Venezuela

ENTREVISTA | Juan Barreto: "el gobierno necesita rectificar y tomar medidas"

Juan Barreto, el que fuera segundo Alcalde Mayor electo en Caracas, está hoy en un limbo rojo ante los ojos de las altas esferas del poder por ubicarse en un espacio autodenominado como “chavismo crítico”. Ha cuestionado al madurismo —una tendencia, como él mismo identifica, dentro del chavismo— que no ha tenido la misma capacidad de liderazgo para asumir decisiones ante la crisis sin precedentes que padece Venezuela.

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Juan Barreto
Fotos: Harold Escalona

En ese limbo, es ahora objeto de lo que él llama una «persecución judicial». Asegura que a diario recibe dos o tres amenazas de muerte por teléfono. Posiblemente, para evitar que se materialicen, el hombre que abre y cierra el portón reforzado de la casa empuña un fusil de asalto, cuando circulan dos camionetas último modelo para estacionarse en el patio.

La casa de Barreto –comprada hace 10 años, dice- está ubicada en la parroquia El Cementerio, del oeste de Caracas. Resalta en la calle, desde lejos. Frente a la entrada hay un camión de REDES, el partido político que lidera este controversial periodista y político. La fachada es además punto de encuentro para cuatro hombres que toman unas cervezas y llevan calado al torso un bolso cruzado, similar al que usan para portar sus armas de fuego los escoltas motorizados.

Tenido como uno de los más controversiales analistas políticos desde las entrañas del chavismo, este periodista, abogado, sociólogo y  doctor en ciencias sociales, accedió a conversar con El Estímulo para darnos su visión sobre el cuadro actual del país, acaso el más complejo en nuestra historia reciente.

Cuestiona las indefiniciones de Maduro, dice que en realidad el socialismo no ha llegado, duda de la atroz existencia de los colectivos armados, ve al chavismo como una suma de tendencias y un campo minado, y cree que debe haber un diálogo inclusive entre los propios chavistas para evitar que en Venezuela la sangre llegue al río.

La propiedad luce imponente, en medio de las construcciones antiguas de la zona. Es una casa de tres pisos, cubierta de 7 metros y medio de frente por unos 150 de largo, como luego él corrobora. Por dentro, sus paredes son de concreto, tiene seis niveles levantados al antojo y gusto de su dueño. El techo del último piso es de fibra de vidrio transparente, que se desplaza con un motor para dejarlo convertido en terraza, donde tiene su propio huerto, descuidado por la política, cuenta.

Juan Barreto

El nivel donde nos recibe es un amplio salón dividido por una media pared, entre la amplia cocina y de la sala. Allí conversamos rodeados por el olor a pescado frito.

En uno de los descansos de la escalera destaca una obra de arte que admiro como una buena pieza de Soto. Pero rápidamente me corrige y me dice que es una imitación que hizo él mismo.

Juan Barreto

Poco después de la entrevista personal y ante el anuncio que hizo la rectora Tibisay Lucena, presidenta del Consejo Nacional Electoral (CNE) sobre la posible fecha de recolección de firmas equivalentes al 20% del padrón electoral para finales de octubre, “si se cumplen los requisitos”, pulsamos vía telefónica la opinión de Barreto sobre este tema y consideró que no cree “conveniente para el país en este momento un referéndum revocatorio, eso no le haría bien.

Lo que necesita el gobierno es rectificar políticas, tomar medidas (…)Una cosa es pedir la renuncia de Maduro y otra que salga el chavismo del poder”.

Pero afirma que dentro de la oposición “no se van a poder poner de acuerdo. Todos tienen aspiraciones, y si salen tres candidatos por la oposición, porque no logran ponerse de acuerdo, no van a derrotar al chavismo”.

Sobre el presidente de la Asamblea Nacional, Henry Ramos Allup, quien anunció en días pasados que sería presidente de la República si llega a ser el candidato, dijo que “vive su oportunidad de oro, está viviendo una resurrección, su primavera en invierno”.

Juan Barreto

Al pasearse por los nombres del chavismo como Diosdado Cabello, Miguel Rodríguez Torres o Tareck El Aissami, Barreto señala que todos tienen aspiraciones presidenciales. Sobre Falcón refiere que está en una posición ambigua y que no termina de definirse dentro de la oposición.

