Desde hace 10 años hemos sufragado con un sistema electrónico de votación y todavía no se han superado ciertos mitos acerca de este tipo de voto automatizado. De hecho, en el bando opositor la leyenda del fraude se ha reforzado, basándose en una supuesta complicidad de las máquinas de sufragio.
Las dudas sobre la confiabilidad del voto se traducen en mayor abstención. Se trata de una adversidad a la que se debe sobreponer la oposición ante un panorama de escasez, inflación y carestía de la vida que juegan en contra de la popularidad del gobierno de Maduro.
En ese sentido, el sociólogo y ex rector del CNE, Vicente Díaz, dice que el venezolano debe ir a votar con total confianza en el sistema automatizado. En una entrevista con El Estímulo, destacó que el fraude se presenta en otras formas y que está en manos de los electores evitarlo.
—Desde el referéndum revocatorio de 2004, parte del electorado opositor insiste en la teoría del fraude. Como ex rector del CNE, ¿puede infundir confianza sobre estas dudas?
—En esa elección 80% de los votos se efectuó por máquina de votación y el 20% se realizó de manera manual. En el voto donde hubo sistema automatizado el Gobierno ganó 60-40 y en las mesas que hubo votación manual, el Gobierno ganó 70-30.
En ese momento, como se estaba inaugurando el sistema de voto automatizado, a la gente se le metió en la cabeza que había ganado la oposición porque la maquinaria había volteado los votos. Eso es cuento chino. Cuento chino al punto que con el sistema automatizado que tenemos ahora, ha ganado todo el mundo. En el 2010, en la última elección parlamentaria con Chávez vivo, con el petróleo a $100, sin problemas de desabastecimiento y sin la inflación que tenemos ahora, la oposición derrotó al gobierno 52% a 48%. El gobierno terminó tomando el control de la Asamblea con la mayoría de los curules porque la ley electoral en Venezuela fue modificada en 2009 y hubo un cambio en el sistema de adjudicación de cargos que permitió que eso pasara. Pero voto a voto la oposición ganó.
—¿Qué otros mitos sobre que el Gobierno hace trampa en las elecciones persisten en el inconsciente colectivo del venezolano?.
—Las máquinas funcionan bien a nivel tecnológico. Ellas no cambian la intención del voto. Para eso hay una verificación a través del comprobante de votación que emite la máquina y que debe reflejar la voluntad del elector.
Otro tema importante es el secreto del voto. Las captahuellas son una tecnología prácticamente nueva. Se ha votado apenas tres veces con ellas. Todavía hay quiénes pueden pensar que a través del aparato se pude saber por quién vota la gente, lo que es absolutamente imposible. Prueba de ello fue que en las elecciones de abril de 2013, 700 mil electores que por tradición habían votado por el Gobierno nacional votaron por Henrique Capriles y ninguno ha sido detectado, ni detenido. Nadie sabe quiénes son y votaron por Henrique Capriles.
—¿Qué puede decir sobre los rumores de que el PSUV puede ver la totalización de los votos en tiempo real durante las elecciones?
—En primer lugar, no existe ningún cuarto, ni ninguna sala de totalización paralela. El CNE tiene dos centros de totalización. Ahí hay testigos de todos los partidos políticos que participan en la elección, que son técnicos de más alto nivel, y no existen ningún tipo de comunicación con esos centros de totalización. Están blindados y resguardados completamente para que no puedan ser penetrados por ninguna comunicación de entrada ni de salida. Exceptuando las puertas que se abren para que entre la información de las máquinas de votación cuando estas transmiten.
—Según mi experiencia como miembro de mesa, esa transmisión de los datos de hace solo una vez, en la noche, a través de la conexión ABA.
—Eso es muy claro para la gente que ha estado trabajando en la mesa. Se imprime la primera boleta y después se conecta la máquina. Las máquinas están desconectadas durante todo el acto de votación.
