Entrevista UB

Chucho Roldán: "El equilibrio en El Cuartico es perfecto"

El show del podcast El Cuartico viene por primera vez a Venezuela con una gira que arranca el 5 de abril en Maracaibo y -de momento- termina en Caracas el 13. Chucho Roldán cuenta sobre ese montaje y la agenda que les espera en la visita a su ciudad

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“No les vayas a preguntar por el bigote de Chucho”, me advierte una amiga que es fanática de El Cuartico. ¿Por qué habría de hacer tal cosa?

El francés Emmanuel Carrère escribió una novela –llevada luego al cine- cuyo argumento singular, absurdo y hasta existencialista parte del hecho de que un día un hombre se afeita el bigote. Pero eso es literatura y esta es apenas una entrevista con la excusa de que Estefanía, Daniel y Chucho traen finalmente a Venezuela su show de El Cuartico.

Pero cuando Chucho Roldán aparece en el encuadre de Zoom no hay manera de quitar la vista de ese bigote…

-¿Con qué se va a encontrar el público que vaya a ver el show de El Cuartico?

-Se van a encontrar con un show de stand-up, que es lo principal. No es una grabación de un episodio. Es un show de stand-up con el que ya hemos girado en Europa y en Suramérica y queremos cerrar la gira en Venezuela. Es un show de stand-up donde contamos historias de nosotros. A pesar de que la gente nos escucha semanalmente y tenemos como una fanaticada bien chévere, los episodios son temas bien estructurados, pero no tratan mucho sobre nosotros tres y el show en vivo sí trata sobre nosotros. Trata sobre cosas de la vida normal de nosotros, historias, que Estefanía se desmaya en un concierto acá en el Zócalo, de Daniel y yo tratando de sacar un Aveo solos en una playa de Baja California… tenemos muchas historias contadas en formato de stand-up.

Los tres siempre estamos en tarima, entonces, se maneja la dinámica del podcast, pero con la lógica del show de stand up.

-Si el tema son ustedes mismos, es una manera muy hábil de llevar el espíritu de El Cuartico al show en vivo porque, a fin de cuentas, es un tema…

-Siempre hay un tema, sí. El primer show que hicimos hace ya dos o tres años, era como la adultez, nosotros enfrentándonos a la adultez, también tenía que ver con la migración, con nosotros llegando a los países en los que vivíamos y ya eso está superado. Este es más un recuento de cosas sobre nosotros fuera del podcast.

-¿Este show ha ido variando con el transcurrir de la gira o los contenidos se mantienen?

-Va variando. Es algo normal del stand-up. Creo que ningún comediante tiene exactamente el mismo show en la primera función y en la última, el show siempre va mejorando. Y hay algo que además nos encanta hacer: los primeros veinte minutos del show tratan sobre el lugar en el que estamos. Siempre, sea la ciudad que sea. Por eso tratamos de llegar antes, vivir un ratico la ciudad, pillar cómo son las dinámicas. Nos da risa que la gente te cuenta todo. Llegas y la gente te dice todo lo que tienes que saber de la ciudad y eso lo convertimos en chistes para arrancar el show. A veces se nos va la mano, a los tres nos encanta Buenos Aires y ahí creo que hicimos como 30 minutos hablando sobre Buenos Aires y la gente y que ¿qué es esto?

-Con esta ciudad que ya conocen, en la que ya vivieron… ahora es reconocer a Caracas, ¿no?

-Creo que Caracas es una ciudad que muta demasiado. Siempre digo que es como que a Caracas le da por fiebres siempre: este año sólo se come sushi y sólo abren restaurantes de sushi. Este año se come hamburguesas, y sólo abren lugares de hamburguesas… Y siempre que uno llega hay algo nuevo. Funciona así, siempre se ve diferente. A mi me da demasiada curiosidad ya.

Hay varios episodios en los que se puede notar nuestra vena más periodística, aunque no sé cómo llamarla: nos gusta medir la temperatura del lugar y contar cómo es la temperatura de un lugar. Entonces, tenemos demasiadas ganas de Caracas, que es la ciudad de los tres. Queremos ver cómo está la cosa.

-Ya debes venir dateado con algo… ¿Qué tienes en mente, qué es lo que ya está en agenda para ver?

-Lo que pasa es que en mi caso específico, toda mi familia se fue. Entonces…

-No hay quien te chismee…

-No hay quien me chismee ahorita. Para mí, más bien es una situación de -te juro- no sé a qué me voy a enfrentar. No tengo idea. Pero me emociona. Nos emociona full, en verdad.

-¿Cuál es tu expectativa, qué esperas encontrar?