En su casa, la conversación giró en torno al momento que enfrenta el país y el chavismo. Está convencido de que hace falta un ajuste de cuentas y de la conveniencia de que toda la sociedad se convierta en un pueblo en armas.

-¿Cree que el chavismo crítico le hace daño al gobierno en este momento?

La crítica siempre es buena. Contra la crítica siempre hay argumentos que son muy peregrinos. Uno de ellos es «este no es el momento». Habría que preguntar cuándo es el momento, y quién establece cuál es el momento; quién da la señal de partida. Porque con base en ese momento nunca se crean los mecanismos ni los canales para que la crítica fluya, y siempre la crítica es aplastada.

-¿Usted se siente sospechoso?

No, no, para nada. A veces yo digo: ¿pero de verdad creerán que yo soy traidor, salta talanquera? Yo no me siento así.

-¿Resulta incómodo para el gobierno?

Podría ser para algunos. El gobierno no es una cosa homogénea, hay de todo. Creo que es un terreno minado, es un campo de muchas tendencias y corrientes. Revolucionarias, socialistas, socialdemócratas, de derecha, y eso ha hecho que esta lucha de tendencias al interior del Estado-gobierno retrase algunas políticas, que haya zigzagueo, divisiones, marchas y contramarchas. Un día vemos a ministros como (Miguel) Pérez Abad y después nombran otro ministro que está más hacia la izquierda. Uno dice: ¿esto para dónde va finalmente? ¿para allá o para acá? Están corrigiendo rumbos.

– ¿Cree que la salida de Pérez Abad, por ejemplo, es corrección del rumbo?

Pareciera que hay una cierta corrección de rumbo. Creo que su salida tiene que ver con dos cosas: con el aumento de tarifas de las telefónicas que al parecer Pérez Abad lo autorizó sin haberlo consultado con el tren ministerial. Este tipo de cambios no terminan de ser explicados, y los que acompañamos el proceso, que somos parte de una alianza, no formamos parte de ningún espacio donde se conozcan las decisiones que se toman. No se trata de cargos, yo en lo personal le he dicho al presidente Maduro que no quiero cargos.

El presidente dijo, comenzando la gestión, «gobernaré con el Polo». Eso es una promesa que está por verse, yo no creo que esté incumplida, pero no ha tenido viabilidad. Se crearon los consejos presidenciales del Poder Popular y luego se eliminaron, se sacaron del juego. Yo creo que fueron atropellados por ministros, viceministros y toda la estructura del poder que se vio retrasada por el pueblo entrando en la toma de decisiones y en el control de la gestión. Esas vacilaciones, esa incapacidad que ha tenido el gobierno para darle poder al pueblo es real. Y cuando uno dice pueblo no hay que asustarse, pueblo somos nosotros también, pueblo es la sociedad organizada.

– ¿El gobierno del presidente Maduro perdió el rumbo?

Pudiera ser considerado como una ajuste, como una corrección de rumbo, como una rectificación…

-¿Qué tiene que rectificar el presidente Maduro?

Nosotros hemos dicho, por ejemplo, que hace falta una política monetaria que tenga un nuevo anclaje cambiario, y conseguir un banco internacional que nos permita un nuevo anclaje cambiario significaría una revolución financiera.

Juan Barreto

-¿En revolución es válido el diálogo?

No solamente es válido, la base de todo proceso revolucionario es la crítica, la autocrítica. No debería ser un hecho extraordinario, sino un hecho cotidiano. Deberíamos asombrarnos cuando no haya diálogo.

– Entonces deberíamos estar asombrados en este momento porque no hay diálogo en Venezuela, ni dentro del chavismo o el madurismo, ni con quienes le adversan.

El diálogo tiene que entrar por casa. En el chavismo, para mantenerlos permanentemente de acuerdo y para conocer su desacuerdo y disipar las tensiones que son naturales en la política. Nadie debería asombrarse porque haya tensiones; en las diferencias por profundas que sean tienen que existir los escenarios naturales para que se resuelvan, eso es lo primero. En segundo lugar un diálogo permanente con toda la sociedad.

-¿Por qué no lo hay?

Por la tirantez política. ¿Quién la empezó? No lo sé. La polarización política ha traído como consecuencia que se extremen las posiciones, y llegó un momento en que casi toda la sociedad nos llevó arrastrados a posiciones extremas. Eso liquidó la posibilidad de diálogo. O nos entendemos o nos matamos. Esa es la historia de la humanidad. Ahí están los palestinos y los judíos, tienen 40 años llamando al diálogo y se están matando.