Otra cosa importante es que, al conectarlas, solo pueden transmitir la información a un sitio. No es que la máquina lo puede transmitir a cualquier computadora. Hay un protocolo de seguridad y reconocimiento entre máquina y centro de totalización, que garantiza que efectivamente es esa máquina es la que está transmitiendo y no otra. El centro de totalización no acepta ninguna data que no venga de esa máquina que ha reconocido en el protocolo de comunicación. Asimismo, la máquina no puede transmitir a más nadie, sino al centro de totalización del CNE.
Ahora, acerca de los centros de totalización paralelos, tanto el PSUV como la oposición tiene su centro de totalización, eso es lo normal. Cada uno tiene su centro de totalización con un montón de gente y computadoras recibiendo la información de las mesas electorales a través de los testigos.
En cada mesa que cierra, los testigos hacen un acta y de inmediato se comunican, a través de los canales que han establecido cada una de las fuerzas políticas, para informar de los resultados de esa mesa. Eso le permite a los partidos saber casi en tiempo real lo que se están obteniendo en las mesas de votación y entonces cotejar los resultados con lo que el CNE anuncia.
—¿Qué puede decir sobre las personas que han sido detenidas con más de una cédula el día de las elecciones y con intención de votar más de una vez? ¿Qué avances ha logrado el CNE para detener estas infracciones?
—El principal avance es el uso de la máquina captahuella. Los delincuentes los hay en el mundo entero y una persona que tiene más de una cédula es un delincuente que usurpa la identidad de otro. Es responsabilidad de la autoridad electoral diseñar los sistemas más sólidos posibles.
Aparte de eso, hay otros mecanismos de seguridad, como la construcción de los cuadernos de votación y la revisión del Registro Electoral. Hay una serie de capas de seguridad que garantizan que la delincuencia electoral ha sido minimizada de manera importante.
—¿Cuál es la incidencia real de que el sistema electoral no evite que se registren casos como doble huella o doble cedulado?
—Si la huella de la persona aparece registrada como que ya voto en ese centro. Es decir, esa persona se presentó a votar con su cédula y luego vuelve a hacer la cola e intenta votar con otra cédula, el sistema lo va a reconocer y le impedirá votar.
Si me voy para otro centro de votación y voto con otra cédula, el sistema de votación no lo va a reconocer en el momento, pero te va a reconocer después y esa persona va a pasar a la Fiscalía General de la República como delincuente electoral. Va a terminar preso por delincuente.
—En el último caso que ejemplificó, usted asegura que el sistema no lo reconocerá de inmediato. Esto quiere decir que este supuesto delincuente sí puede votar.
—Si la huella aparece como duplicada no lo deja votar. Si no la reconoce, lo deja votar porque su cédula de identidad es el único documento válido para votar. Pero la máquina lo deja registrado como un “no match” y ese caso entra en una cola de investigación.
Hay otro problema que no tiene con el proceso automatizado de votación o las captahuellas, sino con unas situaciones irregulares que se han presentado en los centros, donde un partido toma el control de la mesa en ausencia de testigos de la oposición y se produce el fenómeno del voto supervisado. Alguna persona que se pare al lado de la máquina y le diga a los electores cómo debe votar. Eso no debe suceder si los miembros de mesa cumplen con su trabajo y también los testigos de mesa.
—Entonces, hablemos de esos eventos, ¿en dónde se puede evidenciar las trampas y cómo se pueden evitar?
—Existen intentos de algunos partidos políticos de tomar control de la mesa de votación cuando los miembros de mesa sorteados no cumplen con su deber. Si fuiste sorteado para estar en una mesa y no fuiste a cumplir con tu deber, esa posición tiene que ser ocupada por alguien. Ahí se presenta la oportunidad de que partidos políticos tomen el control de la mesa —en la ausencia de los miembros sorteados. Al tomar el control de la mesa pueden permitir las vagabunderías. Por eso es importantísimo que los miembros de mesa cumplan con su deber.
