Venezuela

Una limosnita por el amor de Dios

En el plano electoral, la sentencia cae de perlas. Con estos índices de escasez e inflación, el Gobierno se verá obligado a salir a la calle a pordiosear los votos para no quedar en la indigencia.

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Foto: AP

El Tribunal Supremo de Justicia acaba de emitir una sentencia fundamental para el presente y el futuro del país. La información no fue recogida por los principales medios de comunicación nacionales, pero sí está ampliamente reseñada en la página web de ese órgano autónomo e independiente.

“TSJ anula parcialmente normas que penalizan la mendicidad”, es el título de la nota oficial, que destaca el alcance de la resolución de la Sala Constitucional que “reconoce que el Estado venezolano ha abordado de forma prioritaria, urgente e inédita en los últimos lustros la protección de las personas en situación de calle”.

El fallo de los magistrados – entiéndase “fallo” como sinónimo de decisión, jamás de error pues nuestros togados nunca se equivocan – se ajusta perfectamente a las necesidades de la economía bolivariana, cuyas premisas técnicas fundamentales son “pida que usted no sabe si están por darle” y “agarre que el ciego tiene”.

Con este dictamen del TSJ bajo el brazo, el Presidente puede embarcarse en una nueva gira como la realizada a principios de año. Extenderle la mano a los rusos (pero con la palma hacia arriba), solicitarle una ayudaíta a Beijing para seguir cayendo hasta el fondo chino e implorarle un nuevo recorte a la OPEP.

No cabe duda de que los magistrados dieron este paso pensando en la situación que enfrentan todos sus compatriotas. Suplicando que le consigan dos desodorantes, limosneando el respeto a sus derechos y rogando llegar con vida al otro día en medio de esta sensación de inseguridad (por cierto, fue la ex defensora del Pueblo la que planteó al Supremo que abordara este asunto).

La Sala Constitucional resalta que la revolución ha llevado esta práctica “a niveles mínimos”. Y también ha modificado sus antiguas formas: antes se pasaba una canasta para recoger unas pocas monedas, ahora es un maletín que llena su barriga con fajos de dólares. Más útil que Negra Hipólita fue Cadivi. La ruta para saltar de mendigo a millonario.

En el plano electoral, la sentencia cae de perlas. Con estos índices de escasez e inflación, el Gobierno se verá obligado a salir a la calle a pordiosear los votos para no quedar en la indigencia. Sin embargo, su mayor impacto podrá observarse en la política exterior del proceso. No penalizar la mendicidad es lo más adecuado, cuando alguien está pidiéndole cacao al imperio.

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