– Pero matarnos sería muy terrible para los venezolanos…

Sería terrible. La cosa es que no lleguemos a eso.

– ¿Cómo evitarlo?

Conversando y llegando a acuerdos, por difíciles que sean. Si lo lograron los salvadoreños que estuvieron en guerra, los sandinistas (Nicaragua) y en Sudáfrica, qué le cuesta a Leopoldo López decir «me equivoqué» —por una decisión política equivocada hubo una situación grave— y al gobierno decir «bueno, estás en libertad». Aquí hubo una pacificación en los tiempos de Caldera, y muchos guerrilleros se acogieron a ciertas medidas de gracia. En Colombia hay una guerra.

– En Colombia se han sentado guerrilla y Estado

Yo creo que hay que sentarse.

– ¿Cómo puede darse el primer paso para sentarse?

En primer lugar bajar el tono emocional, bajar la retórica, con respeto mutuo y el reconocimiento del otro. Chávez lo planteó en la Asamblea Nacional y fue un escándalo internacional cuando dijo lo primero que tiene que hacer Uribe es reconocer a las FARC como factor beligerante. Santos lo hizo, la reconoció como factor beligerante. En Venezuela, afortunadamente gracias a la providencia, no hemos llegado a esos extremos, a pesar de que se han montado grupos paramilitares. Hay mejores condiciones para dialogar porque al menos no hay demasiada sangre involucrada, gracias a Dios.

– Si estuviera en sus manos, como parte de ese chavismo crítico, tomar la iniciativa para sentarse con la oposición a dialogar, ¿lo haría?

Me reuniría con el gobierno para hacerle algunas propuestas de carácter político, pero que también ayudarían a resolver muchas cosas.

– Con el gobierno ¿chavista o madurista? ¿Cómo lo llamamos?

Es un gobierno chavista. El chavismo no es un jarrón, no es una cosa, es la suma de una corriente de tendencias, intereses, ambiciones que se organizaron alrededor de la figura de Chávez, que con su liderazgo logró unificarlas y llevarlas en una dirección. Con su muerte se debilita el liderazgo de quien lo sucede. Ese liderazgo no ha sido capaz, hasta ahora, de convocar a los factores que convergen alrededor de esa nomenclatura que llaman chavismo para crear una dirección colectiva que sustituya las fallas de la ausencia de Chávez.

– ¿El gobierno no está atendiendo a esa suma de voluntades?

Ha venido sustrayéndose del debate, y en esa misma medida ha venido aislándose o tratando de aislar a aquellos sectores que no forman parte de las corrientes que hoy hacen gobierno. Hay dos chavismos: uno que forma parte de las decisiones del gobierno, y otro en la calle realengo, el chavismo crítico, que históricamente ha venido votando por Chávez. El gobierno debería ir hacia ese chavismo en primer lugar, buscar dentro de nuestra gente qué es lo que pasa que hay grupos descontentos, rebeldes.

– ¿Cuál es la crítica que le hace al presidente Maduro?

Él debe convocar —de manera sincera y abierta— a todos los factores que en algún momento han formado parte del chavismo, y tirarnos una encerrona y crear un espacio de reconciliación, incluso de perdón.

– ¿Hay tanto que perdonar dentro del chavismo?

También, siempre, en las parejas, entre los hermanos nos hacemos vainas. Por ejemplo a mí en el 2008 me investigaron y lo hicieron para anularme políticamente. Yo con una disculpa me conformo. En primer lugar propondría una amnistía dentro del chavismo en la que, con respeto, se convoque a todas las fuerzas y sin descalificaciones hagamos un ajuste de cuentas: qué hemos hecho en estos quince, diecisiete años, dónde nos fracturamos, dónde nos separamos y cómo puede hacerse un programa mínimo que nos reconcilie y nos permita reencontrarnos con la sociedad. Y desde ahí, los chavistas ya unidos convocar al otro sector de Venezuela a ver cómo avanzamos. Una agenda mínima de superación de la crisis que tiene que ver en primer lugar con lo económico, con el abastecimiento.

– ¿Pero no tiene que ver con el modelo?

La oposición de derecha de manera interesada siempre dice que hay un fracaso del modelo socialista. Cuando yo volteo para los lados yo lo no veo.

– ¿Y no ve un fracaso en las colas?