-Desde que me fui de Venezuela, he ido dos veces. La primera vez todavía estaba la cosa muy deprimida. La segunda vez estaba menos deprimida. No quiero decir que volvió la “normalidad” porque sé cómo se va a ver esto escrito, pero siento que la vida retomó su curso y quiero verlo.

Hablamos de eso en un episodio sobre Caracas, que uno cuando se va con un mal sentimiento de la ciudad o del país, te quedas con eso. Hay mucha gente que se queda con ese sentimiento: te vas, han pasado los años y te sigues quedando con la versión de 2018, que ya sólo existe en tu cabeza. Actualizar la versión siento que es una cosa súper saludable. Ahora esto es así, esto otro funciona así… me tranquilizo. Es demasiado saludable en verdad actualizar eso cada cierto tiempo. No es mi caso, pero creo que hay gente que tiene resentimiento contra la ciudad.

-Como una manera de reafirmar la decisión que tomó de irse hay gente que constantemente está rumiando en contra del país, de la ciudad…

-Y a todo el que me dice eso, le respondo: ajá, ¿pero has ido? Porque es eso, tienes que ir a actualizar la versión. Es lo mejor que puedes hacer. Entonces, no me quiero ir con expectativas de que es así o asao. Prefiero verlo y… así es mi ciudad ahora.

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-¿Piensan grabar algún episodio aquí?

-Sí, totalmente. Queremos grabar un par de episodios allá. Yo grabo desde la época de Santo Robot, que ya hace más de diez años… Y no he grabado un sketch de comedia en Caracas creo que desde hace ocho años. Quiero grabar en Caracas porque fue el primer lugar donde grabé sketches en mi vida. Y ya un poquito más maduro en temas visuales y aunque sé que suena medio cursi, sé que suena cliché, pero para quien le gusta la fotografía Caracas tiene una luz muy bonita, tiene un cielo muy bonito y quiero grabar videos con esa luz.

-Se te olvidó mencionar al Ávila…

-No, no… ¡va a haber un episodio del Ávila! Lo tenemos preparado, está en calendario. De hecho, es el último episodio antes del show en Caracas. En verdad, la dinámica de grabar en Caracas es otra. Porque, además, es tu casa. Igual yo ya siento a Ciudad de México como mi casa, me siento cómodo grabando “sin permisos” en Ciudad de México, pero extraño un poquito la manera en la que lo hacíamos en Santo Robot: agarras una esquina ahí, te paras un hora y grabas tu sketch. Y lo otro es que quiero grabar con gente de allá. Tenemos una ventana muy pequeña para grabar con personas de allá, pero siento que el sketch sigue siendo un formato muy venezolano, muy amado por venezolanos y hay buenos representantes ahorita y quiero grabar con algunos de ellos.

-El sketch es un sello con el que El Cuartico ha marcado diferencia… ¿Cómo se traslada ese efecto, ese encanto, del sketch al show en vivo?

-Hay un sketch diseñado para el show y estamos preparando uno exclusivo para el show de Venezuela. Esa parte del video la tenemos al inicio, pero tampoco queremos que todo el show sea en video. Si la gente paga para vernos en vivo, preferimos que nos vean en vivo contando chistes. Es más potente.

-¿Invitarán a otros comediantes a participar en el show?

-No. Es que el show ya está listo. Prefiero invitar a gente en Venezuela al programa.

-Entonces van a estar un buen tiempo en Venezuela…

-Vamos a estar un mes, en el que pensé que íbamos a tener semanas de vacaciones y ya hay tres semanas ocupadas.

-Tiempo suficiente para sacarte la cédula nueva, ir al Saime varias veces…

-Literalmente estás describiendo mi día 1: llegamos y a sacarme la cédula, porque si no, no puedo volar… me robaron la cartera y no tengo cédula… Daniel y yo también vamos a hacer stand-up en Pizpa y tenemos las grabaciones, que nos van a quitar una semana, más o menos. Y un par de personas nos han invitado a sus podcasts.

-¿Cómo opera la dinámica de selección de los temas que deciden abordar en el podcast? ¿Buscan tendencias, se orientan por algo en particular?

-No tenemos una metodología demasiado estricta. Es una mezcla de cosas que nos interesan. Hubo una época en la que todavía estábamos experimentando para determinar si esto le gusta a la gente o es algo que nos gusta a nosotros o a uno de los tres y llegamos a la conclusión de que nos tiene que gustar a los tres. Si alguno dice “esto es aburridísimo”, se cancela este tema y no se hace. Si los tres no estamos metidos en la idea, no estamos metidos en la conversación y la gente no está metida en la conversación.

