Tecnología

Es el código, idiota: no te dejes quitar tu WhatsApp

Nunca, pero nunca, compartas tu código de Whatsapp y si eres administrador de un grupo y te enteras de que hackearon a algún participante, retíralo cuanto antes de la lista de miembros

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El asunto es así: un día, tomándote un café en la calle te llega un mensaje por WhatsApp. Miras y te parece curioso porque dice que es de la gente de WhatsApp. Y, claro, tiene sentido que si te quieren decir algo, lo hagan por la misma aplicación que inventaron, ¿no?

Ahí cometes el primer error.

El mensaje -desde un número extranjero- dice que detectaron una actividad inusual en tu cuenta -«una situación irregular», para usar el absurdo eufemismo- y presenta un breve informe en el que te cuentan, por ejemplo, que la «actividad» ocurre en Aruba y en un iPhone 8. Y piensas, quisiera estar ahí donde ocurre esa «actividad». Pero estás en Caracas, a punto de tomar un café y la amenaza comienza a planear sobre tu cabeza: te dicen que deben verificar que tú eres tú y no el que está en Oranjestad comiendo croquetas y tomando Heineken y que por favor respondas con un «SÍ».

Ahí ya vas por el segundo error.

Recibes de vuelta otra indicación: WhatsApp no quiere que pierdas tu cuenta para siempre, de modo que te van a enviar un código de seis dígitos para confirmar que de verdad eres el titular. Y llega el código, igualito que la primera vez que activaste la aplicación en tu teléfono. De modo que sí, es desde WhatsApp que te están contactando para cuidarte.

Es lo que piensas.

La instrucción es sencilla: lo copias en la conversación y le das enter. Con eso, salvaste tu cuenta y ya podrás terminar tu café en paz. Pero no.

Ese es el tercer y definitivo error: ya te quitaron tu guasap.

No entiendes bien lo que está pasando, crees que tardaste mucho en mandar el mensaje y ves que ya no tienes acceso. Entonces haces lo que crees que es lo apropiado: intentas reactivar tu número en la aplicación. Y te llega otro código, lo metes, pero no funciona. Y vuelves a probar. Y otra vez. Y cada vez que metes un código nuevo la App te castiga y debes esperar más para recibir uno nuevo. Así, hasta que -implacable- guasap te dice que tienes que esperar 11 horas para intentarlo nuevamente.

¿Y quién puede vivir sin guasap 11 horas? Maldito Zuckerberg, ¿por qué me castigas?

Entonces, desde Miami te escribe un amigo por Instagram: «Marico, ¿me estás mandando mensaje pidiéndome 600 dólares? ¿Qué te pasa?».

Y te llama tu hermano para decirte que le estás mandando mensajes raros a tu hermana en Estados Unidos en los que le pides un código de seis dígitos para no se sabe qué…

Ahí ya lo tienes claro: caíste en la trampa.

Crees que tu próximo chance de recuperar la cuenta es dentro de 11 horas. ¿Qué hacer? Revisas tus redes sociales y todo está bien. Es lógico: no están asociadas con el número telefónico. Le escribes a los administradores de grupos de guasap en los que estás para decirles que te «hackearon» y que deben sacarte de los grupos mientras resuelves. Usas Telegram o llamas para que algunas personas en particular sepan lo que sucede por si acaso reciben mensajes raros de parte de quien usurpa tu cuenta. Y a punto de desesperarte, le preguntas a alguien que sabe de estas cosas: ¿qué hago?

Mientras resuelves, el usurpador está desplegando varias estrategias a ver cuál tiene éxito. Pide dinero directamente, hasta que tus amigos lo mandan al carajo, también directamente. Manda mensajes en grupos activos diciendo que estás cambiando dólares en efectivo por transferencias vía zelle y le dice a algunos -preferiblemente los que están fuera de Venezuela- que te ayuden con un código que van a recibir, con lo cual también terminarían sin su guasap.

Si lo hacen escribir mucho o explicarse, comete pifias. Escribe con errores, está muy apurado. No se expresa como tú. Cada mensaje que le manda a tu hermana lo comienza con la palabra «hermana» y a tu hermana le parece raro que escribas así como una doña. Y nadie quiere darte 600 dólares. Nadie quiere tu cash.

Bueno, casi nadie.