Aquí nunca ha habido socialismo. El socialismo no es estatismo, no es el Estado en poder de todas las empresas. Ese fue el modelo soviético que fracasó contra el capitalismo de Estado. Lo que fracasó fue el Estado rentista.

– ¿Y no se supone que contra ese Estado rentista luchó el presidente Chávez? No hay socialismo dice, y ¿hay democracia?

En ninguna parte del mundo ha habido socialismo. El socialismo es una tarea pendiente, es un asunto por hacerse.

– ¿Y hay democracia?

Sí hay democracia. Hay instituciones débiles pero hay democracia. Nosotros los venezolanos no hemos sido capaces de creer en nuestra Constitución, la proclamamos a los cuatro vientos pero no la fortalecemos. Nadie respeta un semáforo, si la gente pudiera se comiera los semáforos.

– La gente también se come los semáforos porque tiene miedo de que la asalten

Claro, también. Se han desbordado problemas como la inseguridad, que yo creo gravísimo y tienen que llevarse a cabo políticas. He hablado bastante con Rodríguez Torres, que es mi amigo, y lo conozco hace tiempo. Espero que eso no me vaya a acarrear otra sanción, porque como Rodríguez Torres también es mal visto por algunos sectores… Yo no tengo ningún acuerdo, ningún pacto con él.

-¿Es mal visto por cuál sector?

Por algún sector que no lo quiere. Yo he visto también que le dicen traidor.

– ¿Cuántos sectores hay en el chavismo?

Más bien habría que ver cuántos hay en la oposición, y qué que bueno que haya muchos.

– Pero estamos hablando del chavismo, no de la oposición

Nosotros somos comuneros y consejistas, somos muy comunistas, pero yo soy muy amigo de Rodríguez Torres y de Florencio Porras que no son comunistas y que se autodefinen como soldados nacionalistas bolivarianos y patrióticos, y que dicen que esa convocatoria al socialismo por parte de Chávez fue un error. Yo con ellos dialogo, sin calificarlos ni descalificarlos, porque pienso que son también una corriente dentro del chavismo, y que el bolivariano mismo debe ser la raíz que nos articule.

– Y con Elías Jaua ¿dialoga?
¿Ah?

– Con Elías Jaua ¿dialoga?

Elías Jaua es buen amigo mío, de toda la vida. Tengo mucho tiempo que no hablo con él, desde las elecciones de alcaldes del año 2003.

– ¿Y con Tareck El Aissami?

Con El Aissami tengo una buena relación. Mi problema con él no es personal. Pregúntale a cualquiera de ellos, yo nunca he tenido una confrontación personal con ellos.

– ¿Y con (el gobernador Francisco) Ameliach?

Nos saludamos con mucho afecto, porque yo a Ameliach lo conozco desde la conspiración del 4 de febrero (1992). Hay muchos elementos de recuerdos comunes.

– ¿Y con Francisco Arias Cárdenas?

Cuando empecé a respirar al lado del movimiento bolivariano, antes del golpe del 92, lo hice de la mano de un camarada llamado Kléber Ramírez y él era enlace con Arias Cárdenas. Yo llego primero al chavismo más cerca de Arias Cárdenas que de Hugo Chávez. Lo conozco muy bien desde hace muchos años. Estamos desencontrados, la última vez que nos vimos fue en un baño en el poliedro.

– Pero entonces está usted muy desencontrado de las diversas facciones del chavismo

Bueno la vida es así, une y separa. Yo quiero que en este momento nos una.

– ¿Y se puede unir el chavismo en torno al presidente Maduro?

Se puede unir en torno al presidente Maduro

– Pero lo dice con duda…

No. Lo digo esperanza, con expectativa. Yo aspiro a que el presidente Maduro lleve a cabo algunas rectificaciones que son importantes, que están en los puntos que elaboramos, en el decálogo… en la propuesta de REDES para la rectificación, que es un golpe de timón, y el seguimiento de un programa que salve la República, así lo dice.

– ¿Está la llamada Quinta República a punto de perderse?

Está toda la República, la cuarta, la tercera, podríamos fragmentarnos, esto podría terminar, cosa que yo no deseo, se agravará la crisis con fósforos. Podría terminar en una situación grave, lamentable. Hay países que mueren.

– ¿Por qué no se toman las medidas que hay que tomar para evitar, como dijo anteriormente, que haya más sangre involucrada?

La pregunta es para dónde van los tiros, cuál es la inspiración de este gobierno, cuál es su orientación.

