Viciosidades

¿Por qué tienen esos nombres las sangrías venezolanas?

Parecen raperas, casi. Los nombres provocativos de sangrías sobran, ¿ya sabes cuál te define? Aquí te dejamos una lista para que te portes mal y también agregues tu propia marca

sangría
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Una se porta mal, a otra le dicen «La Sofía» y también existe «La que manda». Todas tienen una presentación sugerente y atrevida. Si fueran unas jevas, formarían parte de ese grupo de amigas que te sacan a bailar reguetón en una fiesta y gritan «¡BESO DE TRES!» en medio de la pista.

Los nombres, seguro que ya lo sabes, son de marcas de sangría, esa bebida que se suele compartir con panas y que en Venezuela se ha vuelto la opción de confianza en cualquier ocasión porque es rendidora y más barata que una botella de ron o whisky.

La empoderada, la beben tus tías y tus amigas. Diseño: Yiseld Yemiñani.

Quienes tienen más de 30 o 40 años reconocen cuáles son las clásicas por su calidad: La sevillana, Don Julián y La caroreña. Pero desde mediados de 2020 -y con un gran impulso en 2022 y 2023, cuando aparecieron algunas premium venidas de España– a la fiesta llegó una generación de sangrías que cambiaron el juego y le dieron pie a los memes incluso en TikTok: La mal portada, La santa, La tóxica… Y hasta La Titi. No es joda, estamos ante el verdadero clan de las sangrías. Y, por supuesto, en el boom se colaron algunas de dudosa procedencia.

Por ejemplo, en Catia, venden bultos de sangría Mal portada que son una copia. ¿Cómo se reconocen? Por la etiqueta. Aunque apuntan tener los mismos ingredientes, el papel es de mala calidad. Si la refrigeras, se deshace y también puede estar mal impresa. Hasta ahí hemos llegado…

El precio lo decide casi todo

Hay que dejar claro algo: la sangría local no es -claro que no- la bebida típica que encuentras en España. No lleva frutas, pero sí Chinotto y en los últimos tiempos le agregan cervezas para «subirle el nivel». El nivel de la pea, será. Las marcas con más trayectoria, como La Caroreña –producida por Bodegas Pomar antes de 2005– son a base de vino y el sabor lo confirma.

Pero los consumidores de la bebida no opinan lo mismo de las nuevas marcas y su primera red flag es el precio. La caroreña de 1,75 litros en Catia puede costar 6,5 dólares y en una licorería tipo boutique de Chacao llega hasta 8 dólares. El resto de marcas varían entre 3,5 y 5 dólares. Y hay que ser sinceros, en esta economía, cualquier dólar cuenta si se trata de alargar la fiesta y la curda.

El resto de características que generan alarmas son: la densidad de la sangría, el sabor y por supuesto el color. Sin contar la estética, los registros y sellos de los licores. La recomendación general es comprarlas en un sitio con permisos. Así que busca la placa de expendio de licores cerca de la vitrina. Y mosca con las etiquetas.

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La sifri: una sangría que confirma la teoría de Danny Ocean: «El oeste también tiene fresas». Diseño: Yiseld Yemiñani.

Aunque el precio es clave, la honestidad de las seguidoras de la sangría es más valiosa. Por ejemplo: «Marica, yo prefiero la sangría porque ya me cae mal la cerveza. Me pongo pesada. Con esta vaina al día siguiente amanezco ligera. Es como un vinito».

Bebida de jevita: ¿es o no es?

«Esa bebida la compran más las mujeres», es la respuesta que encuentras en cualquier licorería de la ciudad al preguntar quiénes compran la sangría. Si te pones más curiosa, te dejan más detalles: «Muchas se la toman sin refresco y la compran porque rinde y es parecido a un vino, pero barato».

Si los estudios de mercado sustentan esta información, entonces tiene sentido que casi todas las nuevas marcas tengan una identidad femenina bien open mind, roba besos y fiestera. Tan claro es el target que Mal portada, que se describe como 50% sexy y 50% coqueta, sacó su propia línea de cosméticos y sí… Varios productos huelen a coco y vainilla.

La enchufada: un origen que te conecta con lo mejor de dos mundos. Diseño: Yiseld Yemiñani.

Lo cuestionable son los atributos y descripciones de las sangrías, pero ese es otro tema. Mientras, la lista se extiende tanto que podríamos hacer una carta y una sesión de cata improvisada según el ambiente y el grupo al que lleves una botella.

Ahí te van los nombres de sangrías que conseguimos tras recorrer distintas licorerías de Caracas y los planes que inspiran sus presentaciones:

Si es una reunión de niñas: Mal portada, La que manda y La caribeña. Plus si se trata de una tarde de skincare y usan los productos de la primera marca.

Si es una semana antes de la quincena (donde la pelazón abunda): La tóxica, La uvita, La diosa.

Si es un regalo para tíos criticones y que se beben todo: La Titi, La turmereña (haciéndole honores a Turmero), La monumental y La santa.

La viperina: te suelta la lengua y la pena. Venta exclusiva para discotecas de Las Mercedes. Diseño: Yiseld Yemiñani.

Si es una fiesta improvisada con gente desconocida (abundantes porque todos tus panas emigraron): Contessa, La Sofía, La malagueña, La jeva y Fiesta brava.

Si el plan incluye playa y un presupuesto semi-limitado: La que manda y La caraqueña.

Y para cualquier ocasión donde haya solvencia, la old school no falla: La caroreña.

La perversa: el que la prueba una vez, la prueba dos veces. Activa la maldad interior. Diseño: Yiseld Yemiñani.

Marcos Noriega, comunicador especializado en el vasto mundo de los destilados y las bebidas alcohólicas, también ha fijado su atención en el fenómeno: «A las sangrías les va muy bien en el mercado por el precio, son un producto muy económico de producir porque estas sangrías, al final, no son a base de vino. Son económicas y tienen buen sabor», explica: «Entonces, ¿cómo se llama la atención en anaquel? Con los nombres. Y por los diseños. Entonces empodera a las consumidoras con La mal portada, que fue de las primeras. Y cuando salen las siguientes no escogen nombres para que el consumidor se empodere sino que son como respuestas a las otras sangrías. Son como guerras entre ellas. Yo soy La mal portada y sale otra: yo soy La bichota. Y luego llega yo soy La que manda. Son nombres para competir entre ellas y darse golpes entre ellas, más que dirigidos al consumidor porque al final el consumidor lo que está buscando es precio».

Como los nombres de las sangrías fácilmente pueden ser un trend criollo, también queremos ofrecer nuestro aporte al historial a ver si conseguimos socios:

  • La cochambrosa
  • La viperina
  • La sabrosita
  • La explotada
  • La pelona
  • La sifri
  • La bien portada
  • La mala junta
  • La motomami
  • La empoderada
  • La perversa
  • La enchufada
  • La diabólica

¿Cuál es la tuya?

(Esta nota fue publicada originalmente el 24 de enero de 2024 y actualizada el día 26 de enero de 2024)

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