En esta historia, una amiga quiso «ayudarte» con el asunto del efectivo y consiguió a un vecino que quería 30 dólares y terminó transfiriendo a la cuenta de zelle de los estafadores: [email protected] a nombre de Michelle Rozanes, en el Bank of America. Una cuenta cuya dirección -por alguna razón pasó los datos completos- es 14340 Pebble Beach Blvd, Zip Code 32826, una dirección en Orlando, y ojalá un día a alguna autoridad de allá se le ocurriera visitar a estos emprendedores…

WhatsApp

Ahora pienso en ellos: deben estar muy decepcionados de mis contactos…

Lo que pasó, lo entiendes después, es que los estafadores te hicieron creer que tu cuenta estaba en riesgo para condicionarte a sus instrucciones en medio de un parapeto más o menos bien montado. Nadie te «hackeó», fuiste tú mismo quien les dio la «llave» de tu guasap. ¿Cómo? Una vez que te dicen que vas a recibir un código de 6 dígitos, ellos están intentando registrar tu número en WhatsApp, pero en otro móvil. Tal como debe ser, la aplicación manda un código de confirmación. Pero lo manda al celular que tiene la tarjeta SIM con tu número, no al de ellos. El problema es que ya te comiste el cuento y como un perfecto idiota reenvías el código.

Moraleja: ni que te escriba tu mamá, tu abuela, tu hermano, tu hijo… Nunca debes pasarle a nadie ese código. Ningún código. No seas ese idiota que fui yo. Tampoco seas ese incauto que cree que un empleado de Movistar lo va a contactar -por llamada o mensaje- desde un Movilnet para meterle el cuento de que están actualizando «algo» y que si no le mandas el código que recibirá a continuación, entonces perderás tu línea. Esa es la modalidad más reciente que aplican los estafadores y aunque varía la forma, el objetivo es el mismo: conseguir que les mandes el código.

Nunca lo olvides: es el código. Te lo repito: no le mandes a nadie ningún código

Ajá, ¿y cómo salimos de esto?

Fácil. Tan fácil que te hace sentir más imbécil. Manda un mail a[email protected] que diga «Cuenta robada» (o teléfono extraviado, si es el caso), seguido de «por favor desactiva mi cuenta» y le añades el número de teléfono tal como se copian los números en WhatsApp.

Hace algún tiempo no pedían nada más, pero ahora debes demostrar que eres tú el dueño de la línea, así que hay que ahora WhatsApp pide algo que lo demuestre, como uno de esos recibos que te llegan cada mes y a los que no les haces mucho caso. Luego, en minutos -o al menos así debería ser- la cuenta es desactivada en cualquier dispositivo donde se esté usando. Y hasta ahí llegaron los estafadores: es el verdadero cese de la usurpación. Lo lograste tú, no Guaidó. Ya con eso, los sacaste de tu cuenta, así que mientras más rápido lo hagas, menos chance tienen de camelar a alguno de tus contactos.

¿Y cómo recupero mi guasap? Esto es más fácil todavía: vuelves a registrarlo en ese dispositivo móvil que es más inteligente que tú… Y sí, vas a recibir el código de 6 dígitos, pero ya sabes que no lo vas a compartir con nadie nunca jamás. Lo pones en su lugar y listo. A partir de ahí, control de daños… Pedir que te vuelvan a meter en los grupos, que te desbloqueen… ¿A quién jodieron? Disculpen lo malo…

¿Y si hackean a alguien de tu grupo?

Si eres administrador de un grupo y te enteras que a alguien le hackearon el Whatsapp, elimínalo inmediatamente de la lista de participantes.

El problema es que la única manera como el usurpador puede acceder a los contactos de la persona hackeada es a través de los grupos. Entonces aprovechan y envían mensajes a los demás miembros.

Atención: es importante recalcar que la responsabilidad de las estafas no es de los grupos, sino exclusivamente de las personas que compartieron sus códigos y de los que accedieron a mandar dólares por Zelle a un supuesto «amigo» que les escribió por Whatsapp, y al que ni siquiera llamaron para confirmar que realmente era quien decía ser.

En conclusión: jamás pero jamás compartan su código con nadie y, por favor, tampoco envíen dólares a alguien con quien no han hablado directamente por teléfono o en persona.

*Esta nota fue publicada originalmente el 21 de abril de 2021, pero en vista de que los estafadores actualizaron sus métodos y mucha gente sigue cayendo en la trampa, consideramos de utilidad reeditarla, añadiendo la información de los grupos de Whatsapp.

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