Un ambiente de "alegría y esperanza" se vivió en los alrededores de La Hoyada

A las diez de la mañana la Avenida Universidad estaba caliente y un sol ardiente bronceaba a cientos de personas que ocuparon esta calle del Centro de Caracas, desde la salida del metro del Parque Carabobo hasta la esquina del Chorro. Caminar era difícil, pues las cuatro cuadras de ese trayecto se encontraban llenas de gente. La convocatoria no fue masiva, pero la aglomeración de personas hacia la parte oeste de la avenida daba una sensación de hacinamiento y en algunos casos claustrofobia.

El objetivo de la concentración no estaba claro entre los presentes. Algunos creían que marcharían hasta la Asamblea Nacional y otros asistieron solo a saludar a los diputados que pasaron por esa avenida antes de su juramentación. Los personajes más esperados fueron Chuo Torrealba y el desde hoy presidente del congreso, Henry Ramos Allup. Algunas señoras, como adolescentes esperando a sus ídolos, afirmaban que no se irían hasta que ellos no pasasen. Aunque estos nunca se presentaron en La Hoyada.

Otros diputados sí desfilaron entre los manifestantes opositores, todos lucían una gran sonrisa. Entre ellos el diputado Richard Blanco, quien llegó dando saltos y haciendo esfuerzos casi olímpicos para saludar a todos los asistentes. La gente respondió a sus saludos con cantos y un «sí se pudo» al unísono. Aseguró que este parlamento se encargará de «hacer valer el voto popular», al momento que destacó su emoción por haber ganado en las parroquias La Vega y Antímano, las cuales históricamente han sido adeptas al chavismo.

María Corina Machado también asistió para apoyar la instalación de una nueva Asamblea Nacional de mayoría opositora. Llegó sola, sin ningún otro político, pero abrazada a las personas de su equipo. Sin embargo, el gentío no le permitió seguir subiendo más allá de la entrada del Metro de La Hoyada.

La seguridad de la concentración fue provista por la Policía Nacional Bolivariana y transcurrió con tranquilidad y en paz. El piquete de seguridad se instaló a la altura de la esquina El Chorro, y otros puntos de control se desplegaron por la avenida. Al ser interrogados sobre la cantidad de gente que asistió a esta concentración un funcionario respondió: «Gracias a Dios, muchísima gente».

El único herido fue un Guardia Nacional Bolivariano, el cual fue arrollado por uno de sus compañeros cuando intentaban abandonar la protesta. Se trató de un piquete de 10 motos y una camioneta popularmente conocida como «rinoceronte» que debió retroceder, pues su presencia fue rechazada.

Sentimientos como «la alegría y la esperanza» reinaron en el ambiente, así lo aseguró la ciudadana Magaly Campos. La concentración de la oposición en la Avenida Universidad a la altura de La Hoyada fue un acto cargado de civismo. Fue una manifestación de júbilo en la que no se hicieron presentes el barullo, el desorden o la estridencia de cornetas con música. «Le faltó personalidad», aseguró un reportero gráfico independiente que describía porque se llevaba tan pocas tomas.

Hacia el mediodía, cuando el calor y el sol arreciaban, la manifestación se fue disolviendo. Solo quedaban algunos pocos que escuchaban en radios portátiles lo que ocurría en el hemiciclo. Entonces, un grupo de chavistas se acercó a la Avenida Este 2, muy cerca de la salida del metro La Hoyada, cantando «La revolución» al ritmo de «Matador» de los Fabulosos Cadillacs. Sin embargo, pocos opositores repararon en esto. Solo algunos periodistas y quienes transitaban esa calle como parte de su día a día. La manifestación terminó en paz.