– Pero ¿si usted no tiene claro cuál es su orientación es porque no es la misma que propuso el presidente Chávez?

Chávez se dio cuenta en algún momento del camino de que se había perdido la brújula, y de manera autocrítica dijo «hace falta un golpe de timón» y cuando lo dijo estaba asumiendo que se perdió el rumbo. Lo decretó en su última comparecencia ante el Consejo de Ministros. Yo tengo mucha confianza en Juan Arias, él se ha preparado para eso, para que surja de verdad un modelo de economía mixta. Por qué le vamos a tener miedo a eso, si el que se quiere comer una arepa se la come así la haya producido Lorenzo Mendoza o una comuna. Lo que nosotros necesitamos es producción y calidad. Juan Arias está haciendo todo un proceso de ingeniería para lograr calidad.

– Pero ¿cómo encaja la empresa privada en el Plan de la Patria en este momento?

Está en el Plan de la Patria, no solamente ahí, está en la Constitución.

– El Plan de la Patria la minimiza. Le da preeminencia a la propiedad mixta, a la propiedad social y a la propiedad comunal. El Plan de la Patria habla solo una vez de libertad en todos los contextos.

Libertad debe estar muy triste…Mira, lo que pasa es que los ricos llaman a su práctica económica —que no es otra que la explotación del trabajo ajeno— libertad. Habría que preguntarle a un obrero que trabaja ocho horas diarias, y a veces sobre tiempo, si se siente libre. La libertad que yo quiero es de la que hablaba Marx, la emancipación del trabajo, cuando el hombre se hace dueño de su propio trabajo.

– ¿Y que haría Juan Barreto con los militares?

Yo creo que los militares deben ir cediendo su espacio a la sociedad organizada. Nosotros tenemos que salir poco a poco—y esto es muy polémico lo que te voy a decir— de la consigna nazerista (por el líder nacionalista egipcio Nasser) de la unión cívico-militar a la del pueblo en armas. Y eso significa que los militares deben ir cediendo espacio y privilegios a la masificación y democratización del poder militar del Estado. Como las instituciones son débiles la única que tiene cierta fortaleza por su disciplina, su subordinación y su capacidad técnica es la de los militares. El Estado se ha recostado sobre la institución militar para compensar sus propias carencias y eso ha pervertido el ejercicio de la función castrense.

-¿La sociedad venezolana esta militarizada?

¿Porque hay presencia de militares está militarizada? Eso es como decir que porque ahora Aristóbulo es vicepresidente y es maestro la vicepresidencia se maestrizó. No, cuando un militar asume una función gerencial es un gerente.

– ¿Fue estratégica la decisión del presidente Nicolás Maduro de otorgarle los poderes ejecutivos que le otorgó al ministro de la defensa Wladimir Padrino?

Si hay una crisis humanitaria, como dice la oposición, ¿por qué no darle el poder de solucionar ese problema a la institución que mejor funciona, que tiene la disciplina, capacidad? Démosle al menos el beneficio de la duda, sin el temor o el prurito de que se está militarizando la sociedad.

– ¿En este contexto cómo conviven los colectivos?

¿Cuáles colectivos? Hay una mitologías sobre los colectivos, ¡los famosos colectivos de la muerte! Los colectivos han tenido la oportunidad de expresarse sobre la base de los hechos concretos.

-¿Los colectivos armados no existen?

El 13 de abril (de 2002) hubo un golpe de Estado. Si esos colectivos de la muerte existieran hubiesen aparecido ahí.

– Usted está hablando del 2002 y hoy estamos en el 2016, y ha corrido mucho agua, gracias a Dios agua y no como usted dijo, tanta sangre.

¿Dónde están? ¿Por qué no aparecieron los colectivos durante las guarimbas de hace dos años, cuando un sector de la oposición decidió incendiar Venezuela?.Los colectivos han podido salir a matar gente y eso no pasó, es decir, ese enfrentamiento entre bandas armadas, grupos armados de carácter paramilitar, porque no son militares formales, provenientes del chavismo —que es hacia donde se señala— no se vieron.

– Pero estamos hablando de hoy. ¿Alexis Vive no existe y no está armado? ¿La Piedrita no existe y no está armada?

