Venezuela

FOTOS | Así se vivió la reactivación del paso en la frontera del Táchira

Lo que para muchos fue visto como una proeza y un logro esperado por seis meses, para otros significó un día más de humillaciones y violación a los derechos constitucionales en la frontera venezolana.

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El pasado sábado 27 de febrero, fecha de por demás emblemática en la historia reciente de Venezuela, una medida gubernamental sorprendió a los habitantes del estado Táchira: luego de seis meses de cierre, sería reabierto el paso entre Venezuela y Colombia, al menos para vehículos de carga pesada.

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Se estableció un paso provisional para “más de 300 automóviles de transporte de carga pesada venezolanos, retenidos en Colombia desde el cierre. Así como también para 60 gandolas de carga que se encontraban en Venezuela desde el 19 agosto de 2015”, señaló el gobernador del Táchira, José Gregorio Vielma Mora.

Por un lapso de cinco horas, desde la una hasta las seis de la tarde, fue abierto el paso Pero el flujo vehicular no se inició sino hasta las 2 y 30 de la tarde.

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Vielma Mora estuvo ausente en la reactivación del paso vehicular. La orden de reabrir la frontera estuvo a cargo del General José Morantes Torres, jefe de la Zona de Defensa Integral (Zodi) Táchira, quien no ofreció detalles de la acción, ni dio declaraciones a medios de comunicación.

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-Paso en lotes fraccionados-

Si desde un principio las autoridades venezolanas destacaron que serían los vehículos de carga pesada que regresarían a un lado y al otro de la frontera, la medida no se cumplió. Fueron los carros particulares quienes obtuvieron mayores beneficios y una fila casi interminable de ellos aguardaba tanto en Venezuela como en Colombia para el retorno.

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El despliegue se realizó de manera fraccionada, primero un lote de 20 vehículos provenientes de Venezuela hacia Colombia y luego lo contrario. En total “se desconoce la cifra real de vehículos de carga pesada que retornaron a su países de origen”, dijo Jorge Casanova, Presidente de la Cámara Social de Transporte de Carga Pesada en Táchira.

-Entre tristeza y alegría-

Entre bulla, aplausos y consignas de “bienvenidos a la libertad, a la democracia”, los colombianos recibieron a los compatriotas una vez que cruzaban la línea divisoria del puente internacional Francisco de Paula Santander, para tocar tierra colombiana.

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Mientras tanto, del lado venezolano, un silencio lúgubre y caras de descontento se registraban a la llegada al puente de cada vehículo. “No era el calor, ni el cansancio de la espera. Es ver y sentir la triste realidad que nos está tocando vivir a los venezolanos”, dijo Herly Ospina un habitante de Ureña que se acercó a curiosear.

Se desconoce si fue una condición establecida por los gobiernos de Venezuela y Colombia o parte de la apatía que envolvía el momento, pero ninguno de los conductores que salían del país o los que llegaban en gandolas, camiones o carro particulares quiso dar declaraciones a los medios de comunicación que estaban el zona.

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Hasta el momento no se tienen cifras reales de las pérdidas económicas generadas durante los 6 meses de retención de los vehículos en Colombia, al menos los venezolanos.

Lo que si se constató fue que ninguno de los transportes de carga pudo cruzar la frontera con la mercancía que mantenían en su interior.

-Reinó la confusión-

La poca información manejada previa a la reactivación del paso fronterizo, hizo creer a muchos ciudadanos que la frontera seria reabierta para todos por lo que, desde tempranas horas del día, empezaron a llegar personas con grandes equipajes y pronto se formaron gigantescas colas para esperar la orden de pasar.

Esto se evidenció en ambos lados de la frontera.

El representante de la Cancillería colombiana, Víctor Bautista, dijo que la acción conjunta entre los gobiernos de Venezuela y Colombia era el inició de un proceso que vienen conversando las dos naciones desde el pasado mes de octubre.

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“Los dos gobiernos están ahora monitoreando la operación, a fin que podamos ir adelantando otras medidas que puedan ir subsanando todas las afectaciones que hubo con este cierre de frontera”, aseguró en el representa fronterizo de la Cancillería.

-La parte inhumana-

El paso peatonal por el corredor humanitario quedó suspendido completamente durante las cinco horas que duró el transporte de vehículos de un lado a otro de la frontera. Las autoridades argumentaron medidas de seguridad.

Los automóviles fueron la prioridad, razón por la que en medio de una temperatura que rozaba los 40ºC, niños, ancianos, personas enfermas, entre otros permanecieron en largas colas durante más de cinco horas que duró la caravana.

Bajo la mirada indiferente de las autoridades venezolanas, quienes esperaban a que fuera reabierto el paso peatonal, mostraron en sus rostros más que cansancio, desesperación, angustia e indignación.

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“Es mucha la humillación que tienen que sufrir este pueblo para poder acceder a lo que por derecho corresponde como es el libre tránsito. Llegue aquí cerca del medio día ya van a ser las cuatro y nada que nos dejan pasara a Cúcuta”, dijo Ramón Jaimes, quien tiene un familiar recluido en un centro médico en el país vecino.

La desigualdad en Venezuela se puso de manifiesto cuando bajo el incesante sol el pueblo que esperaba a que fuera restituido el paso peatonal, se mantenía debajo de una pequeña carpa que no logró cubrir ni a 20 personas, entre ellos adultos mayores, enfermos oncológicos y niños que apretujados se acomodaban uno junto al otro para recibir un poco de sombra.

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Por el otro lado se divisaba la carpa o tienda de campaña dispuesta para proteger del astro rey a los militares venezolanos, alcanzó un tamaño tres veces superior a la instalada para el pueblo e irónicamente la de los militares se encontraba casi vacía.

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