Liskeidy Pacheco: así se combate la leucemia desde la inocencia
A los tres años de edad el diagnóstico de Liskeidy empeoró: su leucemia mieloide pasó de ser crónica a aguda. Su vida transcurre en la cama de emergencias del JM de los Ríos y la enfermedad pesa, a ella le causa dolor y su familia no tiene recursos para aliviarlos. Esta es una manera de ayudarles
Liskeidy Pacheco tiene tres años y su día a día transcurre en la sala de emergencia del hospital JM de los Ríos. Ese era el mismo espacio en el que estuvo internado Aaron Fernández, paciente que falleció bajo la observación de los médicos.
La niña es originaria de los Valles del Tuy, una localidad del estado Miranda. Su primer diagnóstico llegó cuando cumplió los dos años de edad: leucemia mieloide crónica.
Liskeidy recibió sus quimioterapias y mejoró hasta cierto punto, pero el 22 de febrero su biopsia de médula ósea arrojó que la enfermedad había avanzado y se convirtió en leucemia mieloide aguda.
Otra madre cuidadora que necesita ayuda
La madre de Liskeidy tiene 24 años de edad y se llama Lisdionis Pacheco. Es mamá soltera y no duda en decir que «Bollito» – apodo de la niña – es su prioridad y que ella ha logrado fortalecer su actitud después de asimilar el cuadro de su hija.
Lisdionis trabajaba en Cartanal, pero se retiró para dedicarse a la niña en su totalidad. Su apoyo es la bisabuela de Liskeidy, la señora Rafaela Pacheco. Ella tiene 60 años de edad y es el muro de contención de ambas.
Para la joven mujer, ser madre cuidadora «es sinónimo de no despegarte de un hijo en el hospital» y por eso Rafaela busca ser útil: se encarga de la alimentación y cuando Lisdionis sale a llevar las muestras de los exámenes de laboratorio o a buscar los medicamentos para cumplir el tratamiento, se queda con la niña. Trabajan como un trío dinámico.
«Aún tengo la fuerza para ayudar a mi nieta y su hija, aquí con ellas voy a estar» cuenta la abuela Rafaela.
Una patología de alto cuidado
La patología de Liskeidy amerita una dieta restrictiva. No puede comer nada de embutidos ni enlatados. Las proteínas como pescado y pollo deben cocinarse con la menor cantidad de grasa posible. Ella debe evitar consumir alimentos procesados, pero el precio a pagar es muy alto. Sin embargo, se hace un esfuerzo grande.
La ayuda viene de parte de las tías maternas de Liskeidy, quienes apoyan en su alimentación. No obstante, lo más caro son sus exámenes médicos: ninguno se hace dentro del hospital y todos los días los solicitan. Los lunes y los jueves son los días más intensos, pues la solicitud es más grande y rigurosa.
Por lo que cuenta Lisdionis, su familia ya no puede colaborar para pagarlos. Son muchos exámenes. El apoyo en este caso ha sido la Fundación Santi y Sus Amigos.
«Para mi hija han sido una gran ayuda de parte de la fundación, pero muchas veces no es suficiente. Además de mi hija hay muchos, muchos niños que necesitan ayuda y no es fácil ayudar a tantos niños a la vez, pero siempre estoy muy agradecida con ellos, hacen lo humanamente posible», dice Pacheco.
Lisdionis Pacheco no pierde la esperanza. Sabe que su hija puede recuperarse, pero ahora debe estar unos meses recibiendo su quimioterapia y esperando resultados favorables. Los médicos no pueden asegurar el éxito del tratamiento, pero esperan sea positivo y eso amerita pruebas y tiempo.
¿Cómo ayudar?
Si quieres ayudar a Liskeidy Pacheco, puedes hacerlo a través del siguiente pago móvil:
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