Te voy a contestar lo que yo sé, en todo caso entrevístalos a ellos, ellos tendrán su verdad. Nosotros no formamos parte de esas estructuras y no tenemos nada que ver con ellos. Con Alexis Vive sí tenemos una relación fraternal de amistad, y lo que he visto de ellos es una panadería, una radio, una cancha de usos múltiples, la distribución de leche y carne que hacen los jueves y los sábados. Nunca he visto una parada militar de Alexis Vive, de otros grupos sí, de Alexis Vive no.

– ¿De cuáles?

De grupos locos que salen y después desaparecen. Me acuerdo que había uno que se llamaba Carapaica, que salían retratados con unos fusilitos viejos.

-Fusilitos viejos, pero fusiles.

Ok, pero yo creo que esos son grupos delincuenciales.

-¿Es decir que los colectivos armados son delincuenciales?

Un grupo que aparece con unas armas ilegales, encapuchados y que esas armas no se las dio la sociedad, no se las dio el Estado, son grupos ilegales, sean de derecha o izquierda, y lo que están haciendo es ilegal, es delito. Si tú sales con una arma que no está registrada es ilegal, amparar eso es tonto.

– ¿Qué haría con esos colectivos armados si fuera autoridad?

Yo no sé en qué condiciones están, deben estar bachaqueando, haciendo cola como todos los venezolanos. Yo no los veo circulando por las calles, enfrentando una delincuencia ¿Qué están haciendo, dónde estarán esos colectivos? Para mí es un misterio, yo no veo permanentemente ninguna actividad armada.

– Pero se han visto puntualmente cuando ha habido movilizaciones de la oposición y han agredido recientemente a los periodistas

Si esos grupos armados agreden a los ciudadanos tienen que ser reprimidos.

– Es decir que ¿Juan Barreto reprimiría a los colectivos armados si fuera autoridad?

Si agreden a los ciudadanos.

– Y si no los agreden ¿los dejaría con las armas que son ilegales?

Conversaría con ellos como el gobierno de Colombia está hablando con las FARC, con el ELN para pacificarlos, para quitarles los fusiles, para ponernos a hablar de otras cosas, incorporarlos a la producción. Estoy seguro de que lo lograría, porque eso no se justifica. Yo creo que la comuna organizada tiene que ir prefigurando un nuevo Estado y tiene que crear sus instituciones de seguridad y autodefensa. Eso es otra cosa, donde la sociedad vaya asumiendo roles, por ejemplo, policiales, de seguridad, de defensa.

– ¿Es decir que los colectivos armados encajarían perfectamente en un Estado comunal?
No, eso lo estás diciendo tú.

– No. Estoy preguntando.

El término colectivo me parece tan bonito así como el término comunismo. Lo colectivo es bonito. El término colectivos ya es peyorativo y peligroso, se ha vuelto una distorsión del lenguaje. Pareciera que lo privado, lo individual es chévere, pero lo colectivo, se erige como un peligro.

– Armado al margen de la ley es un peligro.

Armado al margen de la ley es un peligro. Llegamos a un acuerdo

– ¿Pero sí reconoce su existencia?

¿Ah?

– ¿Sí reconoce su existencia?

No los he visto actuar. Los he visto en la prensa, en la que hay unos montajes. Yo creo que eso es una leyenda urbana, una mitología. Quién va a estar de acuerdo con que a Julio Borges le hayan caído a golpes; que un grupo de gente se organice y se arme para hacerle daño al resto de los ciudadanos porque no comparten sus ideas, eso me parece una atrocidad, una bestialidad. El que esté de acuerdo con eso, que promueva eso, está loco. Ahora, la sociedad debe organizarse para resolver los problemas comunes.

– La sociedad debe organizarse ¿armada?

Eso no es ilegítimo o malo, depende de cómo se haga. El otro día leía en El Nacional que los vecinos del este se organizaban para combatir la inseguridad. Eso es una noticia buena, ¿y eso lo vamos a llamar colectivos? Eso es un grupo de ciudadanos que está organizándose para cuidar sus bienes, su vida. ¿Es un colectivo armado?

– No tiene comparación una empresa de vigilancia, que está apegada a la ley con este grupo de personas armadas de las que no se sabe cómo obtuvieron esas armas de guerra. Bueno, a lo mejor usted lo sabe…

No, yo no sé, y tú me estás viendo como si yo tuviera relación con eso, y eso es algo que yo no conozco ni comparto.

– ¿Cuál es el mayor defecto del presidente Maduro?

Lo conozco desde que éramos chamos

– ¿Cuánto tiempo tiene que no habla con él, por cierto?