Incluso hemos tenido algunos fracasos en ese mismo sentido por cosas que nos han interesado a los tres y nos dimos cuenta de que no le interesan a más nadie. Funciona así…

-“Somos unos raros”

-Sí… tenemos un episodio mítico que a mi me encanta –y a Daniel le encanta también- que es sobre las sillas. Nos parecía muy interesante la silla en general, hay demasiadas sillas icónicas. Hicimos el episodio junto a un diseñador mexicano que conocía bastante sobre las sillas y no le fue bien, honestamente. Pero igual en nuestro corazón quedó bien…

-Las generaciones venideras aprenderán a apreciarlo…

-Sí… bueno, vamos a ver… pero hay gente que nos ha dicho “el episodio de las sillas nos encantó”. Hemos hablado con gente más vinculada al diseño y el episodio de las sillas les parece increíble. No es para todos… Pero en general, es una mezcla de cosas que nos gusten.

A veces se nos va la mano… Hace dos años hicimos un episodio sobre Taiwán, sobre el tema de los chips y Taiwán y cómo eso podía llevar a la guerra. Me encantan esos temas de geopolítica y todo eso y lo sacamos un poquito antes, si hubiéramos esperado ocho meses salíamos un poco más adecuado con la gente. Pero también es parte de la gracia porque mucha gente que ve El Cuartico ya está clara del tema cuando surge la noticia y tienen un contexto más amplio.

-¿Si alguno de ustedes llega con una idea malísima los otros dos le paran el carro ahí mismo?

-Sí, sí… Ahí no hay pasiones. Es algo que uno aprende en las salas de redacción. Es la enseñanza número 1 en cualquier sala de redacción creativa: no es personal, nunca es personal. Si una idea no gusta, es que no gusta y ya. No pasa nada. Es un proceso que cuesta, porque a veces uno llega enamorado “quiero hacer un episodio sobre esto y lo otro”…

-Además ustedes se conocen desde hace muchos años, ya tienen la experiencia de trabajo juntos desde Plop…

-Sí, hay una costra que lo hace más cómodo… Al principio es algo que a todos nos cuesta cuando estás en una sala de redacción, sobretodo cuando eres redactor junior, y te dicen que no a una idea, entonces ya uno no piensa más, ya eso se murió para uno, uno se desconectó de ahí y te enfrascas en que no gustó por esto, porque dije lo otro… y no, no gusto porque no gustó y punto. Y no pasa nada. Incluso puede surgir esa visión de “¿y si no se me ocurre otra cosa?” Eso no pasa, las ideas no se acaban. Así funciona.

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-¿En qué momento o con cuál capítulo en particular tuviste la revelación: “El Cuartico pegó y esto es lo que quiero hacer”?

-Creo que fue con el episodio sobre qué es ser caribeño. Veníamos de episodios que giraban entre lo político, lo económico, lo científico, que nos interesaban a nosotros pero creo que la audiencia venezolana no conectaba o eran más de nicho. Ese episodio trata sobre la identidad caribeña, que ya era algo que estábamos viendo que fuera de Venezuela se estaba usando como insulto. Eso era lo primero que nos parecía raro: en Chile nos dicen caribeños como insulto y es el insulto más extraño del universo.

Luego, nosotros como caraqueños o al menos yo, no me percibía como caribeño. A Nanutria le pasó igual: se fue a Argentina y le decían caribeño. Hicimos ese episodio explorando la identidad caribeña, cómo somos los venezolanos como caribeños y todo esto. Eso se convirtió en un estilo de episodio que se volvió la bandera de nosotros. No es un tema que saqué de Bloomberg, no es un tema que saqué de una página de tecnología, es un tema que 100% nos tocó hacer la investigación. Nos tocó leer tesis de gente random, nos tocó investigar por otros lados, entonces nos obligó a hacer episodios que 100% dependen de investigación propia. Y eso es más valioso.

Nos dimos cuenta de que es más valioso para nosotros y cuando lo publicamos, es más valioso para la gente. A la gente le pareció ese episodio súper interesante. De ahí nació una conversación sobre si los gochos eran caribeños o no, que llevó a otro episodio sobre qué son los gochos, que también fue súper interesante, y además de eso, el sketch de Estefanía bailando tambores, que era súper caribeño, súper venezolano, pero que estaba grabado con una sensibilidad un poquito más cinematográfica y siento que mezcló todo lo que nos gusta. Un sketch que casi no tenía diálogos, es el sueño para cualquiera: que mientras más le quites, sea mejor.

Y además teníamos un episodio muy sólido. Para mí ese episodio es la clase de episodio que siempre quisiéramos hacer. Y nos ha costado bastante porque es difícil hacer eso…

-No se da todos los días…

-No, no se da todos los días, pero sí te afina ese olfato que va un poco más al de un escritor, a estar oliendo qué es lo que está pensando la gente pero no se está manifestando todavía. Creo que ese es el ángulo.

