La Liga de la Justicia: una MUD "bendecida y afortunada"

***Ahora sí vienen los spoilers, gracias por su visita***

***Aunque son un par de spoilers predecibles, igual te puedes quedar. Eso sí, sin juzgarme porque no soy crítico de cine y soy hipersensible al rechazo***

Luego de la muerte de un protector intergaláctico, el pueblo queda huérfano de un liderazgo sólido. Para evitar tener que ir a elecciones primarias, cinco grandes figuras se asocian en el mismo partido para hacerle frente a un villano que no sale con votos ni con intervención militar extranjera. ¿Les suena? Bueno, de eso va ‘La Liga de la Justicia’.

El ser supremo al que me refiero es Superman, recordemos que el Hombre de Acero murió al final de la última película en la que se enfrentaba a Batman. Su ausencia ha hecho que aumenten los índices de criminalidad en el mundo y que el Daily Planet, diario en el que trabajaba con su carnet de Clark Kent, busque un nuevo periodista de sucesos.

Hay cada vez más trabajo en la fuente criminalista. Los terroristas hacen fiesta en un mundo en el que los superhéroes andan de luto por la enorme pérdida que sufrió su gremio. El rostro de Ben Affleck demuestra lo afligido que está por la situación, aunque creo que tiene la misma expresión de siempre. El actor vuelve, por tercera vez, a su papel de Batman-cara-de-gripe forrado en billete.

Pero no fue el Hombre Murciélago el que se bajó de la mula para reunir al elenco de la película. ¿Cuánto costó juntar a los más mediáticos personajes de DC Comics? Pues 300 millones de dólares –la misma cantidad de plata que congelaron al testaferro de Tarek El Aissami en  Estados Unidos– fue el presupuesto total de la ‘La Liga de la Justicia’. Un monto suficientemente grande para desfalcar a un país y reunir a Batman, la Mujer Maravilla, Flash, Aquaman, Cyborg y ¿Superman?, mejor dicho, su versión editada para Play Station 4.

Henry Cavill (Superman) estaba filmando dos películas a la vez: ‘La Liga de la Justicia’ y ‘Misión imposible 6’. En esta última cinta, el actor tiene un frondoso bigote que el director Chris McQuarrie le prohibió quitarse. Pero Superman es lampiño, así que el mostacho tuvo que ser borrado digitalmente para su papel en la película de superhéroes. Para ello, el equipo de producción tuvo que poner sensores de captura de movimiento sobre la cara del actor y luego maquillar el pelero por computadora, algo que se nota demasiado en pantalla. Hubiera sido más fácil que se afeitara y que usara un bigote postizo en Misión Imposible. Pero cuando la gente tiene plata, anda «bendecida y afortunada» por la vida.

Superman ha demostrado que pertenece a esa casi extinta raza de periodistas con buen cuerpo. Un reportero con el abdomen de Clark Kent es demasiado inverosímil. No sé si pasa en otras partes del mundo, pero de todo el gremio de comunicadores sociales de Venezuela, solo 8 han ido a un gimnasio durante el ejercicio de la carrera, y por el ratón moral de ver cómo se les va haciendo imposible meter la barriga con el paso del tiempo.

Ni los periodistas que cubren la fuente deportiva se salvan, de hecho son los más sedentarios de todos. Entonces, es mentira que en una redacción van a contratar a un tipo con la cara y el cuerpo de Henry Cavill para que cuente los muertos que entran a la Morgue de Bello Monte si sabe que con ese físico pudiera estar dando clases particulares de Crossfit.

Héroes para todo tipo de víctima

“No hubo ego ni drama. Siempre nos mantuvimos unidos”, dijo Jason Momoa (Aquaman) en una entrevista, como lanzándole una punta a los miembros de la Mesa de la Unidad Democrática. El actor conocido por su papel de Khal Drogo en ‘Game of Thrones’ le imprimió una nueva personalidad al Rey del Mar. Ya no se muestra como un cándido rubio que recorre el océano montado en su caballito de mar. Ahora es un surfista tatuado, que se jala una botella de whisky antes de meterse al mar –una escena muy irresponsable que puede ser penada por el INEA– y llegar a Atlantis en dos brazadas.

El humor en ‘La Liga de la Justicia’ está bien administrado, no como en la nueva película de Thor, en la que el Dios del Trueno se entrega a la comedia física y los chistes fáciles como aspirante a influencer de Instagram. Flash es el que se lleva la mención especial de ladrón de carcajadas de la cinta. Con su cara de Maluma hipster, el actor Ezra Miller demostró ser un Flash digno de que boten a Grant Gustin de la serie que el veloz superhéroe tiene en Warner Channel.

La Mujer Maravilla fue capaz de vulnerar mi homosexualidad durante los 30 segundos que duró la semierección que tuve cuando la vi en combate. A pesar de que tengo 28 años de intachable carrera dentro de la comunidad LGBTIQ, debo reconocer que tengo un fetiche con las mujeres poderosas. Tal vez por eso soy fan de Lara Croft, Lina Ron y ahora de Luisa Ortega Díaz.

Para cerrar debo decir que Cyborg es el superhéroe al que sospecho que no le darán su propia película mientras siga con su actitud de ingeniero en sistemas que odia a la humanidad, aunque creo que es un requisito para entrar a la carrera.

El malo es muy malo, en el mal sentido

Joss Whedon, uno de los directores de la cinta, favoriteó un par de tweets en los que una periodista criticaba lo mal logrado que estuvo el papel del villano de la trama, Steppenwolf, un superproducido chivo con esteroides, que tiene las mismas ambiciones de Trump, Kim Jong-Un, Pinky y Cerebro: tratar de conquistar al mundo.

El malo de la película es bastante “vieja escuela”. Debe reunir los tres cajones que unidos desatan el Apocalipsis en los países que no han vivido el socialismo del siglo XXI. Steppenwolf es un villano sin clase, sin presencia, sin parlamentos épicos, anticuado, de muerte rápida y predecible. De hecho, como mi vejiga estaba más inflada que la trama, bajé a orinar a lo Flash, porque estaba empezando la batalla final. No habré tardado ni dos minutos y ya el bicho estaba muerto.

La Liga de la Justicia no cumple las expectativas y tal vez tenga menos poder que el TSJ en el exilio.

Conclusión: Si les regalan las entradas, vayan a verla.