Venezuela

5 consejos para comprar una arepa con menos de Bs. 100

Manual para estirar el sueldo con tostadas y sobrevivir al hundimiento de un modelo que se avecina

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La Arepera Venezuela es el sitio donde se come más barato en Caracas, al menos eso se siente cuando uno compra un combo de tostada y jugo por 65 bolívares, un monto pírrico en comparación a la famosa arepa de los mil bolos que engulló @naldoxx en un local privado.

Apartando de los sempiternos desayunos de 2 bolívares en el comedor de la UCV, la red de arepas creada por Hugo Chávez en 2009 es una opción tangible para quienes intentan sobrevivir en la tormenta inflacionaria.

Quizás es el único lugar donde un billete de 100, el “marrón”, rinde para algo. Pero recuerde que la revolución no es sinónimo de gerencia y nada se pinta de rojo rojito, a pesar de lo que predican los funcionarios.

Y es que el proyecto bandera del entonces ministro de Comercio, Eduardo Samán, frente al comercio minorista “rapaz y especulativo” propiciado por el capitalismo, está quedando en el recuerdo. Tras su salida del despacho en 2010, el programa cambió su nombre de “Arepera Socialista” a “Arepera Venezuela” y pasó a ser administrado por el Ministerio de Alimentación (Minal) para sorpresa de muchos. A partir de entonces, los locales más emblemáticos de la red cerraron y el Minal, a través de la Red Venezuela, se concentró en abrir areperas en organismos del Estado.

Foto-Smolansky

Los cambios burocráticos afectaron la operatividad del programa. De los 267 locales que existían en 2012, según cuentas del Ministerio de Alimentación (Minal), quedaban 85 (Memoria y Cuenta 2013 de ese despacho). En la Memoria y Cuenta de este año, el programa casi ni se menciona y obvia el número de establecimientos –móviles o comercios- operativos. El misterio también se refleja con el manejo de insumos, ingresos y dinero invertido para mantener este proyecto a flote que no está exento a los embates inflacionarios, pues el costo del combo arepero ha subido 1.300% en cinco años.

El Estímulo trató de contactar a Eduardo Bastidas, presidente de la Red Venezuela, quien se negó a ofrecer la entrevista “por no estar autorizado”. A pesar de la opacidad que rodea su administración, el proyecto marcha y cuenta con un gran número de clientes, que son atraídos por los precios y los llamativos contornos de las arepas, como el de ensalada de repollo.

Por eso, le ofrecemos 5 datos para conocer más sobre esta red que torea la escasez y la inflación con el dinero público:

1.- No vaya a las areperas emblemáticas, no existen: Si tiene la intención de comerse una tostada en la Arepera Venezuela de Parque Central, aquella que fue inaugurada al son de la música llanera por el “Comandante Eterno” con la promesa de comerse una arepa a “cinco bolos y con todo”, entonces quedará defraudado. Ese amplio local, inaugurado con una gran variedad de arepas, sillas rojas y servilletas con estrellas revolucionarias, se mantiene cerrado desde 2013 entre olores putrefactos. La misma suerte corrió con la Arepera Venezuela del Parque del Este, que cerró a finales de 2014 y dio paso a una moderna pizzería que tiene unos precios que escandalizarán a Samán.

2.- Evite desayunar cerca del mediodía: La crisis en Venezuela es democrática. Nos arropa a todos y, por eso, la clase trabajadora (la de verdad, no la que anda con escoltas ni se trasladan en Four Runners 2015) recurre a los camiones rojos de las arepas socialistas como un aliviadero a la crisis. En la Arepera Móvil de Chacaíto, que se estaciona al frente del antiguo Cine Broadway, las colas crecen cuando se acerca la hora del almuerzo y evidencian cómo las arepas subsidiadas por el Estado han suplido a “sopa y seco” tradicional, que ahora ronda los 500 bolívares.

Verónica es una opositora de corazón que la razón la obliga a  comer a diario en un camión con el rostro gigante de Chávez. “Tengo una beca mensual de 3.000 bolívares que me da la universidad, ¿para dónde voy a agarrar?”, dice la joven que se hacía fila junto a hambrientos buhoneros, pensionadas y oficinistas que trabajan en la zona.

3.- Si porta carnet, mucho mejor: La Areperas Venezuela atraviesan una etapa desconocida por la mayoría: cierran locales en zonas concurridas (al menos en Caracas) y abren en ministerios y organismos del Estado. La sede de Ipostel en Carmelitas o el de la Comandancia de la Guardia Nacional en el Paraíso fueron los últimos beneficiados de este programa en la capital, que además ofrecen almuerzos y postres a precios subsidiados. Los usuarios de estos tipos de locales son unos auténticos privilegiados.

Todos los clientes entrevistados admitieron que hay mayor variedad de contornos y jugos que los camiones dispuestos en las calles. Así que, si quiere comer bien y con aire acondicionado, búsquese a un amigo con carnet rojo.

4.- La ley del mercado se impone (pero no tanto): En la Arepera Móvil estacionada al frente de la Asamblea Nacional, las leyes de la oferta y la demanda se hacen valer. Si hay mucha demanda, el inventario se acaba y no se repone. Ahí es cuando el camión prende, arranca y desaparece. Ligia está acostumbrada a esa práctica. “Más de una vez, me pasó. Cuando se acaba todo, el camión se va y nos deja a todos guindando”, explica entre mordida y mordida de una arepa mixta. Cada camión es operado entre cinco a siete personas que hacen unas cincuenta arepas por hora, según cuenta unas de las trabajadoras del camión, que opera bajo una modalidad de franquicia.

Los contornos se limitan a siete variedades: destacan la de queso duro rayado, carne, chorizo y la famosa ensalada de repollo. El subsidio del Minal mantiene los precios a raya de la inflación y, por eso, exigir un determinado contorno está fuera de toda realidad. Es decir, en estas areperas se come lo que hay.

5.- Alimento seguro en los eventos: Si hay algo que el chavismo sabe hacer bien, es la propaganda. En cada evento masivo organizado por el ministerio de Alimentación nunca falta un toldo o un tarantín que promueva los esfuerzos del gobierno revolucionario a favor “de la alimentación”. En el caso de Areperas Venezuela, el camión rojo nunca falta. Así que si tiene hambre y hay una jornada de Mercal a cielo abierto, vaya y cómase su combo arepero de 65 bolívares. Pero tome en cuenta que habrá centenares de hambrientos como usted, que también quieren estirar su billete marrón.

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