Venezuela

Ramos Allup: “No veo al Gobierno llegando a las próximas elecciones presidenciales”

Pocos días antes de las elecciones de este 6 de diciembre, cuando ya estaba matemáticamente garantizada su curul en la próxima Asamblea Nacional, Henry Ramos Allup analizaba el país que nacerá después del 6 de diciembre. El secretario general de AD advierte que Miraflores “entrará en una crisis de profunda inestabilidad”, llama a actuar con responsabilidad y alerta sobre la amenaza de una intervención militar

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Fotografía: Alejandro Cremades

Al menos por un día, Henry Ramos Allup tendría garantizado dirigir la próxima Asamblea Nacional. “Ellos (chavistas) modificaron el Reglamento Interior y de Debates para determinar que quien dirija la comisión preparatoria (en la sesión de instalación el 5 de enero) sea el diputado de mayor edad. Así las cosas, el diputado de mayor edad que será electo seré yo (72 años). Esto lo digo porque la única persona postulada que me supera en edad por cuatro días es Ricardo Sanguino (PSUV), que va a perder en Táchira. Seguramente, la comisión preparatoria me tocará presidirla a mí”, explica el secretario general de Acción Democrática (AD).

Si a Ramos Allup no le angustia lo que pueda ocurrir el 6 de diciembre, confiado como está en el triunfo de la Unidad, menos le inquieta el protocolo del 5 de enero. Su verdadera preocupación se centra en lo que ocurrirá en el país después de ese día y en adelante. El panorama que avizora está lleno de complejidades. Un Gobierno inestable. El fantasma militar acechando en cada esquina. La agudización de la crisis económica. Un intento desesperado por maniatar a la nueva Cámara. En ese escenario, el líder adeco no rehúye el combate. “¿Eso significará un choque? Sea. ¿Eso significará un conflicto de poderes? Sea”.

¿Está hablando el presidente de la próxima AN?

–          No, eso no se ha decidido. Puedo ser yo o puede ser otra u otro. Después que elijamos nuestros diputados, y vamos a ganar por mayoría holgada, nos reuniremos todos para entre otras cosas determinar cuál de nosotros estaría en la junta directiva, cuál sería jefa o jefe de la fracción parlamentaria y demás detalles.

Pero de los posibles candidatos a ocupar ese puesto dentro de las filas de la Unidad, ninguno tiene su experiencia y recorrido.

–          Sí, bueno, no voy a eludir lo que es verdad. Tanto dentro como fuera de la Unidad, algunos analistas y comentaristas han visto la posibilidad de que yo presida por la experiencia, incluso por ciertas características que se exigirían en este momento para en una primera oportunidad presidir la Asamblea Nacional. Si esa fuera la decisión, yo sabría cómo hacerlo. Si esa no fuera la decisión, yo como un miembro más de la bancada opositora también sabría hacer mi papel que, por cierto, fue el que hice durante mucho tiempo.

¿Qué características debe reunir el próximo presidente de la AN? Está claro que como jefe de un poder público, tendrá que dialogar con el mandatario nacional y con los responsables de los otros poderes.

–          Voy a empezar por el final. Jefe de un poder público, pero esta no es una jefatura unipersonal, es una jefatura compartida porque hay una mesa directiva que tiene presidenta o presidente y dos vicepresidentes, pero, además, tiene el colectivo que es la fracción, con jefa o jefe de fracción y subjefe de fracción. Es decir, es una dirección muy integrada. Por supuesto que quien funja como vocero principal, que será el presidente o presidenta, tiene que tener primero cierto poder o fuerza de interlocución en la propia Cámara, no solamente en su bancada sino en la bancada opositora; y segundo, la misma fuerza de interlocución para tener mucha firmeza, sin aspavientos ni poses, frente a los demás poderes del Estado.

En el pasado quinquenio, la AN era de Flores. ¿En el que viene será de Ramos?

–          Todas las preguntas me las estás haciendo como si yo fuera presidente o como si no hubiese otro nombre. Mira, simplemente te quiero definir qué Asamblea estoy prefigurando yo cuando tengamos mayoría. Una Asamblea que tendrá que enfrentar más que una oposición interna, porque esa fuerza progobierno que sea elegida va a quedar muy desvaída, por mucho que allí esté presente incluso la esposa del presidente Nicolás Maduro. Entiendo que Cilia Flores fue postulada casi que para que actúe como un organismo contralor de la propia bancada ante una eventual derrota, que es la que van a sufrir.

