las facilidades para que pudiera desempeñar adecuadamente su trabajo. Y esa responsabilidad no es de otra entidad que de la Federación Venezolana de Fútbol

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Estadios

Hace unas tres semanas fui invitado a Maracaibo para la presentación de un nuevo plan (he perdido la cuenta de cuántos van) de recuperación del Estadio “Pachencho” Romero de Maracaibo.

La escena era realmente deprimente: el enorme coso que albergara la pomposa y boyante Copa América de 2007, 14 años después se mostraba como un auténtico peladero de chivos, porque ni siquiera sirve de pasto para ganado. Escena clara de la dejadez, del olvido, de la ineficiencia, de la poca capacidad de gestionar estructuras de interés público. Muestra cara de gestiones gubernamentales ineficientes.

Recuerdo haber preguntado en la rueda de prensa, cuál era el plan diseñado para dar seguimiento y sostenibilidad a esa recuperación que iniciaba del estadio. Creo que ahí está la clave porque si bien uno aplaude la inversión que se hace para recuperarla, entiende que si no existe una planificación y estructura que permita que ese cuidado se sostenga en el tiempo y haya el monitoreo necesario, estamos ante otros pañitos de agua tibia que solo atienden la subida de temperatura pero no curan la enfermedad.

La recuperación del Estadio Pachencho Romero, el trasplante de un nuevo césped en Pueblo Nuevo de San Cristóbal y los trabajos para refaccionar los orientales Cachamay y José Antonio Anzoátegui, parecen ser parte de un jalón de orejas del nuevo seleccionador José Néstor Pékerman acerca de la necesidad de contar con escenarios dignos para el desarrollo del fútbol en nuestro país. Y fíjese bien en el sujeto en quien se central el beneficio: no en la selección absoluta, sino el fútbol en general.

Cuando Pékerman fue anunciado como nuevo seleccionador nacional, aseguró que de nada servía su nombramiento si no existían las facilidades para que pudiera desempeñar adecuadamente su trabajo. Y esa responsabilidad no es de otra entidad que de la Federación Venezolana de Fútbol, amparada en el apoyo que puedan brindarle los distintos gobiernos regionales y los clubes profesionales de fútbol. Es una llave necesaria para poder brindarle al nuevo cuerpo técnico todas las herramientas para que plasmen las buenas ideas que tienen para nuestro fútbol.

Sin embargo, yo quiero centrarme en la necesidad de monitorear en el tiempo la conservación de todos estos escenarios que hoy son objeto de reparaciones. Es la hora de que el máximo ente rector del fútbol se convierta en el inspector de las recuperaciones y si bien no es su responsabilidad directa la conservación, al menos puede fungir de vigía que brinde seguimiento regular acerca del estado de todos los estadios en los que se practique fútbol no solo profesional, sino de alto nivel en nuestro país.

Puede parecer una solución utópica. Cualquiera puede asegurar que no es competencia plena del ente federativo que los estadios del país se mantengan pero sí creo que un monitor que registre el estado de cada escenario es necesario. La Licencia de Clubes de alguna manera obliga a los clubes profesionales a responsabilizarse del cuidado de los estadios en los que hacen vida, pero no es suficiente en cuanto a monitoreo central que garantice el mantenimiento permanente.

No es un tema de responsabilidades, es un tema de patrullar, de advertir. Sería muy positivo, además, que exista una comisión encargada de dar seguimiento al estado físico de las estructuras y advierta cualquier situación anómala que se pueda atender al debido tiempo, que haga el ruido necesario para evitar que los responsables directos incumplan con los planes de conservación y mantenimiento.

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