El extraño fetiche por las armaduras femeninas

Peto, según el mataburros, acepción cuarta: “Parte de la armadura que cubría y protegía el pecho”. Se los ponen los catchers para taparse de pelotas lanzadas o bateadas de foul a 150 kilómetros por hora. Se los ponen las heroínas de fantasía de las películas y las series de TV para evitar una sangrienta «mastectomía» en plena batalla de la Edad Media, la Tierra Media, la antigüedad grecorromana o algún futuro distópico en el que volvemos a la barbarie y los únicos sostenes son de hierro.

Según los expertos bélicos, existe escasa o nula evidencia de que alguna vez se hayan usado en un combate real. De hecho, algunos de estos diseños de utilería podría incluso matar a sus usuarias. Este es un típico y perfecto peto de jevita que suele aparecer en las películas:

Hasta deja el ombliguito afuera. Lo que quizás responde a un motivo estratégico: que la espada del guerrero enemigo te despanzurre, sí, pero a tus teticas ni con el pétalo de una rosa.

A los hombres nos enloquece, o mejor hablo solo por mí: me enloquece. ¿Por qué? Porque resalta un órgano del que carezco y que sintetiza muchas de mis suposiciones acerca de los “misterios” de lo femenino. Si las mujeres fueran iguales a mí, me resultaría difícil excitarme con ellas.

Quizás el peto transmite la ilusión de la firmeza: los pechos nunca se caerán, o están hechos de un material que jamás se arrugará. O de la sensibilidad: me gusta imaginar qué siente una chica cuando frota una de sus zonas erógenas contra una superficie poco habitual. Quizás por eso también me gusta imaginar qué siente una chama cuando se pone un traje de baño tejido.

Nunca menosprecie las infinitas sinapsis de morbo que ocurren dentro de un cerebro masculino. Tampoco en algunos femeninos.

“En primer lugar, en la antigüedad nadie estaba desnudo dentro de una armadura. Se colocaba mucho material acolchado entre el metal y la piel para absorber golpes, por lo que las diferencias entre un diseño masculino o femenino hubieran sido relativamente insignificantes.La armadura anulaba la figura de la persona que tenía dentro.

En segundo lugar, me preocupa que si la chica tropieza y cae de pecho, el peto podría fracturarle el esternón, herir sus órganos vitales y matarla. Además, en una batalla real, este diseño guiaría la espada o las flechas hacia su corazón, que en realidad es lo que más nos interesa proteger (por no hablar del abdomen descubierto). Pero a la chica que le fabriqué la armadura le gustaba sentirse femenina, sexy y poderosa, y eso también es importante”, corta la nota un diseñador que fabrica armaduras femeninas ficticias para películas, series de TV, eventos y fiestas, en el portal especializado Kotaku.

Es decir, los petos son como los tacones: por fetichismo egoísta y desconsiderado nos encanta que una chica se los ponga, aunque en la acción real sean poco prácticos para caminar o correr y a largo plazo las manden a la consulta de un podólogo. Esto llevó a una web a publicar una lista de armaduras de diseños mucho más “responsables”, aunque francamente hacen lucir a sus dueñas como unas «pecho e’ tabla».

En realidad existen muy pocas evidencias del uso de armaduras femeninas en algún período de la historia (ni siquiera de la  célebre caso de Juana de Arco), no porque las mujeres nunca hayan intervenido en guerras, sino porque generalmente cumplieron roles distintos a «entromparse» en el equivalente a «la olla» de los conciertos.

Y Ahora a lo que veníamos. Siete petos antológicos del cine y la TV:

1. XENA: En lo personal no soy demasiado fan de la princesa guerrera, quizás porque me asusta un poco la mitología de lesbianismo rudo que presuntamente rodea a la serie, pero sin duda Lucy Lawless marca un antes y un después en la historia de los petos   De Xena recuerdo sobre todo un capítulo en el que la tenían drogada o inmovilizada, o algo por el estilo. Porque esa es otra gran contradicción masculina: supuestamente nos gustan los personajes femeninos fuertes, que nos dominen y tomen la iniciativa, pero nos encanta cuando las amarran en las películas.

2. WONDER WOMAN: Luego de como 75 años de espera, finalmente tendrá su película en junio de 2017, aunque se hace extrañar un poco el «colorinche» de la serie de TV de los años ochenta (Lynda Carter era una bendición para los niños que entonces no teníamos Youtube ni nada de esas cosas.

Me gusta la elección de la Miss Israel, Gal Gadot, porque no parece una «buenota» típica, sino una de esas chamas que no se sentía completamente cómoda con las transformaciones que estaba experimentando su cuerpo en la pubertad. Gal es pana.

3. NORDA:  Aunque casi nadie se acuerda de la película Calabozos y dragones (2000), aparte del extraño labial Max Factor que lucía Bruce Payne como el villano Damodar,

Lo de Kristen Wilson en el papel de la elfa Norda ha pasado a la historia como uno de los curiosos casos de peto con pezones marcados. Recientemente tuvo una heredera en Game Of Thrones, Obara Sand

Ella  popularizó en las redes el dicho “más inútil que peto con pezones”.

4. ZULA: Un organismo pluricelular capaz de trastornar por igual a hombres, mujeres o gays incluso a sus muy dignos 68 años de edad, la pantera negra Grace Jones participó en la secuela Conan el Destructor junto a Arnold Schwarzenegger. Si conoces poco de la frenética vida de la top model, actriz y cantante jamaiquina, se extiende una invitación a repasar sus excesos

Un gran peto contemporáneo equivalente es el de Atalanta, interpretada en Hércules (2014) por una noruega de mala leche, Ingrid Bolso, que en este caso tampoco pudo competir con las tetas de The Rock.

5. MAKO MORI: Al igual que el nuevo Stormtropper femenino de la Guerra de las Galaxias

el personaje de la japonesa Rinko Kikuchi en Titanes del Pacífico satisfizo una vieja e irracional aspiración masculina: el robot con lolas

6. KATNISS EVERDEEN: Uno de esos casos en los que el peto femenino a prueba de flechas ha sido tan inútil como un corpiño de Luisa Cáceres de Arismendi atacado por un machetazo de Juana la Avanzadora, porque gracias a los hackers, todos ya le hemos visto hasta el alma con rayos X a la monumental Jennifer Lawrence, para alborozo de numerosos sinsajos.

7. PSYLOCKE:  El atuendo de Olivia Munn en la más reciente entrega de los X-Men parece más bien sacado de una cuña de motos de Diosa Canales, pero de todos modos ella siempre es muy sexy. Hablando de mujeres equis, Alexandra Shipp y su corte punk no se queda muy atrás

Tampoco la adolescente atómica Negasonic en Deadpool

MENCIÓN DE (¿DES?)HONOR: Lo de Guinevere en El Rey Arturo (2004) no era exactamente un peto, sino más bien un esparadrapo. Te simpatice o no Keira Knightley, hay que reconocer su osadía para salir en pantalla con semejante atuendo tan escasamente favorecedor, al menos según nuestros estándares machistas deformados por los medios de comunicación.