Venezuela

Carreño dice que Chino y Nacho no cantaron en los 15 años de su hija

El diputado chavista aprovechó un debate sobre la corrupción en la Misión Alimentación para sacarse una espina. Llamó "arroceros y jalabolas" al famoso dúo venezolano.

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Foto: Andrea Hernández

En el acta de la sesión de la Comisión de Contraloría de la Asamblea Nacional del miércoles 9 de marzo de 2016, junto al mayor general Carlos Osorio, aparecerán los nombres de las últimas estrellas de la política venezolana: Chino y Nacho.

En medio de la discusión sobre la corrupción en la importación de alimentos, el diputado Conrado Pérez (PJ-Trujillo) le jugó una broma a su colega Pedro Carreño (Psuv-Delta Amacuro). Para desmontar el relato de la «guerra económica» y los ataques del «imperialismo», Pérez le echó en cara al chavista que había compartido en una fiesta con Chino y Nacho. «Lo tenías escondido, vi la foto», deslizó el joven trujillano exudando ironía.

Carreño acusó el golpe de inmediato. Aguijoneado por el opositor, levantó la mano y exigió su derecho a réplica. «Primero, esos 15 años no eran de la hija mía. Segundo, ellos no estaban ni invitados ni contratados. Tercero, se pusieron a cantar para que yo les resolviera un problema». Dicho esto, el oficialista concluyó su intervención señalando que Chino y Nacho «son arroceros y jalabolas».

La defensa de Carreño desató las risotadas de los representantes de la Unidad Democrática, a los que no convenció aquello de que el famosísimo dúo venezolano se coló en unos 15 años como «arroceros».

Retomada la calma, la mayoría de la Comisión de Contraloría decidió crear una instancia especial para investigar los manejos en el Ministerio de Alimentación, por donde pasó el mayor general Osorio. La diputada Manuela Bolívar (VP-Miranda), quien propuso la averiguación, indicó que la Misión Alimentación ha administrado 142 mil millones de dólares «y no hay alimentos».

«¿Dónde están los reales? Aquí ha habido una mezcla de robo con ineficiencia», espetó Bolívar. La legisladora ya no se refería a aquella fiesta de 15 años, sino al supuesto festín de corrupción de los últimos 17.

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