Pero, bien, más allá de la propia bancada del Gobierno que será minoría, la relación de interlocución con el Ejecutivo y con los otros poderes tendrá cierto nivel de conflictividad, porque el Ejecutivo seguramente se resistirá a entenderse con un poder autónomo- que no con un contrapoder- que estará ahora con mayoría opositora y que ejercerá los roles y funciones que esta AN no ha ejercido en los últimos 17 años. El Gobierno perderá uno de los soportes fundamentales, no en el sentido de su estabilidad sino en el sentido de haber gobernado con las manos sueltas. La AN sirvió para que el Ejecutivo legislara como le dio la gana, para que el Gobierno tuviera en el Poder Judicial, la Contraloría y la Fiscalía meros apéndices del poder Ejecutivo. Es decir, para que no existiera división de poderes. Cuando decimos división de poderes, decimos diversificación de funciones, que es lo que está en la Constitución, no otra cosa. Durante estos 17 años no ha habido más que un poder, que es el Ejecutivo. Bueno, eso se acabará a partir de la instalación de la AN el 5 de enero. Y si tienen que chocar los poderes, pues chocarán, pero vamos a ejercer nuestras funciones constitucionales.

El presidente de la AN también se convertirá en uno de los referentes claros en el liderazgo de la oposición.

–          No lo veamos mas allá de la función legislativa autónoma, específica, que debe ejercer la AN y el control sobre los demás poderes, incluyendo el Ejecutivo. El mundo político, las organizaciones, eso va mucho más allá de la Asamblea. No se puede pretender desde la AN dirigir a todo el mundo político opositor. Son ámbitos distintos. Nosotros debemos concretarnos y limitarnos a ejercer la función para la cual seremos electos, que es muy clara. La junta directiva no será más que la representación de la totalidad.

Ahora, es muy importante que en esa totalidad se respeten mayoría y minoría, y que entienda el Poder Ejecutivo que allí tendrá su representación, pero que no gobernará la Cámara. Yo no diría que el Ejecutivo se tiene que resignar, sino que tiene que aceptar una realidad derivada de la expresión de la voluntad popular que se manifestará en estas elecciones. Si fuera al revés, el Gobierno pudiera hacer con el Poder Legislativo lo que ha hecho en estos 17 años; es decir, colocarlo en plan absolutamente subalterno, pero eso se acabó. Ahora, ¿eso significará un choque? Sea. ¿Eso significará un conflicto de poderes? Sea. No habrá en los últimos tiempos una investidura proveniente de la soberanía popular más fresca o más inmediata que la que tendrá esta AN.

Usted ha expresado su temor por la cohesión de la Unidad tras el 6 de diciembre. ¿Mantiene esa preocupación?

–          Sí, hasta ahora hemos logrado la unidad. Además, creo que por encima de los formalismos existe la buena fe porque todos hemos entendido la realidad. En nombre de esa unidad, hemos solicitado el voto y no podemos defraudar esa confianza que la gente depositará en nosotros. No porque seamos ningunas excelencias, no porque representamos el desiderátum de las aspiraciones de los venezolanos, sino porque ven en nosotros el instrumento para comenzar a cambiar las cosas. La gente nos está dando confianza porque nos ve unidos. Yo no voy a ser diputado de AD, voy a ser diputado de la Unidad, al igual que Tomás Guanipa (PJ), Freddy Guevara (VP) y Enrique Márquez (UNT). Eso lo tenemos que entender porque, además, con nuestros propios votos solos nunca habríamos llegado. La gente aspira vernos unidos no solo en conductas, en espíritu y en actuación, sino que quiere vernos unidos en toda la gestión parlamentaria, en la presentación de los proyectos y propuestas, quiere ver en nosotros como Unidad una alternativa a este estado de cosas. Cualquier cosa podría pasarnos si defraudamos esa esperanza que la gente está colocando en nosotros y que se traducirá en votos.

Un resultado positivo pondría a prueba esa unidad, sobre todo cuando se abra la discusión sobre el mecanismo a emplear para superar una eventual crisis política. En el pasado, algunos apoyaron la tesis de la Constituyente, otros exigían la renuncia del Presidente, también se lanzó la idea de la enmienda…

–          Sin duda alguna, con los resultados del 6 de diciembre se abrirá, sobre todo en el seno del Gobierno que va a perder las elecciones, un debate que seguramente será muy difícil y duro. En la derrota, todos los factores comienzan a responsabilizar uno por encima de los otros. Ese debate viene y es inevitable. Aún después de eso, yo creo que el Gobierno entrará en una crisis de profunda inestabilidad por muchas razones: porque perderá la Asamblea y tendrá ahora un poder enfrente que ejercerá sus funciones, porque la crisis económica y fiscal y el desabastecimiento se agravarán en los próximos meses sin que exista posibilidad alguna de que puedan ser resueltos esos problemas en el corto plazo, y menos con este esquema.