Lo vi en enero de este año, el 8 de enero nos reunimos con el presidente Maduro. Ese día solo nos saludamos. Tengo que no hablo con él casi un año, pero nos conocimos desde chiquitos. Quien mete a Maduro a militar en la izquierda fui yo. ¿Qué creo yo que le pasa al presidente Maduro?

– Qué le pasa al presidente Maduro es un asunto, su mayor defecto es otro. Pero ya que habla de qué le pasa, respóndame las dos preguntas.

Yo creo que le ha faltado confianza del pueblo, y ese es su principal defecto.

– ¿Cómo cree que va a pasar el presidente Maduro a la historia?

No lo sé. Cómo quisiera es otra cosa.

– ¿Por qué no lo sabe?

Porque la historia está en marcha, está en progreso, los meses que vienen van a ser decisivos. El presidente Maduro puede pasar la historia como el continuador de Chávez, y ojalá corra como el que abrió el torrente, el poder a la participación directa del pueblo. O puede pasar como el que permitió la restauración de la burguesía del poder. En fin…

– ¿Estamos mejor hoy que en 1998?

Estamos distinto, mejor o peor no, no me encasilles. Bien-mal, mejor o peor, esos son pares opuestos. Hay grandes avances que no se pueden tapar.

– Pero pareciera que los avances no son más que las dificultades que los venezolanos atravesamos en este momento.

Yo lo que quiero es que los avances que se lograron en estos años de chavismo, que son muchos, no se pierdan.

– ¿Hoy la gente no está muriendo en los hospitales, por falta de medicinas?

Antes había cosas insoportables que fueron las que hicieron posible la llegada de Chávez al poder, y muchas de estas cosas han avanzado de manera retrógrada.

– ¿Estamos hoy como en 1998?

Sin duda estamos en otra etapa, estamos de manera distinta. La historia no se repite. Creo que estamos en otro momento y afortunadamente el pasado se superó.

– ¿Y cuánto nos va a costar salir de este momento?

No lo sé. Hay que tomar medidas drásticas, medidas dramáticas.

– ¿El presidente está en capacidad de tomarlas?

Espero que sí, yo apuesto que sí.

– ¿Y por qué no las toma?

Le falta presión social, de repente se siente solo.

– Pero qué más presión social que las movilizaciones que ha habido por falta de medicinas, por falta de comida.

Hay cosas que no se pueden resolver inmediatamente. Presión social tiene que ser de acompañamiento, propositiva, no puede ser una marcha exigiendo comida, porque Maduro no tiene un restaurant. Yo apuesto a los CLAP, ojalá no se sectaricen. (Los CLAP son los comités organizados por el gobierno para racionar los productos básicos)

– ¿Cuánto tiempo tiene que no habla con Freddy Bernal?

Hace como tres meses. Nos vimos en un acto de los trabajadores de la construcción. Contrario a lo que la gente cree Fredy es muy amigo mío, nos llamamos los cumpleaños. Pero además del amiguismo y el compañerismo yo creo que él es un tipo trabajador, el que lo hayan puesto ahí está bien. Así como criticamos, también apoyamos muchas decisiones.

– ¿Barreto tiene miedo?

No soy sociópata, pero uno como que se va acostumbrando al friíto del momento anterior al examen final, a vivir en vilo. Como a todo ser humano, algunas cosas me asustan, siento miedo a algunas vainas, pero no me paraliza, no deja que no actúe.

– ¿A qué siente miedo?

A doblegarme, rendirme, callarme, que algo logre atemorizarme porque es difícil este camino.

– ¿Tienen miedo de que lo maten?

Lo he pensado. Todo ser humano tiene conciencia de que la muerte lo acompaña, pero uno no piensa en eso todos los días.

– ¿Tienes miedo de morir políticamente?

En política no hay muerte definitiva. Jóvito Villalba lo decía, uno siempre resucita, si tiene programas, proyectos y sensibilidad, uno siempre resucita. A mí me han tratado de matar políticamente.

– ¿Se siente el ave Fénix?

No, yo no tengo ninguna pretensión. Los políticos tienen que ser humildes como las piedras, y ese rasgo se ha perdido mucho en la política.

-¿Que tan cerca está Juan Barreto de la humildad?
Eso es como el horizonte

-Pero mientras más uno se acerca, se aleja

Es así, no tiene fin. Es buscarlo.

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