¿Quién es un Mamagüevo? Según el diccionario de Americanismos de la Real Academia Española, que contiene «70 mil voces, lexemas complejos, frases y locuciones y un total de 120 mil acepciones», es «una persona estúpida, idiota». Según la RAE, es «vulgar y despectiva» y se usa como sustantivo y adjetivo en República Dominicana y Venezuela.
Dicho lo anterior, es bueno que separaremos el polvo de la paja, aunque el polvo y la paja pueden relacionarse con el término.
Cantaba Canserbero en «Na»:
«Yo no tengo miedo de decir lo que quiero
Ya casi no arreglo los temas, me gusta que suenen feos
Distorsionados como cuando veo a un mamagüevo
Que sé que me envidia y cree que Tyrone se chupa el dedo».
Como registra la letra del fallecido Tyrone José González Orama, Mamagüevo, con diéresis y «v», es aquel que es mucho más que un bobo, o un gafo, pero que no llega a hijo de…. Porque para ser hijo de… se necesitan unas gotas de inteligencia y maldad de las que adolece el Mamagüevo. Es como la diferencia entre comerte una bala fría frente a las cámaras y sacar un mazo.
Mamagüevo, por ejemplo, es Gregory (Xander Berkeley) en The Walking Dead o Quico (Carlos Villagrán) en algunos capítulos de El Chavo, sobre todo cuando se lleva la pelota porque está perdiendo. Un hijo de… es Negan.
Mamagüev@, por cierto, aunque no lo diga la RAE, puede usarse en femenino. Como en el caso de Yoko Ono antes de que Paul, George y Ringo la perdonaran. También es lo que pronunciamos mentalmente cuando una funcionaria estadal se lima las uñas y hace de cuenta que no estamos en la cola esperando que nos atienda; es el vecino que estaciona mal a sabiendas de que nuestro carro no podrá salir en el espacio que nos dejó o la señora que no limpia el pupú del perro.
Hay un asterisco que debemos advertir. Se trata de la expresión: «El Mamagüevo ESE». El demostrativo que a veces se camufla de sustantivo denota una gran rabia. Por ejemplo:
– Chama, el papá de la niña no me ha depositado.
– ¿De pana?
– ¡Sí, el Mamagüevo-ESE y la niña sin pañales chama!
Ojo, amigos extranjeros. Es clave la pronunciación. Una ilustración: «¡Sí eres Mamagüevo!«. Regularmente viene acompañado de uno o dos «Já». Es probable que estemos frente a una mudanza de piel, una especie de mutación genética en la que entra en en escena la «H».
Cuando decimos MamaHuevo no queremos decir Somos. Realmente es un proceso más consiente, porque apartar la «g» es un signo de apaciguamiento: la rabia se ha travestido. Se trata entonces de un insulto más racional, que pasa por reconocer que quien está al frente es un verdadero gafo con ínfulas de ratica, como la mayoría de delegados del liceo o porteros de discoteca.
Mamahuevo es, por ejemplo, el que te dijo que no era negocio comprar dólares, el dueño de una encuestadora que sale en los canales oficiales explicando que el gobierno tiene 80% de aceptación o el que tuitea que nada es bueno ni malo, sino todo lo contrario. Hay, por ejemplo, muchos Mamahuevos en Miami diciéndonos a cada rato cómo debemos solucionar nuestros problemas en Venezuela.
Mamahuevo es el que vive haciendo chistes machistas en el trabajo, el que suelta que la Vinotinto «jugó como nunca y perdió como siempre, Já Já» o el opositor que vende bachaquiao mientras asegura que la Asamblea Nacional «se vendió».
Sin embargo, hay una excepción, como suele suceder en nuestra cotidianidad venezolana. Si dices, MA-MA-HUE-VO, como si estuvieras aprendiendo a leer, es porque la sorpresa es mayúscula. Por ejemplo:
– ¡MA-MA-HUE-VO… Suecia eliminó a Italia!
– Porca miseria.
Ejemplo dos:
– ¡MA-MA-HUE-VO… se juramentaron los de AD!
– Mamagüevos todos.
¿Y el MamagüeBo? Bueno, aquí entran múltiples consideraciones. Puede tratarse de una persona que además de insoportable, tiene una boca muy grande, gusta del negro del WhatsApp o de un típico caso de confusión: la V de la Quinta República es usurpada por la B de Bolivariana. En este último caso, el orden de los factores no altera el producto, porque al final de cuentas, salvo los enchufados, todos estamos mamando.