Cinemanía

"Venom: El último baile" no es una buena película, pero...

“Venom: El último baile” es la mejor de la trilogía. Pero eso no quiere decir gran cosa, en una saga que tiende a lo mediocre y a lo aburrido con demasiada frecuente. Sin embargo, es entretenida y poco seria. Ya está en los cines del país

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“Venom: El último baile” es muchas cosas a la vez. Una propuesta entretenida que hará reír al público con su humor ramplón. Un final más que adecuado para una saga llena de baches. Un experimento que no es del todo fallido. Lo que no es y se lamenta, es una buena película.

A pesar de eso, es la mejor de una franquicia que con frecuencia tiende a lo ridículo, lo caótico y el absurdo. Este cierre, que lleva todos los peores rasgos de las anteriores cintas a una nueva dimensión, al menos tiene la audacia de no tomarse en serio. Lo que le permite ser tremendamente divertida, a pesar de ser solo un envase vacío lleno de situaciones que no conducen a ninguna parte. 

Eso queda claro en la primera secuencia de la cinta, que recupera la escena poscréditos de “Spider-Man: No Way Home” y lanzar a sus personajes al mismo escenario en que los dejó en “Venom: Carnage liberado” de 2021. Ahora Eddie (Tom Hardy, poniendo piel y empeño en resultar creíble) y el extraterrestre parasitario que le acompaña, son fugitivos de la ley. Por lo que tendrán que luchar contra un escenario amplio de villanos que les persiguen por diferentes motivos.

Por un lado, el villano Knull, que extiende sus tentáculos en busca del rebelde Venom. Pero en lugar de ser inquietante o al menos, una amenaza a tener en cuenta, todo parece una excusa para mostrar el contexto de la entidad monstruosa titular y sus alcances. De modo que en buena parte de la película este enemigo siniestro es una multiplicidad de versiones de los novedosos Xenophages, dispuestos a morir o a matar. Pero la premisa tiene tan poca sustancia que simplemente parece una colección de viñetas de varios cómics mal mezclados.

En más de un momento la película parece una combinación audaz de varias cosas distintas. La directora Kelly Marcel trabaja sobre su propia historia -que escribió a cuatro manos con Hardy- y logra, en algunos puntos, que la cinta sea una festiva mezcla de referencias y lugares comunes. También saca el jugo a la idea de un ejército de monstruos atravesando el mundo. Pero el argumento en sí es tan hueco y endeble que todo se viene abajo cuando la cinta añade, casi por accidente, a más enemigos por vencer.

Todos contra Venom y Eddie

Sacada de la manga y como por milagro, “Venom: El último baile” también incluye una organización secreta, que tiene por misión atrapar al simbionte. Por lo que el guion imagina una nueva profesión con futuro en semejante escenario: la de domador de simbiontes. Con todo, Rex Strickland (Chiwetel Ejiofor) tiene algunos momentos de brillo, gracias a la capacidad del actor para exprimir lo poco que tiene para trabajar.

A Strickland le acompaña la doctora Payne (Juno Temple, de “Ted Lasso”) y el doctor Sadie (Clark Backo). Todos tienen agendas distintas y eso podría ser interesante, pero la cinta los olvida rápido. Cuesta ver que este trío de actores competentes parezca no solo desperdiciado (que lo están), sino también, en verdaderos problemas por parecer creíble cuando la trama se burla de ellos. Uno de los incontables problemas de “Venom: El último baile” es que muchas veces parece a punto de sorprender, solo para dejarse caer en aburridas y larguísimas secuencias de acción. 

También cae en el mismo error de “Venom: Carnage liberado”: unir varias tramas que no se completan, ni se enriquecen. De los enemigos a vencer, la relación entre los protagonistas, hasta insinuaciones de multiverso, la película es mucho “Venom y Eddie haciendo cosas”, con Tom Hardy mostrando lo bien que se lo pasa interpretando al periodista problemático y su poderoso alter ego.

La despedida, por supuesto, es agridulce y atrás queda la sensación que esta película no es otra cosa que la presentación para –otro- villano multiversal. Pero, según parece indicar la absurda segunda escena poscréditos de la cinta, tampoco es el final de Venom. O al menos, hay la posibilidad -que dependerá, claro está, de cómo le vaya en taquilla a su réquiem- de que  sobreviva a su propia conclusión. Lo que encajaría a la perfección con la serie de demenciales acontecimientos de su última aparición.

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