Venezuela

Un avión coronaba la urna de Rodolfo González

Un avión de cartón y palitos finos de madera coronaba la urna. Camisas con la mano blanca y globos de los tres colores de la bandera se apoyaban del soporte del féretro de Rodolfo González.

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Fotografía por Andrea Hernández

El Cementerio del Este hoy vio más colores que el usual negro. Banderas amarillo, azul y rojo decoraban las cabezas y los pechos de muchos de los que visitaron por última vez a Rodolfo González.

Hablaban bajito, como escondidos. Susurraban su sobre nombre:»El Aviador». Pero de vez en cuando, alguien rompía el silencio con un «¡Rodolfo, hermano, tu muerte no fue en vano!».

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Su esposa, Josefa y sus hijas -Ivette y Lisette- se separaban poco de la urna.

Los elementos comunes en cualquier funeral no faltaron -coronas de flores, pañuelos mojados y perfume-. Sin embargo, había un par de piezas que no encajaban en el típico velorio caraqueño.

Un avión de cartón y palitos finos de madera coronaba la urna. Camisas con la mano blanca y globos de los tres colores de la bandera se apoyaban del soporte.

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Era complicado entrar a la capilla, donde un par de minutos antes el padre José Virtuoso s.j. dijo unas palabras a la familia. Aproximadamente 500 personas rondaban el espacio.

Josefa y sus hijas recibían y abrazaban a todos los que fueron a darles el pésame, a llorar a Rodolfo y a mostrar apoyo. Recibían incluso a los curiosos.

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«Hay gente que ha venido de todas partes de Venezuela a darnos apoyo. Veían a mi papá como un héroe», aseguró Ivette. Ya no lloraba:

«Agarro fuerza porque es impresionante el amor y el cariño que los estudiantes han mostrado».

Pero la viuda era otra historia. Los ojos rojos resaltaban sobre la piel y cabello blancos de Josefa. No hablaba muchos. A pesar de eso, cumplía con su papel de anfitriona. Saludaba y abrazaba a todo el que se acercaba al féretro con la nave de cartón.

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La única petición que hizo Ivette fue que sacaran a Josefa de la causa: «El mensaje que yo quiero dar al Gobierno es que saquen a mi mamá de esta acusación porque ya bastante tiene con haber perdido a mi padre». Opina que quedar viuda ya es lo suficientemente difícil como para seguir presentándose ante los tribunales. «Ella es inocente», afirmó.

El himno nacional despidió a la urna del recinto. La llevaron cargada hasta la parcela que le correspondía. Un río tricolor bajó por la calle que llevó a su destino final a Rodolfo González y a su avión de cartón: un toldo azul que tapaba la tierra fresca lejos de El Helicoide.

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