OpenAI despide al creador de ChatGPT
Sorpresa en el mundo de la tecnología: Sam Altman fue desalojado de la dirección ejecutiva de OpenAI. Su salida le da más control sobre la empresa a Microsoft
Sorpresa en el mundo de la tecnología: Sam Altman fue desalojado de la dirección ejecutiva de OpenAI. Su salida le da más control sobre la empresa a Microsoft
Sam Altman ha sido destituido como director ejecutivo de OpenAI, la compañía que lanzó hace un año la plataforma de inteligencia artificial ChatGPT, después de que el consejo de administración le retirara su confianza por considerar «que no siempre ha sido sincero».
La decisión se tomó tras una «revisión deliberativa por parte de la junta (directiva), que concluyó que no siempre fue sincero en su comunicación con la junta, lo que obstaculizó su capacidad para ejercer sus responsabilidades», precisa OpenAI en un comunicado.
«La junta directiva ya no confía en su capacidad para seguir liderando OpenAI», asegura. «Creemos que es necesario un nuevo liderazgo».
«OpenAI ha sido estructurado intencionalmente para avanzar en nuestra misión: garantizar que la inteligencia artificial beneficie a toda la humanidad», señala.
Altman, de 38 años, reaccionó en la red social X, antes conocida como Twitter: «Me encantó el tiempo que pasé en OpenAI», afirmó. «Fue transformador para mí personalmente y espero que también un poco para el mundo».
Lo sustituirá de forma interina Mira Murati, directora técnica de OpenAI y quien trabaja en la empresa desde hace cinco años.
«Sonaba como si hubiera algunas preocupaciones éticas que empujaron al consejo a hacer algo», comentó Carolina Milanesi, analista de Creative Strategies. «Si lo destituyen (a Altman) por motivos éticos, será bueno para la empresa».
Como parte de la reorganización, el presidente del consejo de administración, Greg Brockman, cofundador de la empresa, también fue expulsado de la junta directiva y a última hora del día comunicó que renunciaba.
«Estoy muy orgulloso de lo que hemos construido… pero a la vista de las noticias de hoy, renuncio», dijo Brockman en una publicación en X. «Sigo creyendo en la misión de crear AGI (inteligencia artificial general) seguras que beneficien a toda la humanidad».
Fundada a finales de 2015, OpenAI ha contado desde el principio con el apoyo financiero de importantes empresarios como el cofundador de LinkedIn, Reid Hoffman, el inversor Peter Thiel y Elon Musk.
La empresa está financiada por Microsoft, que ha invertido en ella miles de millones de dólares y ha integrado la tecnología en sus propios productos, como por ejemplo el motor de búsqueda Bing.
En un comunicado, el gigante de la informática afirma que su compromiso con OpenAI es de largo plazo y apoyará a Mira Murati y a su equipo para «aportar una nueva era de inteligencia artificial a los usuarios».
El analista de Wedbush, Dan Ives, afirmó en X que el despido de Altman «es una sorpresa» y hará que Microsoft tenga «más control» en la empresa.
Altman «ha sido crucial para guiar a la plataforma hasta donde está», pero que deje de ser el director ejecutivo no la pone en peligro, estimó. «Hace un año hubiera sido diferente».
Desde que salió la primera versión de ChatGPT el 30 de noviembre de 2022, millones de personas lo han utilizado para escribir mensajes, pedir una receta de cocina o inventar una historia para contarles a sus hijos.
Con el lanzamiento de ChatGPT, comenzó la carrera por la inteligencia artificial, enfrentando a gigantes como Amazon, Google, Microsoft y Meta.
Considerada una revolución comparable a la llegada de internet, la inteligencia artificial generativa puede crear ideas, contenidos, imágenes y sonidos.
Pese a su éxito, ChatGPT y otras interfaces de este tipo suscitan preocupaciones sobre los peligros para la democracia (a través de una desinformación masiva) o el empleo.
Nacido en 1985, Altman creció en un suburbio de San Luis, donde tuvo su primer ordenador a los ocho años, según un perfil publicado en el New Yorker en 2016.
Los ordenadores y el acceso a una comunidad en línea, reconoció a la revista Esquire, le ayudaron a sobrellevar su homosexualidad en una zona conservadora del país.
Como tantas figuras de la tecnología antes que él, Altman abandonó la Universidad de Stanford para fundar una empresa, Loopt, que permitía a los usuarios de teléfonos inteligentes compartir su localización.
Loopt fue adquirida en 2012 por 43,4 millones de dólares, una operación que le abrió las puertas de Silicon Valley.
Se tomó un año sabático durante el cual leyó decenas de libros sobre materias que le interesaban, escribió en un post. Durante ese tiempo habló mucho de ingeniería nuclear, biología sintética, inversiones e inteligencia artificial. «Se plantaron las semillas de cosas que posteriormente funcionaron», dijo.
En 2014, Altman se convirtió en presidente de Y Combinator, una «aceleradora» que ofrece a las startups orientación y financiación a cambio de un porcentaje de las empresas.
Altman amplió la estrategia de inversión de Y Combinator más allá de las startups de software a la biotecnología, la energía y otros campos.
«Piensa deprisa y habla deprisa; es intenso, pero en el buen sentido», afirma Derek Greenfield, fundador de Industrial Microbes, que conoció a este emprendedor cuando su empresa de biotecnología estaba recibiendo apoyo de Y Combinator.
Greenfield recuerda que Altman siempre vestía de manera informal, a veces con camiseta y pantalones cortos. «Tenía los pies en la tierra».
Abandonó Y Combinator para centrarse en la IA a pesar de los temidos riesgos. «Es un pensador muy profundo que está increíblemente centrado en hacer las cosas bien», dijo Jeremy Goldman, director senior de marketing y comercio de Insider Intelligence.
Altma afirma que la combinación de inteligencia artificial, robótica y energía puede permitir que las máquinas hagan todo el trabajo y proporcionar una «renta básica» a los adultos de toda la sociedad.
«Un gran futuro no es complicado: necesitamos tecnología para crear más riqueza y políticas para distribuirla de forma justa», escribió Altman en un blog. «Todo lo necesario será barato, y todo el mundo tendrá dinero suficiente para poder permitírselo».
Altman dijo al New Yorker que era un «prepper», alguien que tiene instalaciones y suministros para sobrevivir a un desastre apocalíptico.
En una entrada de su blog, Altman afirma que el último día de diciembre escribe una lista de cosas que quiere hacer el año que viene.
Entre sus inversiones figuran empresas de nueva creación que trabajan en la energía de fusión y la prolongación de la vida humana. «Soy muy optimista», afirmó en un podcast con Chris Anderson.
«Siempre es fácil condenarse y pensar en lo mal que están las cosas», añadió Altman, «pero las cosas buenas son realmente buenas y están mejorando mucho».
Altman ha testificado ante el Congreso de Estados Unidos y ha hablado con jefes de Estado sobre la IA mientras aumenta la presión para regular esta tecnología, en el punto de mira por su posible uso en armas biológicas y en las campañas de desinformación.
Horas antes de ser despedido, declaró a la AFP, al margen del Foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico celebrado en San Francisco, que no siempre podemos predecir el futuro. «Lo peligroso… son todas las novedades, las incógnitas conocidas, las incógnitas desconocidas que van a surgir», afirmó.