La trampa está en que el Estado participe en la elección apoyando a los candidatos del Gobierno. Que los medios de comunicación pública e instituciones públicas se aboquen a apoyar a los candidatos del gobierno. Es una situación de inequidad y es profundamente antidemocrático. Ver al presidente, en cadena nacional usando los recursos públicos del Estado para apoyar a los candidatos del gobierno.
Ahora, la gente que va a leer esto, tiene que saber algo: que no se conformen con votar. Deben ubicar en la boleta electoral la única tarjeta que representa a la oposición. Es la que está abajo en la izquierda que tiene una mano con un pulgar arriba y que dice MUD-Unidad. Porque otras tarjetas que están alrededor son tramposas y están ahí para confundir al elector.
El presidente Maduro, en televisión, marcó la tarjeta de otro partido como si fuese de la oposición, con el ánimo de engañar. Esa es una estrategia calculada por el Gobierno. Además es muy triste que un gobierno que dice que representa una revolución popular, tenga que recurrir a esas herramientas para confundir al elector y así mantener una cuota burocrática en el parlamento, eso da es un poco de tristeza.
Una cosa que debe hacer el elector, desde ya, es aprender a votar y enseñar a votar a otras personas. Para que no vote por un partido que se dice opositor, pero que postula a un diputado del PSUV, por ejemplo, como William Ojeda.
Los votos no pueden ser alterados de ninguna manera. El Gobierno se va a encontrar con que ese ventajismo que ha acostumbrado tener, le va a caer muy mal a su propia gente. A la propia gente que ha tenido que hacer las colas, que no encuentra la medicina. Esa factura se la van a pasar completica al Gobierno.
El Gobierno va a montar dispositivos y operativos para llevar a la gente a votar y llevará los autobuses y carros de Pdvsa y Corpoelec, pero la gente va a votar en contra de este desastre.
—Sobre esas “vagabunderías” que ocurren en los centros de votación, me gustaría que nos explicara hasta dónde un testigo puede evitar que “un voto asistido” se convierta en una situación irregular.
—Aquí hay dos cosas importantes. El voto asistido es para las personas que tienen algún impedimento o dificultad para votar. Un voto asistido de una persona que está joven y sana, que tiene todas sus facultades, es una cosa muy extraña. Eso a veces es una alerta para que el testigo tome una acción.
Una cosa es el voto asistido y otra es el voto supervisado. El supervisado es que una persona se instale al lado de la máquina de votación para dar instrucciones a la persona de cómo se vota. Eso está prohibido. Ningún miembro de mesa debe aceptar.
Para eso se les da un taller a los miembros de mesa, para decirles cuáles son sus competencias. Ellos tienen que detener el acto de votación en este momento, conjunto al Plan República y detener a esa persona, porque esa persona es un delincuente electoral
—¿Conoce qué está haciendo la oposición para blindarse contra cualquier fraude en estas elecciones?
—No solo lo conozco, sino que los estoy ayudando. Algunas de las estrategias de la oposición tienen que ver con el reforzamiento de los testigos. Vamos a tener la capacidad de sustituir los testigos en caso de que estos no se presenten, se enfermen, los saquen o tengan que ausentarse. Vamos a tener una estrategia de adaptación rápida para darles soporte si se presentan problemas en alguna de las mesas.
Adicionalmente, se está creando un sistema de monitoreo para recibir información, casi en tiempo real, de cada mesa y centro. Hay un sistema de inteligencia electoral que fue diseñado para registrar y establecer un proceso de pautas e irregularidades.
También estamos haciendo un trabajo de localización casa por casa de los miembros de mesa. Para así incentivarlos para que se presenten, cumplan con su deber y no dejen desguarnecidas las mesas electorales. Eso lo estamos haciendo sistemáticamente, desde el momento que fueron sorteados. Es importantísimo que los miembros de mesa cumplan con su deber.