Viciosidades

Austria y el respiro del liberalismo ante el colapso

El triunfo del Brexit y de Donald Trump vaticinaban otro resultado desestabilizador para el orden actual: la victoria del ultraderechista Norbert Hofer en Austria. Sin embargo ganó el liberal Alexander van der Bellen el pasado 4 de Diciembre.

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2016 fue un año fatídico: dos eventos marcaron la ruptura de creencias globales que preponderaban en el planeta. En ambos casos se trata de una hermética, demoledora y agresiva corriente que quiere romper los esquemas para instalarse a punta de populismo, nacionalismo y xenofobia. Estamos hablando del triunfo del Brexit en las urnas británicas y el de Donald Trump como Presidente de los Estados Unidos de América. Las dos claves compaginadas han puesto en alerta al proyecto integrador europeo en donde la ultraderecha está alzando la voz desde hace bastante tiempo. Sin embargo, un revés del ultranacionalismo en las elecciones austríacas da un poco de aire al viejo continente y a Occidente en general,

Austria, un país cuyo gobierno oscila en el poder según la fórmula bipartidista, refrescó a sus aspirantes:  uno ultraconservador y el otro independiente. En Abril de este año se celebraron unos comicios que llegaron a segunda vuelta, en donde el independiente y ecofriendly Alexander van der Bellen obtuvo la victoria. A pesar de ello, los resultados fueron anulados por ciertas irregularidades con unos 30.000 votos

El país europeo tuvo que repetir unas elecciones en donde el claro ganador, en un pronóstico relacionado con los tiempos que corren, iba a ser Norbert Hofer, el militante de ultraderecha que se postula como la «cara simpática» del ultranacionalismo antistablishment, anti euro y enemigo del Islam. A través del Partido de la Libertad (Freiheitliche Partei Österreichs, FPÖ) parecía que la victoria estaba asegurada. El candidato sofisticó la propuesta de sus preceptos y las convicciones de la corriente del partido sin armar escándalos, sin agresividades típicas de la tendencia.

Pero en la carrera se  interpuso el ecologista  Alexander van der Bellen, quien se lanza como independiente, pero posee fuertes lazos con Los Verdes (Die Grünen).

Los claros avances del populismo nacionalista y el pensamiento antiglobal y antiliberal han calado con plenitud. Europa atraviesa una era sumamente marcada por dos eventos cruciales: el triunfo del Brexit y de Donald Trump. Mientras el nacionalismo conservador contempla promesas y logros que calan en la población con ofertas en las que siempre se busca un enemigo con quien luchar y un objetivo a eliminar, mucha gente en Europa observa de reojo lo sucedido en el Reino Unido y los Estados Unidos, lo cual daría un respiro a la integridad de la Unión. La perspectiva pro Europea  podría aumentar en casi todos los países. El sustento de Europa puede que tome un viro distinto y las propuesta al estilo Le Pen en Francia deba replegarse.

Lo de Austria representa buenas noticias para un año en el que la perplejidad antes los cambios bruscos proporcionados por los nuevos nacionalismos xenófobos no se hizo esperar y que generó fuertes bajones en los ánimos del liberalismo imperante. Alison Smale y Steve Erlanger, del New York Times, afirman que «al salir Obama de la escena mundial, Ángel Merkel puede ser la última defensora del orden liberal de Occidente» en un articulo reciente al triunfo de Trump. Sobre todo frente a una Rusia de Putin que hace lo posible por apoyar cualquier gestión de derecha en el globo – o quizá que debilite los poderes comunitarios-. Esto aunado a una España e Italia que sufren quebrantos en el orden de la gobernabilidad.

El caso de Italia, con su más reciente referendo en el que triunfa el No, puede poner en peligro todo el orden institucional de la actual República, hasta el punto de arriesgar su presencia en la eurozona. El primer ministro Mateo Renzi, el gran perdedor de la jornada, propuso facilitar la gobernabilidad al eliminar la engorrosa bicameralidad absoluta que produjo 63 gobiernos diferentes en 70 años. En su plan se reducía el poder del Senado y las regiones verían mermadas su autonomía. La coalición que resulta triunfante incluye a sectores opositores de manera muy ecléctica en donde figuran tanto la Liga del Norte, como el Movimiento V Estrellas – del comediante Beppe Grillo-, dos bastiones populistas, euroescépticos pero que no coinciden en péndulo izquierda-derecha. No son pro Merkel. Ni pro euro. Otra raya más para el antisistema.

Austria se queda entonces como ese único bastión que plantea un sentido común dentro del hemisferio. Las otras consultas o elecciones más recientes se une a todos los movimientos antieuro que hay en el continente y que garantizan una inestabilidad nunca antes vista para la el orden actual de Occidente que se erige desde 1989. El mundo avanza sobre trémulas baldosas, pero de una manera fascinante.

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