Cinemanía

"Smile 2": más grande, sangrienta y tortuosa

“Smile 2” recupera la premisa de una entidad perversa y depravada, capaz de extender la violencia a la manera de una infección implacable. Pero en lugar de conformarse con solo narrar una variación de la historia original, el director y guionista Parker Finn, se atreve a llevarla a un terreno distinto. Uno a la medida de la vanidad contemporánea y la fama voraz que distingue a nuestra época 

smile 2
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En “Smile 2”, continuación del sorpresivo éxito de 2022, el horror es una especie de infección que se extiende en todas direcciones. Que es, a grandes rasgos, la premisa de la primera película. Pero en esta ocasión, el director y guionista Parker Finn toma una decisión brillante al llevar a una escala total la posibilidad del contagio del mal.

Ya no se trata de una víctima aislada, sino que la historia se multiplica en un escenario tan violento y amplio como para crear la sensación de que la criatura invisible, es ahora sí, el líder de un tipo de macabra adoración. Por lo que “Smile 2” es algo más que una secuela. Es una exploración acerca de lo que alimenta al horror, lo que lo hace real y en el caso de la película, le brinda poder.

Para eso, el guion sigue a Skye Riley (Naomi Scott), una estrella pop de alto calibre a la altura de Lady Gaga, Taylor Swift o Dua Lipa, y que está en la cúspide del reconocimiento. Es la estrella definitiva, trágica, talentosa y con un largo historial de problemas con el abuso de sustancias. Y es justo en el peor y mejor año de Skye, en medio de la abstinencia, un luto reciente y la posibilidad de las superventas, que algo comienza a suceder. 

Atravesando por una crisis emocional, presionada y angustiada por una futura gira, Skye recurre a Lewis (Lukas Gage) para comprar una dosis de analgésicos no supervisados. Pero lo que comienza como un intento desesperado de calmar el dolor termina en un suicidio que comienza por una sonrisa macabra. La cinta se toma muy en serio analizar su propio universo, por lo que esa primera aparición de la criatura misteriosa que se esconde en cualquier rostro, es un festival bien planteado de miedo, terror y violencia

Si algo se agradece de “Smile 2” es tener la capacidad de tomar sus conocidos límites y llevarlos a nuevos espacios. ¿Qué es lo que realmente puede hacer la entidad, ahora libre de ataduras de espacio y que puede consumir el trauma no de una sino de cientos de almas? La película se expande más y mejor, en un recorrido aterrador que se hace cada vez más oscuro a medida que se acerca más a la luz radiante de Skye, centro del amor y la adoración de millones de fanáticos en todo el mundo.

El monstruo en nosotros 

Paranoica, al borde del desastre y aterrorizada por la tenaz persecución de individuos con una sonrisa diabólica marcada en el rostro, Skye comienza a caer en una espiral de locura. Pero en lugar de apresurarse y plantear el escenario como un juego del gato y el ratón sobrenatural, “Smile 2” retrocede para explorar qué hace que esta vez su monstruo sea tan violento.

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Para eso, el director juega con los espacios, las multitudes y todos los símbolos de popularidad de nuestra época. Parte del mérito lo tiene el director de fotografía Charlie Sarroff, que convierte la cámara en un ojo subjetivo que persigue a su personaje a todas partes. “Smile 2” por momentos parece un ejercicio de forzar ángulos y primeros planos para mostrar cómo el mal corre a todas partes. Pero el efecto nunca es excesivo o abrumador, sino más bien, una agobiante huella del misterio que sostiene toda la premisa.

Paso a paso, la película avanza por su propio laberinto, hasta hacerse más dura y a la vez más consciente de su carácter macabro.

El monstruo, mejor definido y poderoso, es la idea general acerca de ese otro monstruo: la fama, la celebridad instantánea, la vorágine del reconocimiento. El director y guionista logra plasmar el miedo en medio del ojo público de una manera tan brillante, que por momentos “Smile 2” tiene mucho de sátira, sin caer en lo criticona o sermoneadora.

Para su final -un tanto predecible- la película muestra sus mejores cartas y pareciera quedarse corta en su ambición. Pero por último, expande más allá de su personaje central la noción de lo maligno, lo que anuncia una –evidente- tercera parte y también un nuevo matiz a su entidad, macabra, brillante y astuta.

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