Venezuela

Cómo tener esperanzas...

...en momentos de crisis. No hay una fórmula, ni una receta, lo que debe haber es ganas y voluntad de tenerla. Un gobierno de liderazgo tan negativo como el de Maduro no puede inspirar esperanza, y una Mesa de la Unidad Democrática (MUD) tan alejada de las necesidades y el clamor de la gente, aún menos.

Publicidad

En política la esperanza se construye con confianza, cosa que se suma a la amplia lista de productos escasos, un «líder» que regaña a un «cuadro» político porque quería entregarle un «papelito», exigiendo disciplina, que por cierto no práctica en el momento de conseguir solucionar los problemas económicos del país, y por otra parte una dirección política opositora que niega o evade su responsabilidad ante hechos de violencia contra una funcionaria policial, señalando a «infiltrados» sin pruebas, demostrando así la incapacidad de controlar una manifestación convocada por ellos mismos, pero pretendiendo convencer a la gente de que así pueden gobernar un país, es sin duda un cuadro que difícilmente puede generar alguna esperan.

Pero no todo es malo. Ante una crisis que han causado los políticos y burócratas gobernantes, la ciudadanía venezolana ha demostrado su capacidad de regeneración, solidaridad y voluntad de transformar lo que está mal.

El intercambio de medicamentos, las redes solidarias que se han generado, la Contraloría Social del hambre que ha hecho que gente se organice para ofrecer un plato de comida a quien lo necesita, la vocación democrática de la mayoría de un país que desea que la reconducción pase por una sólida transición democrática en contra de totalitarismos y discursos de odio de parte y parte, nos hace redescubrir que nuestro país no sólo tiene las condiciones sino la gente para lograr salir de esta, una de las peores crisis.

Algunos se van, y no los critico, pero los que nos quedamos estamos demostrando permanentemente de lo que estamos hechos, y servimos de ejemplo para nuestros hijos que un día nos preguntarán que hicimos por nuestro país en el peor momento de nuestra historia contemporánea y podremos responderles con la frente en alto.

Esta crisis no se resolverá mañana, ni sólo con un revocatorio, aunque éste pueda ayudar sin duda. Reconstruir los tejidos sociales, y reformular un sistema económico que de piso para volver a soñar implicará más sacrificio, pero primero debemos lograr que los responsables sean los primeros que paguen por este desastre, para dar la confianza de que valdrá la pena el esfuerzo, sin impunidad.

Lo otro será el diálogo, pero no de las actuales cúpulas, sino de la pluralidad de actores que deberemos ponernos de acuerdo de hacia dónde queremos ir como país, en el marco de la Constitución y las Leyes, para después dirimir nuestras diferencia democráticamente.

Nuestro país, de manera soberana tiene que construir su propia esperanza de transformación, y aquellos que esperan que otros sean los que nos resuelvan los problemas hoy debemos dejar la comodidad, para asumir nuestra responsabilidad y no dejar que los peores sean los que nos gobiernen.

Tendremos la esperanza que nos demos… Empecemos.

Publicidad
Publicidad