Nosotros desde el principio –y esto no es algo que decimos en voz alta- nos vemos como una revista. A mi me encanta New Yorker, me gusta el tema de que hay una portada, hay un concepto, me encanta esa idea de revista cultural y eso lo tratamos de llevar al formato de podcast con sketch.

-Hay una cosa importante que dijiste, y es que ustedes se documentan, investigan, antes de grabar El Cuartico. Es decir, no están confiando sólo en la capacidad de improvisar o de hacer chistes de los tres, es un poco “aquí no venimos a hablar paja, venimos a hablar de un tema y sobre lo que sabemos desarrollamos dinámicas de humor”

-Si te soy honesto, viene de los primeros episodios. Cuando uno está comenzando confía mucho en “yo leí una vez que”, confías en la memoria. Y no me gustaba cuando alguien decía, creo que eso es más por aquí… Estamos muy claros de que no nos gusta vernos como unos sabihondos y lo decimos, “nosotros no somos expertos en esto”, por eso hacemos una documentación, entrevistamos en privado a alguien que sí sabe… Antes la entrevista era pública, ahora la quitamos porque no conectaba muy bien con la gente, pero seguimos manteniendo esas entrevistas privadas con personas que saben de los temas porque yo no quiero salir diciendo una locura.

Cuando te documentas, obviamente tienes eso y además es mucho más cómodo: yo hablé con no sé quién y me explicó que esto es esto y esto… y ya, luego sigues conversando. Esa responsabilidad no cae tanto sobre ti. Sé que hay un balance complicado, que es otra conversación, de los comediantes quitando el puesto a periodistas en medios para comunicar y para divulgar, que sí creo que es un problema…

-Más bien ocuparse de documentarse e informarse antes es un valor y es un sistema que ustedes mismos hacían antes en Plop, por ejemplo con “Resumen semanal”, el programa de Briceño. Ahí ya ustedes hacían eso…

-Viene de esa escuela también.

-Confiar sólo en la capacidad de improvisación es algo que, por ejemplo, pasa muchísimo en la radio, no sólo en los podcast.

-Yo también hice radio con Nanutria como dos años. Y si te soy honesto, en parte ahí fue donde aprendimos eso que ahora uso en El Cuartico, porque ni Víctor ni yo estábamos cómodos con el hecho de que leyéramos una nota que no hubiéramos leído previamente y que no sabíamos nada de lo que estábamos hablando. A ninguno de los dos nos gustaba que fuera “estos chamos lo que dijeron fue una locura ahí”. Así no funciona, funciona mejor leyendo. Y es más interesante.

Hicimos un episodio –en El Cuartico- sobre el pecado y nada más leyendo vas a conseguir información que te va a parecer interesante, que te va a llevar a otros ángulos, que te va a llevar a una conversación más interesante. Es como que si te quedas con el primer parrafito de Wikipedia sobre el pecado y la conversación gira sobre eso, nunca vas a llegar al rabbit hole del pecado.

-Y además te sientes más seguro a la hora de la grabación…

-Eso es lo primero. Va con lo que te digo, hemos pospuesto grabaciones porque sentimos que no hemos leído lo suficiente y no sabemos de lo que vamos a hablar. Ya eso más bien para nosotros es incómodo.

-Si hay otra cosa en lo que ha marcado diferencia El Cuartico es con la actuación. Y el caso de Estefanía es asombroso como cada día es mejor actriz… ¿De dónde les salió esto? ¿Recibieron clases? ¿Era un talento oculto?

-No, no… En el caso específico de Estefanía, la actuación era algo que ella siempre quería hacer. Es algo que ella siempre ha buscado. Por eso el equilibrio entre nosotros tres es perfecto: Estefanía es la actriz, Daniel además de actuar su fuerte es escribir y el mío es la dirección. No hay peleas: los tres tenemos un rol muy claro.

En el caso de Estefanía con la actuación siento que es el ritmo, el ritmo semanal te enseña a juro. Y a medida que el proyecto va creciendo más, ya no quieres actuar mal.

-Pero tú también estás actuando y eso era algo que uno no se imaginaba de el Chucho de Caracas…

-No, solo un poquito. Yo ahorita soy más Stan Lee, hago unos cameos, unas apariciones ahí, pero no me gusta actuar. Los muchachos siempre dicen que es una excusa, pero es que yo no actúo bien y entonces si yo actúo es en contra del sketch. Si actúo estoy dañando el sketch. Lo hago por el bien de todos…

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