Todo eso generará una profunda inestabilidad en el propio Gobierno. Yo personalmente no veo al Gobierno en estas condiciones llegando a lo que sería su conclusión natural, que son las próximas elecciones presidenciales. La verdad que no lo veo porque quedará profundamente debilitado. Ahora, ¿cómo salir del Gobierno o cómo se va? Bueno, debería salir por las buenas y las buenas siempre es la solución constitucional. Algunos han hablado de Constituyente, otros de referendo, otros de enmienda y otros de renuncia. Yo recomendaría sensatamente que esperemos la oportunidad en que deba proponerse la solución constitucional para que nosotros, como unidad política, planteemos lo que desde el punto de vista institucional sea menos gravoso, menos riesgoso, menos desestabilizante y que nos procure una solución eficiente.

Por supuesto que no veo ninguna posibilidad de cogobierno, eso es imposible, y veo simplemente a un sector sustituyendo a otro democráticamente. Por ejemplo, si el Presidente renuncia, que es una forma que está en la Constitución, facilitaría bastante las cosas porque a los 30 días se produciría la elección presidencial. En todos los sistemas políticos, sobre todo en los parlamentarios, cuando hay crisis políticas agudas porque el Gobierno no puede sostenerse, qué se hace: se convocan elecciones anticipadas, aunque el Gobierno normalmente tuviera un término más prolongado de duración. Se resuelve la crisis porque se elige un nuevo Gobierno. Yo sí he visto con preocupación que en estos 17 años, después de cada elección caemos en un conflicto mayor que el que existía antes de las elecciones. Cuando la solución electoral no resulta como forma de composición política excelente, en estos países de América Latina la gente voltea hacia el sector militar, que realmente es la única no solución.

La amenaza de una intervención militar

–          Ahora, lamentablemente, ese fantasma omnipresente, sobre todo después de que Chávez llegó al poder, está allí latente. Por eso tenemos que ser muy sensatos y no jugar a que se profundicen las crisis, sino que el proceso tenga una dinámica más o menos natural e institucional. Yo no veo ninguna posibilidad de cogobierno porque no hay posibilidad de que nosotros nos sentemos con este Gobierno a tratar o a resolver la crisis y ver cómo se gobierna el país, porque son dos proyectos, dos visiones de país completamente antitéticas. Ahora, también me preocupa la inestabilidad porque en estos países, cuando se producen crisis profundas, la gente ve hacia los militares, cosas del subdesarrollo político en América Latina. A mí me angustia que los militares, a quienes Chávez sacó de los cuarteles hace 17 años, se conviertan en factor de protagonismo. Del golpe contra Betancourt en 1962 al golpe de Chávez transcurrieron 30 años, y del golpe que dio Chávez al que le dieron a Chávez, transcurrieron apenas 10. La resurrección del golpe militar recortó ese ciclo de 30 a 10 años y allí tenemos ese fantasma. Siempre me pregunto, ¿cómo hacemos para que los militares vuelvan al lugar de donde nunca debieron haber salido?

¿Y qué respuesta tiene?

–          Ese es un esfuerzo institucional muy grande que tenemos que hacer, incluso consensuado con la Fuerza Armada. Una cosa es la cúpula militar y otra cosa es lo que piensa el mundo militar como totalidad, a quien desde luego por acción, omisión o silencio el país va a responsabilizar de las cosas que han pasado en estos 17 años. Yo no podría imputarle al grueso o la totalidad de la FAN los hechos en los que han incurrido las sucesivas cúpulas porque no sería justo, pero tampoco uno se puede tapar los ojos para ignorar que la FAN como totalidad, invocando ese manido principio de la obediencia debida, por acción, omisión o silencio, ha permitido que las cosas ocurran. Creo que los militares, en vez de estar vendiendo aliñitos, pollos y caraotas en los mercados, deberían estar cumpliendo otros roles, vigilando la frontera oriental en la reclamación que casi se ha perdido, vigilando la frontera occidental que durante mucho tiempo fue un pateadero y aliviadero de la narcoguerrilla terrorista colombiana, en el centro la invasión cubana ejerciendo funciones esenciales que están reservadas a los venezolanos como organismos de inteligencia, notarías, registros y hasta la política de importación y suministro de alimentos. Todas esas cosas las ha permitido una FAN silencioso frente a estos atropellos que a ojos vistas lesionan la soberanía de muchas maneras.

Si usted llega a ser presidente de la AN, ¿le tocará la campana a Diosdado Cabello?

–          Diosdado Cabello va a pasar – y él lo sabe- de haber sido presidente de la AN a ser un diputado raso. Diosdado no necesitará ni que le toquen la campana. Será diputado raso si es que se incorpora. Ojo, yo dificulto que después de haber sido presidente, él se incorpore. Todos recordamos que cuando fue gobernador del estado Miranda y perdió frente a Henrique Capriles, ni siquiera asistió al acto de transmisión de mando. A lo mejor se va al Poder Ejecutivo, he escuchado por allí que como que lo van a nombrar Vicepresidente.

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