Salud

Estudiantes tachirenses en riesgo ante fallas en el sistema de alimentación

Las deficiencias presentadas por el Sistema de Alimentación Escolar (SAE) están generando una crisis indetenible dentro de las escuelas del Táchira que va desde la desnutrición infantil, pasando por la deserción escolar hasta la incursión de escolares y liceístas en las filas de grupos irregulares.

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Texto: Rosalinda Hernández C. / Táchira

La escasez de productos alimenticios en Venezuela sobrepaso las expectativas, ya no solo se reduce a los hogares.  El desabastecimiento nacional tocó a las escuelas y  ha generado el fracaso y colapso del Sistema de Alimentación Escolar (SAE) al menos en el estado Táchira.
Así lo aseguró Javier Tarazona, presidente del Colegio de Profesores de la región andina.
Tarazona catalogó de «alarmante» la situación por la que atraviesa el SAE en la región y señaló que el referido plan del gobierno nacional  desde hace dos años viene en decadencia y  se convirtió en “la olla podrida de la revolución”.
El Instituto Nacional de Nutrición (INN) sugiere un menú al SAE para que exista un balance nutricional y anualmente el Ministerio de Educación hace una investigación antropométrica –talla y peso – a los escolares para comprobar la efectividad del programa.
Se conoció que en los últimos análisis se han encontrado niveles de desnutrición elevados en los niños de las escuelas públicas del Táchira, precisó el representante de los profesores.
“Los porcentaje de desnutrición de los escolares que forman parte del programa de alimentación escolar en Táchira, supera el 60%. Y solo un 10% de los planteles del estado son  atendidos por el SAE durante la semana completa”, detalló.
Solo dos días  a la semana y en condiciones precarias con un desayuno tipo 1, como el que se sirvió en una escuela local, “bollos de harina precocida con mantequilla”, estaría atendiendo el sistema de alimentación a niños y jóvenes tachirenses, según lo denunció Tarazona.
“A ese desayuno incompleto y sin nutrientes le siguió como almuerzo de pasta con aroma de atún, digo aroma porque no contienen atún, es solo su olor porque emplean un atún muy pequeño para una cantidad importante de niños”.
Explicó el representante gremial que el SAE, normalmente funcionaba con la medida de la matrícula escolar con la que cuenta la institución educativa,  pero en realidad no está sucediendo así.
“No se están entregando ni pollo, ni carne, o solo uno de ellos, además que entre los otros productos -vegetales, frutas, cereales- no se termina de completar los requerimientos que el INN recomienda según la tabla nutricional”.
Se violan derechos humanos
Para el Presidente del Colegio de Profesores del Táchira, el Gobierno nacional es un violador de derechos humanos y la prueba más evidente de ello es que en San Cristóbal existen 8 escuelas municipales que están excluidas del sistema de alimentación escolar, por el solo hecho de pertenecer al gobierno local y de oposición.
“Trabaje en una de esas escuelas como profesor de primer grado. Allí llegan niños de estratos socio económico bajo, proveniente de barrios donde se concentra una amplia marginalidad. Esta es una prueba más de cómo el Estado desprotege a quienes no estén alineados con su proyecto”, dijo.
En las zonas rurales la falta de comedores escolares se agrava por el restringido acceso a los alimentos y las cadenas de distribución que hay que cumplir para que lleguen a la población, recalcó Tarazona.
Detalló que en algunas localidades una semana pueden  llegar alimentos para dos días y la otra semana ya no funciona el sistema de alimentación.
“En el 100% de los planteles públicos del Táchira, representados en 1500 escuelas y liceos estadales y nacionales,  el sistema de alimentación escolar fracasó. Solo se logra cubrir dos días a la semana en la totalidad de los planteles y con la crisis hídrica aparece un elemento más para decir: hoy no se sirve comida”, destacó el docente.
El Estado estimula la deserción
Aseguró Tarazona a El Estímulo que en los últimos meses se viene observado como los estudiantes están desertando de las instituciones educativas tachirenses, sobre todo en el nivel de secundaria.
“Los liceos están vacíos y los profesores nos han manifestado que anteriormente habían muchos estudiantes y las discusiones eran por tratar de mantener un mínimo de alumnos por aula. Luego de tener una sobre población escolar pasamos a contar entre 5 y 7 alumnos por sección, es de decir que ciertamente las aulas están abandonadas porque de una u otra forma el joven transita en la búsqueda de salidas a la crisis que está viviendo”.
Por su parte, Edicson Rivas, docente del liceo Monseñor San Miguel de San Cristóbal, indicó que el deterioro del programa de alimentación en los liceos del Táchira es casi generalizado. “En el liceo en donde doy clases la alimentación escolar se completa gracias el aporte que dan padres y representantes”.
