La población judía en Argentina es la más grande de América Latina y la sexta más grande del mundo fuera de Israel.
Hasta el año 2006 se calculaba una población de alrededor de 184.500 judíos según algunas estimaciones, mientras que otras, hablan de una muestra de 30.000 hogares estimnado que en el año 2005, habían 233.000 judíos solo en Buenos Aires y alrededores, basándose en la definición de «judío» de acuerdo a la ley del retorno del estado de Israel.
Gustavo Pascualino, gerente de operaciones del local ubicado en el Abasto Shopping entre Corrientes y Aguero, asegura:
«El producto que más vendemos es el Mc Kosher de pollo. Contamos con un control religioso permanente en el local, se llaman Mashguijim , y son supervisores religiosos. Además, el 50% de nuestro personal es de origen judío porque son los únicos que pueden cocinar la carne. Mientras el local normal es visitado por más de un millón de personas al año, en el McDonald’s kosher van 400.000 personas. El 90% pertenece a la colectividad». Es el único local argentino que genera pérdidas, pero sigue en pie como un servicio a la comunidad religiosa.
La etiqueta casher (aunque es más frecuente la palabra kosher) que reciben ciertos productos alimenticios indica que dichos productos respetan los preceptos de la religión judía, y que por tanto se consideran puros y aptos para ser ingeridos por los practicantes de dicha religión.
Sin embargo, el menú no es en nada diferente al de todos los lugares del mundo y el sabor – un combo Big Mac ingerido por quien suscribe- es idéntico o practicamente igual, en todo caso un poco más deshabrido todo. Lo que si es notorio es la orientación religiosa de su comensales: familiar, numeroso, bullicioso pero siempre con solemnidad. Ronald, pero con Kipá.
Nota:
El desangramiento kosher como costumbre religiosa: la Torá prohíbe explícitamente el consumo de sangre, de modo que los animales y sus carnes deben ser desangrados totalmente antes de ser consumidos, salándolos. Los peces están exentos de esta regla.
La prohibición se extiende a otros alimentos: una mancha de sangre en un huevo lo convierte en no casher o taref. En algunas comunidades judías solamente se consumen los cuartos delanteros de los animales para evitar que se trate de carne o grasas que no son kosher