“Muchos de los jóvenes y niños que son mis alumnos vienen de hogares de escasos recursos económicos y de zonas deprimidas. Vienen buscando en el liceo un espacio no solo para pernotar, sino para cubrir sus necesidades”.
De acuerdo a Rivas la gravedad de la situación se ha visto seriamente reflejada en el rendimiento escolar de los jóvenes.
Reveló que durante el año escolar 2014-2015  la matrícula escolar era de 33 alumnos, hoy solo se registran entre 10 a 12 estudiantes por sección. Niños que han dejado la escuela porque no encuentran solución a sus problemas dentro de las instituciones educativas.
“En la nómina de alumnos he encontrado casos de muchachos que solo llegan en la mañana al liceo a desayunar, luego se retiran a la cancha, juegan  y retornan a la hora del almuerzo”, señaló.    
Ángel Molina, representantes del Taller Laboral San Cristóbal,  escuela en la que se imparten clases a niños con condiciones especiales, señaló que en el referido recinto educativo el programa de alimentación escolar presenta “grandes deficiencias”.   
“La alimentación que está recibiendo mi hija no tiene las condiciones nutricionales requeridas por lo cual está afectando considerablemente el proceso cognoscitivo de la niña”.
Para buscar una solución a la situación que presenta la escuela, -dijo Molina- se han reunido padres y representantes y en la medida de sus posibilidades (no todos aportan), contribuyen para comprar alimentos, contratar otra madre que elabore las comida y pagar junto con los docentes el transporte para traer a la escuela el mercado que entrega en Estado venezolano.
“No es la solución porque el Estado es el encargado de proveer toda la alimentación y las vías para que llegue a los niños. Pero si no lo hacemos de esa manera entonces, ¿cuántos niños dejaran de comer? Se han elevado las inquietudes a los organismos correspondientes y aún se está a la espera de una respuesta”.
El rebusque para comer
Si el niño o el adolescente no tienen comida en casa y esa situación la solventaba antes en la escuela,  pero ahí tampoco les garantizan la alimentación, se ve en la obligación de salir de las aulas para resolver que va a comer, explicó Tarazona.
Según el docente no es difícil toparse con niños y jóvenes en sitios puntuales de la capital tachirense, pidiendo dinero para comida, lo que los convierte en seres vulnerables a la trata de personas, al abuso sexual y pornográfico, a la delincuencia organizada o a ser reclutados por los grupos irregulares que operan en la zona de frontera y que captan a los niños y jóvenes que no tienen la atención del Estado y que terminan buscando en ese mundo de economía paralela, la salida a la crisis.
“Un niño por hacer una tarea de visaje, de espionaje, de mosca, es decir el que alerta cuando vienen la Guardia Nacional o el Ejército en la frontera, a ese niño o joven le pagan hasta 50 mil pesos al día, al cambio representan 15 mil 151bolívares. Monto bastante atractivo y  que ningún profesional  de este país se los gana diarios”, destacó Javier Tarazona.
Lo anterior representa solo una muestra de la agresividad con la que se estaría presentando la estimulación a la deserción por parte de elementos externos a las escuelas y liceos en el Táchira y que valga decir que es “muy alta”, puntualizó.
La guerrilla llego a la escuela
La penetración de la guerrilla Colombiana en las escuelas del Táchira, no es un cuento, dijo Javier Tarazona. “Ocurre con la vista complaciente del Ejército y la Guardia Nacional, a quienes se le compran tanques, fusiles, cualquier cantidad de armas y tecnología de guerra que no beneficia en nada a los ciudadanos venezolanos”.
Javier Tarazona, con voz certera señaló que han realizado como gremio, constantes denuncias ante la Zona Educativa Táchira y han hecho peticiones a la Defensoría del Pueblo nacional y regional, a la Fiscalía del Ministerio Público y hasta se han sostenido conversaciones en privado con el Gobernador del estado José Gregorio Vielma Mora para tratar la gravedad del tema.
Señaló que durante los encuentro con el mandatario regional el Gobernador se ha comprometido con el gremio educativo y el Colegio de Profesores de Venezuela,  “en primer lugar a bloquear la emisora de la guerrilla que se escucha en Táchira, en donde obligan a los niños de las escuelas de la frontera a sintonizarlas bajo la amenaza de que si no lo hacen,  matan a sus docentes”.
Agregó Tarazona que han presionado a los docentes a repartir en las escuelas una revista llamada “Antorcha ELN”, y han pasado algunos meses de la promesa que hizo el Gobernador de bloquear la emisora 96.7, y no lo ha hecho. Ya existe una segunda emisora que se encuentra en otra zona del estado con mucha más potencia que la primera.
“¿Qué hace Conatel? Vienen cierran emisoras comunitarias en los pueblos del Táchira, emisoras privadas,  pero permite abiertamente la difusión de una emisora terrorista, comandada por un grupo irregular. Y el Gobierno venezolano se está haciendo complaciente y silente para que ellos operen y sigan entre nosotros”, puntualizó el educador.]]>

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